ARTISTAS EXTRANJEROS

En Zaragoza por amor al arte

Cuatro creadores foráneos afincados en la capital aragonesa opinan sobre la ciudad que, por distintos motivos, han elegido para vivir. Tienen en común su apuesta por la cultura y su visión de un espacio urbano.

Leo Susana
En Zaragoza por amor al arte
ESTHER CASAS

El fotógrafo austríaco Mooses, un diminutivo de su apellido con el que siempre firma, es un veterano en Zaragoza. Llegó en 1982 porque era el destino del primer tren que pudo coger un día en Madrid y por "confluencias de la vida" aquí continua. A su lado, el neoyorquino guitarrista y cantante Leo Susana, que recaló en la capital aragonesa en marzo de 2006, se convierte en casi un recién llegado. Cuatro artistas foráneos, un adjetivo inadecuado porque se sienten parte de la ciudad, hablan sobre lo que les gusta o no de ella.

 

Mooses se sube hoy con sus alumnos al autobús turístico para "ver la ciudad desde arriba". De ahí su sorpresa por las pequeñas reducciones en el precio del billete para los grupos. "Esta no es forma de promocionar Zaragoza para que sea capital cultural", dice. Pero sí posee para él otros encantos "sobresalientes": "Tiene dos catedrales, la Seo y el Auditorio, un edificio con una arquitectura espectacular". Se confiesa un ferviente admirador de un Puente del Tercer Milenio que "es una obra maestra de arte y funcional, como debe ser el arte", frente a un Pabellón Puente que "solo sirve para que su autora permanezca en la historia".

 

El fotógrafo se apasiona con el barrio de Torrero en el que vive, "que debería ser una república independiente, en él todavía hay mucha vida y cultura en la calle y me gusta estar cerca del Canal". ¿Problemas? "Faltan medios de transporte, carencia que intenta resolver el tranvía, aunque yo creo que en general se debería soterrar todo el transporte, pero en Zaragoza sería muy difícil. No soy técnico", contesta.

Para el negocio del arte ve Zaragoza como una "ciudad durísima en la que hay una especie de dejadez contaminante". Echa de menos más salas y espacios para exponer "que se arriesguen con nombres que no son valores seguros". Mira con algo de escepticismo, aunque expectante, proyectos como la capitalidad cultural de 2016 y Caixa Forum.

 

Unas opiniones que comparte la pintora holandesa Sylvia Pennings, afincada en Zaragoza desde el verano de 1989. Por el trabajo de su marido, llegó aquí con todo su material, recién terminados los estudios en la Academia de Bellas Artes. "Zaragoza tiene una calidad de vida grande, todo está cerca, sobre todo si vives en el centro, pero se puede convertir en una trampa porque te quedas un poco estancada. Yo me veo un poco como en una isla y cuando sales fuera te das cuenta que hay más cosas, mayor oferta, pero también demanda", reflexiona.

 

Tiene claro que sobrevivir del arte es "muy difícil", y echa de menos un "mercado estable", aunque reconoce que hay "galerías muy valientes, pero tienes que salir fuera, porque al final es un mundillo muy pequeño". Recintos como la Lonja los ve "inaccesibles, hay mucha lista de espera" y por ello mira con esperanza hacia la ampliación del Pablo Serrano y el equipamiento Caixa Forum: "Todo depende de cómo se gestionen".

Mirando al Ebro

"En la Expo, por ejemplo, no se contó con artistas aragoneses", añade. Por ello, reclama que el Papellón Puente se convierta "en un espacio cultural". Lo que prefiere de la ciudad es "un paseo por el Ebro con las riberas renovadas".

 

Hacia el Ebro mira también la puertorriqueña Edrix Cruzado. "Soy del agua", dice, además de licenciada en Psicología. Y tiene su propia idea para sacarle provecho a esta arteria: "Por soñar, me imagino plataformas flotantes con esculturas grandes que se fueran cambiando, sería espectacular".

 

Le encanta la ciudad, "es pequeña, pero tiene de todo y ha evolucionado muchísimo desde que llegué", aunque sí lamenta "el cierre de galerías con trayectoria en pintura contemporánea". Sus sitios favoritos son esas cafeterías con un ambiente minimalista como su actual trabajo: "La belleza de lo mínimo, incorporando elementos industriales y naturales". Confiesa que exponer resulta complicado, pero no se queja demasiado, " soy optimista y si vendo una pieza ya me siento satisfecha". Coincide con otros artistas en que la Expo "no se supo vender bien ni sacarle todo el provecho a nivel cultural".

 

Quien todavía está descubriendo la ciudad es el cantautor Leo Susana, parte de Puturrú de Fuá y guitarrista en gira de Huecco.

 

Vive en pleno Casco Histórico magnetizado "por esa convergencia que todavía se respira del toque moderno con lo antiguo". Le ha costado acostumbrarse a la falta "del sistema 24 horas abierto" y todavía se sorprende por el tono al contestar el teléfono. En el campo cultural le ha sorprendido "lo mucho que se depende de las subvenciones públicas" y el poco aprecio "por lo histórico, son muy rápidos en tirar algo para levantar lo nuevo. La eterna construcción".

 

Acaba de regresar de un mes en Amsterdam y ya echaba de menos Zaragoza. Y aunque "maquino mucho, creo y me gusta moverme andando de un sitio a otro", también necesita alejarse de ella. Llegó a través de amigos y "he conocido a gente chula y encantadora, que es lo que más me atrae. Con personas tan locas me siento como en casa".