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Harry S. Keeler, el escritor más bizarro del mundo

Le reeditan en España, inspira historietas, los 'enterados' hablas de él. Pero, ¿quién demonios era Harry Stephen Keeler?

Harry S. Keeler, el escritor más bizarro del mundo
Harry S. Keeler, el escritor más bizarro del mundo
RICHARD POLT

Antes que nada, hay que dejar una cosa clara: Harry Stephen Keeler no era un gran escritor, ni siquiera un buen escritor; aunque, desde luego, era genial. Porque cuando uno acaba de leer una novela de Keeler no sabe qué pensar pero empieza a buscar otra con desesperación.

Y no es para menos. Su obra es una amalgama extraña de personajes y situaciones inverosímiles. Un ejemplo: en 'El enigma del cráneo viajero', que escribió en el 34, el protagonista visita un cementerio especializado en 'freaks'. Allí encuentra la tumba de Legga, la araña humana, una mujer con 4 piernas y 6 brazos. Y a partir de ahí...

No todas sus novelas son así, evidentemente. Algunas resultan más convencionales, como 'Noches de Sing-Sing', quizá la más conocida, que tiene una estructura parecida a 'Las mil y una noches'. En ella, un grupo de presidiarios pasa una noche contándose historias ocultamente relacionadas.

El caso es que en la obra de Harry Stephen Keeler se dan la mano detectives que no lo son, ladrones de guante blanco, personas con deformidades físicas, mujeres fatales, chinos taimados, damiselas inocentes, periodistas perspicaces, frikis de circo, policías grotescos... Y todos ellos se desenvuelven en argumentos raros, enrevesados, inverosímiles.

Keeler nació el mismo año que Agatha Christie pero, a diferencia de cualquier otro escritor de novelas de misterio, su mayor preocupación no era hacer creíble la intriga. El motor que movía su literatura era el afán desbocado por sorprender. Así, el lector de sus obras acaba asistiendo a un espectáculo pirotécnico increíble. Una alucinación.

Antes de sentarse a escribir, Keeler diseñaba lo que él denominaba "maraña", un cuadro sinóptico del argumento de la novela, que se desgajaba una y otra vez en una especie de juego de cajas chinas, con líneas argumentales paralelas, confluyentes, derivadas..., volviendo al punto de partida y abandonándolo poco después.

"Jugaba con las convenciones de la literatura, creando estructuras artificiales muy complicadas, intelectualmente provocativas y divertidas -asegura Richard Polt, presidente de la Harry Stephen Keeler Society (85 miembros en todo el mundo, 5 de ellos en España)-. Escribía sobre situaciones extrañas y sus textos dan la sensación de ser algo fresco y extraño".

Enrevesaba tanto la trama, que ninguna de sus novelas está completamente 'cerrada'. Y eso hace adictiva su literatura.

Ocultismo y ciencia ficción

Si a todo esto le añadimos una pizca de filosofía oriental, unas gotas de ocultismo y parapsicología, algo de crítica al poder establecido -ya sean los militares, el capitalismo o las instituciones mentales-, y una dosis de ciencia ficción, lo que nos encontramos es... un autor de culto.

"Lo bueno es que resulta totalmente imprevisible -asegura Sobórnez, ex bajista de The Refrescos y de Los Petersellers, hoy en Los Granadians-. No se rige por los parámetros de cualquier escritor, y por eso en sus novelas puede pasar cualquier cosa".

Durante muchos años su obra ha dormido bajo las siete lápidas del olvido. Aunque algunos decían que era "el Ed Wood de las novelas de misterio', lo cierto es muy pocos lo conocían y leían. Pero todo ha cambiado en los últimos años: la búsqueda de referencias culturales verdaderamente alternativas, raras, extravagantes o frikis, ha hecho que su literatura haya sido redescubierta.

Primero en Estados Unidos, donde sus novelas alcanzan ya precios astronómicos en las librerías de viejo (hasta 500 dólares), donde la editorial Ramble House ha reeditado toda su obra, y donde escritores e historietistas reverenciados, como Neil Gaiman, han alabado sus libros.

Y luego en España, donde Harry Stephen Keeler es el secreto mejor guardado de la literatura alternativa. Sus libros, que hace unos años podían comprarse en mercadillos y rastros por 1 euro, hoy valen 10, 20, e incluso 30, si tienen la sobrecubierta en muy buen estado, algo verdaderamente difícil.

Escritores como Manuel de Lope o Antonio Orejudo lo han reivindicado, grupos musicales como 28 Sospechosos deben su nombre a una novela de Keeler, y su nombre circula con entusiasmo desbordante en decenas de blogs. Mientras, la editorial que le publicó sus obras aquí en los años 30-60, Reus, ha anunciado ya que va a empezar a reeditarla. "Para la próxima feria del libro de Madrid en mayo estamos preparando una reedición de 'Noches de Sing-Sing' -asegura uno de sus responsables-. Y quizá presentemos también una reedición de 'Las gafas de sr. Cagliostro'. Como Reus trabaja con Gráficas Cometa, resulta que esas reediciones se imprimirán en Zaragoza.

Y José Luis Forte (guión) y Fermín Solís (dibujo), acaban de publicar una historieta basada en un relato de Keeler. "A mí no me parece un escritor friki -subraya Forte-, sino superdivertido. La única pega que le veo es que sus personajes no tienen apenas fuerza. Como les hace dar tantas volteretas en la trama, apenas son un boceto, una pincelada".

Estamos, pues, ante la recuperación de un maldito. Pero, ¿quién demonios era Keeler?

Nacido en 1890 en Chicago, ciudad que prácticamente no abandonaría a lo largo de su vida, tuvo una infancia, adolescencia y juventud difíciles, pero no en mayor grado que muchos chicos de su edad. Su padre, mago ocasional, falleció cuando Harry era un niño, y su madre acabó convirtiendo su hogar en casa de huéspedes, a la que acudían frecuentemente gentes del mundo del espectáculo. Empezó a escribir sus primeros relatos cortos a los 16 años, en una época de su vida que debió ser particularmente inestable: a los 20, su madre lo ingresó en un manicomio.

Un año en un sanatorio mental

Aquella experiencia (estuvo recluido alrededor de un año) le marcó para toda la vida. Muchos de sus libros incluyen referencias a siquiatras, locos, electroshocks o manicomios. Estudió electricidad y trabajó en una fundición de acero mientras empleaba todo su tiempo libre en escribir. Lo hacía de forma torrencial, empleando relatos antiguos o incluso con la ayuda de su mujer, HazelGoodwin Keeler: entre el 1927 y 1942, nada menos que 37 novelas. Se hicieron dos películas basadas en ellas, una de ellas con Bela Lugosi.

Pero sus argumentos se hicieron tan complicados que todos los editores -y publicó además en alemán, holandés, sueco, noruego, checoslovaco, polaco y portugués- le fueron dando la espalda. Bueno, todos no. La editorial española Reus, la misma que ahora lo va a reeditar, es la única en el mundo que publicó sus últimos trabajos, libros como 'El caso de la mujer transparente' o 'Yo maté a Lincoln a las 10.13'. Fue la última ironía del destino en un autor en el que todo lo increíble acababa por ser real. Un autor definido a la perfección por Richard Polt: "Su estilo es torpe y ridículo, es sumamente verborreico, sus historias son poco realistas y sus personajes no tienen apenas profundidad. Pero es un escritor muy bueno. Tiene algo especial, y si tu cerebro conecta con él, sus libros te darán mucho placer y diversión".