La soprano sudafricana Pretty Yende gana el concurso de canto

El público de la sala Mozart del Auditorio recibió ayer con un sonoro y prolongado aplauso a la soprano Montserrat Caballé, anfitriona de la final del Concurso Internacional de Canto, una cita que reunió a cerca de mil personas deseosas de conocer a las nuevas voces de la lírica mundial, entre las que sobresalió la soprano sudafricana Pretty Yende, ganadorora del primer premio de este certamen.

Acompañada de su esposo, Bernarbé Martí, de su hija Montserrat, y de otros familiares, la gran diva de la lírica, elegantemente vestida en negro y dorado, agradeció las muestras de cariño tanto del público como de los miembros del jurado, presidido por Hervé Corre de Valmalete, presidente de la Asociación Europea de Agentes Artísticos.

Fue la antesala de una velada musical que contó con la presencia de la Orquesta Filarmónica de Pilsen, bajo la batuta de Ramón Tebar. Una noche que proporcionó emotivos instantes entre los concursantes y cuyo momento más especial tuvo lugar cuando los miembros del jurado, después de deliberar durante más de media hora, dieron a conocer los ganadores de esta edición, una de las más concurridas de los últimos años, con 297 participantes llegados de 57 países.

Fue una noche en la que triunfaron las mujeres, ya que los premios recayeron en tres sopranos. El primer galardón, dotado con 12.000 euros, se lo llevó la sudafricana Pretty Yende; el segundo fue a parar a la alemana Miriam Clark y el tercero recayó en la estadounidense Kearstin Piper Brown. El premio especial del público fue para el único español finalista, el barítono Álvaro Lozano.

Pretty Yende fue una de las nueve voces que accedieron a la final por eliminatorias directas, al conseguir los primeros premios en otros concursos internacionales de canto de este año y del pasado. Los otros cuatro participantes llegaron a la cita de ayer después de participar en las semifinales que se han celebrado esta semana en Zaragoza.

Su interpretación de un aria de la opera 'I Puritani', del compositor italiano Vincenzo Bellini, cautivó al público asistente, entre los que se encontraba Antoine Bovissou, un pequeño francés, que, a sus 7 años, se declaró fan de la música clásica, una afición que le han inculcado sus padres, Rosa María y Vertrand.

"A nosotros nos apasionan este tipo de conciertos y hemos querido que nuestro pequeño se familiarice con la música clásica, pero como los recitales son tan caros tenemos que aprovechar ocasiones como esta para disfrutar de la buena música", apuntó Rosa María.