FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

Entre un genial Woody Allen y un decepcionante Trueba

Desde hace años, en mis crónicas del Festival de San Sebastián suelo insistir en que el mejor cine, las películas más interesantes, atractivas o sorprendentes se encuentran casi siempre, aunque hay honrosas excepciones, en las secciones paralelas. En una de ellas he tenido el gozo de ver, en su presentación en España previa a su estreno, la que yo creo es la obra más espléndida del gran Woody Allen en muchos años.

Trueba, con el equipo de 'El baile de la Victoria'
Entre un genial Woody Allen y un decepcionante Trueba
R. RIVAS/AFP

'Si la cosa funciona' (Whatever works) es un filme con el que Woody Allen, además de a Manhattan, regresa, y mejorado incluso, al cine de sus comienzos, al estilo de sus primeras películas, con un puñado de magníficos actores, con todas sus obsesiones a cuestas y con una sobredosis de genialidad, y de humor, que nos devuelve la esperanza en el cine y en sus creadores.


En 'Si la cosa funciona', Allen recupera a un actor con el que trabajó al principio, Larry David, y al que muchos de ustedes conocerán también por la serie televisiva 'Seinfeld'. David es ahora el protagonista de una comedia que, como tantas otras de las de Woody, comienza en torno a la mesa de un bar, una terraza en la calle, con cuatro amigos que hablan de sus cosas. Uno de ellos, un tal Boris Yellnikoff que viene a ser el alter ego de Allen, se dirige a la cámara, a los que estamos en el cine, y comienza a contar su historia: un día, una jovencita se metió en su vida… y en su casa. Les garantizo que 'Si la cosa funciona' no les defraudará, es genial.


Aunque me duela decirlo, no puedo expresarme en los mismos términos respecto a la última película de Fernando Trueba, presentada ayer en la sección oficial aunque fuera de concurso. Lo cierto es que 'El baile de la Victoria', basada en la novela de Antonio Skármeta, quien también ha participado en el guión, era esperada con muchas ganas y expectación, pero ha dejado bastantes decepciones. La razón es que Trueba es un cineasta sólido, que lo conoce todo del oficio, que son sus películas las que hablan por él sin que necesite el halago de la crítica, pero en 'El baile de la Victoria', en ocasiones, da la sensación de que ese trabajo no puede estar dirigido por el mismo realizador que hizo 'Belle Époque', o 'El año de las luces' o 'La niña de tus ojos', o tantas otras. Es cierto que hay secuencias espléndidas, soberbias algunas, en este filme que se sitúa en un Chile recién devuelto a la democracia. Pero hay igualmente escenas incomprensibles, planos innecesarios y personajes que no terminan de encajar en esta historia sobre perdedores y de la que forman parte un desvalijador de cajas fuertes que acaba de salir de la cárcel, un joven, también ex presidiario, que sueña con dar el golpe perfecto, y una bailarina que se quedó muda cuando fue testigo del asesinato de sus padres.


En el capítulo de competición, hoy se proyectó la francesa 'Le refuge', un filme de François Ozon sobre una joven drogadicta que se refugia en una casa cerca del mar cuando muere su compañero y descubre que está embarazada. Allí entablará una entrañable relación con su cuñado. El realizador de 'Sous le sable' y '8 mujeres' compone una historia interesante y bien interpretada.