En los 60 adquirió su primer cuadro en una pequeña subasta, cuando aún era estudiante de ingeniería. Hoy en día, la colección de Jaime Sordo incluye una amplia variedad de pinturas, esculturas, vídeos y fotografías. La muestra al público por primera vez en Zaragoza, en el Palacio de Sástago. 'Gabinete artístico. Colección de Arte Contemporáneo Los Bragales' incluye 65 piezas de 61 artistas de la talla de Antonio Saura, Miquel Barceló u Óscar Domínguez.

"Para mí, todas las obras son como unos hijos", aseguró el coleccionista, que ha montado la exposición con la ayuda de los comisarios Miguel Marcos y Fernando Castro. "El nombre 'Los Bragales' es un homenaje a la finca de Santander donde Sordo guarda todos sus tesoros", explicó Marcos. A excepción de las fotografías -que están en el TEA de Tenerife-, todos ellos podrán verse en la capital aragonesa hasta el dos de mayo.

"Ahora la sociedad podrá disfrutas de estas obras, y esa es la función más importante del arte", dijo Marcos ayer en la inauguración. Castro, profesor de Estética y Teoría de las Artes en la Autónoma de Madrid, añadió que la idea -auspiciada por la Diputación Provincial de Zaragoza- es "excelente", porque "pocos lugares albergan colecciones particulares", a pesar de que sin ellas el sistema del arte no funcionaría. "Críticos, artistas, medios, coleccionistas: todos son igual de imprescindibles", afirmó.

Los dos comisarios estuvieron de acuerdo en que la colección es bastante amplia, pues abarca muestras de las vanguardias históricas hasta las últimas tendencias de los 80. "También se encuentra el informalismo o la Escuela de Vallecas", comentó Castro, que además resaltó la diversidad de las piezas, que van desde cuadros de pequeño formato hasta otros que, según él, podrían colgarse en cualquier museo. 'Serca-flautista' de Menchu Lamas, por ejemplo, llega a los tres metros de ancho por dos de alto.

También hay escultura. 'Used bodies', de MP & MP Rosado (que muestra a un hombre que sostiene una pierna) es la que más destaca. "La encontré en Holanda: imita la postura de una virgen de un pueblo de ese país", explicó Sordo.

A los ojos de Castro, la colección es tan completa que al apreciarla permite "recibir una lección amable de Historia del Arte". Además, dijo, permite ver "cómo evoluciona el gusto de un coleccionista según sean las tendencias".

"Al conectar con una obra, siento un impacto. Sé que tiene que ser mía y me despierta una gran ilusión", afirmó Sordo, que contó que en esas ocasiones el factor económico pasa a un segundo plano y a veces hasta se endeuda para poder hacerse con lo que le gusta. "Hay que estar como una cabra para ser coleccionista", concluyó.