PREMIO NACIONAL DE HISTORIA

José Antonio Escudero: "Haciendo campaña política pasé una vergüenza terrible"

José Antonio Escudero, catedrático de Derecho. Nacido en Barbastro, ha recibido su tercer Premio Nacional de Historia por 'El Rey. Historia de la Monarquía'.

El catedrático José Antonio Escudero, en una foto de archivo.
José Antonio Escudero: "Haciendo campaña política pasé una vergüenza terrible"
J. M. MARCO

¿A cuándo se remonta su vocación de historiador?

Realmente yo soy un historiador peculiar, porque he llegado a la Historia a través del Derecho, soy catedrático de Historia del Derecho. Y mi interés por la historia se remonta a cuando estudiaba en Barbastro, en la Academia Cerbuna. Tuve una excelente profesora de Historia llamada Rosalía Pardina. Empezó a llamarme la atención porque ella explicaba muy bien.

 

Pero estudió Derecho. ¿Por qué?

Mi padre era abogado, mi abuelo registrador... era una tradición familiar. En la carrera tuve también un estupendo profesor, el catedrático Ismael Sánchez Bella, que fue quien me recomendó para mi tesis a Alfonso García-Gallo -que tuvo también como discípulo a Tomás y Valiente-, y me fui a Madrid a hacerla con él. Me planteé si hacer oposiciones o dedicarme a la universidad y me interesó más el mundo universitario.

 

Tendría mucho interés por lo educativo, porque fue secretario nacional de Educación de UCD. ¿Cómo ve la educación actual?

Me ha interesado siempre lo educativo porque es capital. La generaciones y el futuro están en la educación, en cómo se enseña y qué se enseña. ¿Qué cómo veo la educación actual? Pues muy mal, sin paliativos. Especialmente la secundaria. Lo percibo como profesor, los alumnos llegan a la Universidad con una carencia de formación escalofriante. No saben nada de Latín ni Griego, que son las bases de la cultura occidental. A mí me gustaban muchísimo las Matemáticas y me parece bien que se aprenda Física, lo uno no quita lo otro, que es lo que pasaba en el Bachillerato antiguo. Ahora salen con montones de faltas de ortografía y con una visión particularista fruto de un Estado autonómico mal entendido.

 

¿Se refiere a las materias tal y como se imparten en ciertas zonas?

Sobre todo en Cataluña y el País Vasco, creen que el mundo termina donde están ellos, solo aprenden cuatro cosas locales, y eso es penoso. Más porque son deficiencias en la secundaria, que es cuando la persona se forma. Sobre la educación debería haber un pacto de Estado entre todos los partidos, para que no cambiase cada dos años. Y tendría que ser rigurosa y exigente, con las personas valiosas protegidas con un espléndido sistema de becas. Es lo que pasa en Francia, y en Alemania, Inglaterra o Estados Unidos, he vivido allí y eso es lo que he visto.

 

El punto de vista catalán afecta a la percepción de Aragón. ¿No nos hemos hecho valer?

Aragón era parte y cabeza de la Corona de Aragón. Tan cabeza que cuando había Cortes generales se celebraban en Monzón, que fue un sitio importantísimo. En la Corona de Aragón, la preferencia absoluta la tenía el rey de Aragón. Los diputados aragoneses entraban en las cortes los primeros, y luego los de Valencia y detrás los de Cataluña, porque ni siquiera era un reino, sino un principado. Y ahora se ha producido una inversión histórica en la que parece que Cataluña era el ombligo de la Corona de Aragón. Es falso. Pero todos tenemos la culpa de eso, no lo hemos hecho bien. Que en Aragón se esté discutiendo ahora que el catalán sea lengua cooficial?

 

Su curriculum impresiona, por la gran actividad como investigador, pero también como político?

En política, cuando hacía campaña, lo pasaba fatal, me daba una vergüenza terrible porque hay que hacer afirmaciones rotundas y salir poniendo a caldo a los otros, y a mí eso no me va nada. Yo soy crítico y dubitativo, porque la vida es muy complicada. Una vez, me llamó la atención Aldolfo Suárez en un mítin, porque dije algo así: 'Yo no os pido que votéis a UCD, votad a los mejores, deseo que nosotros nos lo merezcamos". Suárez me cogió aparte y me dijo: "Pero ¿qué dices? Hay que pedir el voto a la gente, aquí no se entienden sutilezas".

 

Acaba de recibir el Premio Nacional de Historia por un estudio de la Corona como institución. También ha sido eurodiputado y testigo de la integración de España en la Unión Europea (UE). ¿Qué significa el Rey cuando parte de las competencias estatales pasan a entidades supranacionales?

Evidentemente, la UE ha supuesto una asunción de competencias que antes eran privativas de los Estados, pero eso a la figura del Rey no le afecta, igual que a la del presidente de una república. La UE tiene su jerarquía, que es distinta a la de los Estados componentes. El Rey es el jefe de Estado de un país, pero la figura medieval del monarca, religiosa, taumatúrgica, ha desaparecido. Y cosas que parecían intocables, como los matrimonios entre miembros de la propia realeza, han entrado en crisis.

 

Usted participó en la elaboración de la Constitución, que prima al varón frente a la mujer como heredero. ¿Eso debería cambiarse?

Sí, es inevitable y bueno. Recuerdo que cuando se trató el tema de la sucesión a la Corona, la ponencia que se presentó seguía la ancestral tradición de que heredaba el primogénito de los varones. Solo un señor llamado Villar Arregui levantó la mano y dijo: "Eso será todo lo histórico que sea, pero es injusto y el mundo tiene que ir hacia la igualdad de derechos entre hombre y mujer, habría que igualar la sucesión'. Se le escuchó como si fuera una cosa pintoresca, y resulta que ahora parece obvio lo que entonces parecía irreal. Otra cosa es que con esa excusa se empiece a tocar mucho la Constitución.