EXPOSICIÓN EN EL PALACIO DE SÁSTAGO

Canito, el ojo público de los toros

Es el autor de las únicas fotos de la mortal cogida de Manolete en Linares. Las instantáneas forman parte de la colección de Enrique Asín, que estos días puede verse en el Palacio de Sástago.

Canito, mirando el cartel de la corrida de Linares.
Canito, el ojo público de los toros
HERALDO

El pasado jueves al mediodía, durante la inauguración de la muestra 'La fiesta de los toros', varios aficionados locales al arte de Cúchares se arremolinaban en torno a un señor pequeño, canoso, armado con una cámara de fotos, que buscaba un lugar ideal para inmortalizar el acto. Curro Cano, 'Canito'. 96 años le contemplan -el 18 de diciembre le toca la siguiente muesca de su larguísima historia vital- y miles, millones de fotos en las plazas de toros de España desde 1941 al día de hoy.

 

Porque todavía sigue viajando a ferias, festejos puntuales, exposiciones y convenciones relacionadas con el mundo del toro, al que ha consagrado toda su vida: ya no lleva su vieja Leica, pero se maneja de maravilla con las digitales. Trabajó con los más grandes, lo veneran varias generaciones de matadores y, con semejante bagaje, no es de extrañar que ofrezca relatos únicos. Como el que le ha dado más notoriedad: es el único fotógrafo que retrató a Manolete en la aciaga tarde del 28 de agosto de 1947, cuando el quinto de la tarde, 'Islero', le segó la vida.

 

Entró mal, y se le atravesó. Estaba preocupado, tenía problemas personales en la cabeza, pero aún así había hecho una gran faena. No hubo manera de salvarlo. Yo no hubiera estado en aquella plaza de no ser por una casualidad, ¿sabe?" La casualidad era una deuda contraída con el fotógrafo por Luis Miguel Dominguín. "Él era muy cuco -recuerda Canito-, siempre bromeando y dándome abrazos, y yo le decía que menos abrazos y más dinero. Me citó el día anterior a salir para Linares. "Ven a las 10 de la mañana y arreglamos las cuentas. Llego y me dice que no está listo el dinero, y al quejarme se ríe y me dice 'vente para Linares que allí lo zanjamos'. Por eso fui, por eso estuve allí. Tiré más de 200 fotos esa tarde".

 

Canito lo intentó con la muleta. "Fui torero, ¿a que no sabes quién me dio el carné? Marcial Lalanda. Cuando acabó la guerra me tocó probar: 39 corridas hice. Pero no pude seguir. En lo de la foto empecé por casualidad, en Madrid: me pagaban a 2 pesetas la docena. Como yo había sido torero, sabía dónde ponerme y cómo sacar los momentos buenos. Las figuras empezaron a conocerme y a llamarme: así me di cuenta de que podía ganarme la vida con esto". Su listado de grandes nombres retratados es interminable. "Los Dominguín, los Ordóñez, Bienvenida, Manolete? todos. Y gentes afines a ellos, como Ava Gardner, una mujer guapísima. Los toreros me sentían como uno de ellos, ¿sabe? Y así empecé, cien tardes al año, cientos de fotos cada tarde. Sigo: la gente me conoce en las plazas, son otros tiempos pero el toro tiene cosas que no cambian".

 

Cano admiraba el jueves la muestra que ofrece el palacio de Sástago hasta el 8 de diciembre, basada en material procedente de la colección privada de Enrique Asín. "Enrique Asín me compró varias ampliaciones, nos conocemos desde hace muchos años. Y puedo decir que es una de las mejores personas con las que me he encontrado en la vida. Sé que hoy no puede estar aquí porque se cayó y se hizo daño. Si lo ven, mándenle un abrazo de Canito, y díganle que se cuide, hay que tener ojo con las caídas. Y ya, perdone, que debo tirar fotos. Si no quiere nada más de mí, marcho?"