PROYECTO PIONERO

Inclusión social a través de la danza

Mujeres subsaharianas asisten a clases de danza contemporánea en el casco antiguo de Zaragoza. Una iniciativa novedosa del programa. Trayectos que quiere contribuir a que las inmigrantes trabajen sus habilidades sociales y adquieran confianza en sí mismas.

No es una clase de danza al uso. Ellas no lucen mallas ni chándales, sino vaqueros ajustados con los que son capaces de hacer gala de su flexibilidad. Las profesoras, Laura Val y Vanesa Pérez, de la compañía Tarde o Temprano Danza, sí visten el atuendo que uno esperaría en este tipo de sesión. La sala de la Fundación Rey Ardid abre sus puertas frente al Teatro del Mercado, en pleno casco antiguo de Zaragoza. Y es que las dieciocho alumnas que llegan a juntarse algunos miércoles por la mañana son un grupo de mujeres subsaharianas, de Guinea Ecuatorial, Senegal y Gambia, que participan en un novedoso proyecto de danza comunitaria que forma parte del proyecto Trayectos.

 

De fondo suena jazz. Marisol, Lucrecia y Aminata practican estiramientos. "De verdad tenemos que notar cómo las manos cortan el aire", las anima después Vanesa mientras empiezan a dispersarse por la habitación. Luego se concentran en el juego de las miradas, se tiran por el suelo y saltan mientras no pierden de vista a una de sus compañeras. "La idea es que se comuniquen entre ellas y no les dé miedo mirarse a las caras unas a otras, ayuda a que se relacionen y pierdan esa vergüenza que muchas veces sufren al sentirse observadas", explica Laura Val.

 

A ritmo de Nina Simone se van incorporando mujeres, hasta nueve. Llegan los estiramientos en el suelo sobre las esterillas azules y el ejercicio de las estatuas humanas, en el que ellas improvisan y proponen la figura que va adoptando la efigie humana que componen entre todas. Para finalizar - la hora pasa muy rápido-, un masaje con pelota y relajación.

 

"Sobre todo se trata de que tomen conciencia de su cuerpo, del peso, de la gravedad, que trabajen la respiración, la relajación? Les ayuda a ganar confianza en sí mismas. No hay una planificación rígida porque depende de cómo va respondiendo el grupo, ni tampoco planteamos como objetivo realizar o reinventar una coreografía concreta", explica la directora de Trayectos, Nati Buil. "Lo importante es que durante esta hora ellas no piensen en nada más que en su cuerpo, que se olviden de su situación, muchas veces dura, y se lo pasen bien y se rían", recalca Laura Val al terminar la clase.

 

¿Lo consiguen? "Al final me duele todo", confiesa con una sonrisa Judith, de Guinea Ecuatorial, que lleva dos años en Zaragoza. "Sobre todo me gustan los ejercicios más movidos y la relajación. Me lo paso bien. Me apetecería ir a un gimnasio", añade. Aminata Gueye tiene 30 años y apenas lleva uno en la capital aragonesa. Por eso empalma con el siguiente curso de conversación en español. "Paso un rato muy agradable. Además estoy haciendo todos los cursos que puedo: de limpieza, de ayuda a personas mayores? lo que quiero es trabajar", cuenta.

 

La trabajadora social de la Fundación Rey Ardid, María Cativiela, aprovecha para acercarse a Marisol y Lucrecia, y ofrecerles un cursillo de informática. Una de las ventajas es que este grupo de bailarinas no ha surgido de la nada, sino que ya vienen trabajando desde septiembre del año pasado en un programa de capacitación de mujeres. Y la danza es lo que las acaba de enganchar.

También escolares

Este proyecto de danza comunitaria cuenta con un presupuesto de 6.800 euros a través del Plan Integral del Casco Histórico (PICH) de Zaragoza. No se reduce a este colectivo de mujeres. Laura Val y Vanesa Pérez, de las 'Tetes' (como se conoce familiarmente a las integrantes de Tarde o Temprano Danza), salen de estampida hacia el colegio Santo Domingo, donde las esperan los chavales de 6º de ESO. Otras dos miembros de la compañía imparten clase a los chicos de de 5º.

 

La actividad se desarrolla también en la escuela de Tenerías, coordinada por la monitora de danza Paula Gelpi. En este caso, el proceso de creación es bien distinto. Los chavales han asistido al espectáculo del libanés Guy Nader y la catalana María Campos, una pieza que parte de la inmigración como una realidad de la sociedad actual y que habla sobre las fronteras y el derecho a tener un sitio en el mundo. Ellos se encargarán ahora de reinterpretarla con su propia coreografía.