TEATRO

El arte del reciclaje se sube a los escenarios

El Centro Dramático de Aragón ha reciclado vestuario de anteriores producciones para su obra 'El mercader de Venecia'. Lo que para unos es una iniciativa para ahorrar costes, otros lo consideran un verdadero lujo

El arte del reciclaje se sube a los escenarios
El arte del reciclaje se sube a los escenarios
CDA

Shylock, uno de los personajes de la obra de teatro 'El mercader de Venecia', de William Shakespeare, era un viejo usurero que vivió en la ciudad de los canales en algún momento del siglo XVI. Ricardo III, protagonista de la obra homónima del dramaturgo inglés -aunque en esta ocasión está basada en un personaje histórico- fue rey de Inglaterra desde 1483 hasta que murió en 1485. Fue en el campo de batalla, después de caer mortalmente herido por el ejército de Enrique Tudor.

 

Aparentemente, Shylock y Ricardo III no tienen otra cosa en común que el hecho de haber salido de la misma pluma. Sin embargo, el Centro Dramático de Aragón (CDA) ha conseguido que rey y usurero compartan abrigo. Es la última iniciativa de este organismo, con la que ha demostrado que el mejor antídoto contra la crisis económica es, una vez más, la imaginación.

 

El CDA decidió reutilizar parte del material que acumulaba polvo en su almacén para abaratar el coste de producción de 'El mercader de Venecia', que se representa hasta hoy en el Teatro Arbolé. De esta forma, tanto la escenografía como el vestuario y el atrezzo han sido reciclados de producciones anteriores del Centro. "Se había acumulado material durante siete años y era una pena tenerlo inutilizado", afirma David Ardid, productor de la obra, quien añade que con esta iniciativa "hemos ahorrado más de 10.000 euros".

 

Pero Shylock no es el único personaje que se ha tenido que conformar con vestir prendas de segunda mano. Lo mismo ocurre con su hija Jessica, cuyo vestido ya se utilizó hace cuatro años en 'La vida es sueño', una versión del clásico de Calderón de la Barca dirigida por Mariano Anós.

 

Incluso el traje de la rica Porcia, de la que se enamora Basanio en 'El mercader de Venecia', ha sido fabricado con material reciclado: los trajes de Blasa y Altisidora, dos personajes de la obra 'Morir cuerdo y vivir loco', una coproducción del CDA con el Centro Dramático Nacional dirigida por Fernando Fernán Gómez en 2004.

 

Sin embargo, lo que para unos es una novedad, otros lo consideran poco menos que "un modo de vida". Así lo explica Fernando Vallejo, director adjunto del Teatro de la Estación, para quien el reciclaje "es una práctica habitual. Pero no solo en las compañías de teatro, sino en todas las empresas".

 

Este espacio escénico de exhibición y creación fue abierto en Zaragoza en 1996 por la compañía Tranvía Teatro, que había comenzado su andadura en 1987. El resultado de 22 años de producciones son "cientos de trajes, material de atrezzo y escenografía, que intentamos reutilizar en la medida de lo posible", asegura Vallejo.

 

"El mundo de la cultura está fuera de la actividad mercantil general, vivimos en una política continua de austeridad", explican los responsables del Teatro de la Estación, que suelen reciclar maderas, telas y objetos de vestuario muy genéricos, como trajes de época, pelucas o zapatos. "Hay vestuario tan específico que es casi imposible de reutilizar", añaden.

 

Muy similar es el caso de la compañía Che y Moche, que utiliza la mayor parte del material obsoleto para actividades paralelas, como 'performances', animaciones y recreaciones históricas. "Lo más difícil de reciclar es el vestuario, pues cada traje imprime unas características muy puntuales a los personajes, afirma Joaquín Murillo, director de la compañía.

 

Además, sus posibilidades de reciclar disminuyen debido a su gran repertorio de obras. "Tenemos varias producciones en marcha, por lo que la mayor parte de nuestro material está en uso constantemente", explica Murillo.

 

Para el cabaret zaragozano El Plata, el uso de materiales antiguos, más que una necesidad para ajustar presupuestos, es un lujo que no siempre se pueden permitir. Y es que la inmensa mayoría de material que se utilizaba en el local de espectáculos original, inaugurado en 1920 bajo el nombre de La Conga (se rebautizó principios de los años 40), se perdió cuando cerró sus puertas en 1992.

 

"En la primera temporada incluimos vestuario de una obra de teatro de Lina Morgan", afirma Loreto Ormad. Mary de Lis y Marga Castillo -dos vedettes de la antigua etapa de El Plata- les prestan de vez en cuando complementos de 40 ó 50 años de antigüedad que, como concluye Ormad, "son piezas con historia. Ya no se fabrican y aportan un sabor especial".