EXPOSICIÓN

La escultura de Oteiza tiende puentes entre la materia y el vacío en el Palacio de Sástago

Los zaragozanos podrán disfrutar hasta el 20 de septiembre de una selección de las obras del artista guipuzcoano

Una de las piezas de la serie 'Desocupación de la esfera', con la que Oteiza culminó su trayectoria como escultor.
La escultura de Oteiza tiende puentes entre la materia y el vacío en el Palacio de Sástago
carlos moncín

zaragoza. Un diálogo entre la materia y el vacío. Así es la obra del polémico escultor vasco Jorge Oteiza, que se exhibe desde ayer en el zaragozano Palacio de Sástago. La exposición, que se mantendrá hasta el 20 de septiembre, "reúne una muestra precisa de su obra y abarca sus diferentes etapas creativas, por lo que el espectador puede llegar a comprender la evolución del polifacético artista", afirmó el director del área de Cultura de la Diputación de Zaragoza, Alfredo Romero, que presentó la muestra junto al comisario de la exposición, Ricard Mas, y el director de la Galería Windsor Kulturgintza de Bilbao, Roberto Saéz de Gorbea.

Además, acerca a la ciudad una de las partes más desconocidas de su creación, el dibujo, a través de la serie 'Suite Faraldo'. Alrededor de 30 obras plasmadas en papel acompañan a las 18 esculturas que llenan de materia y espacios vacíos la segunda planta del Palacio de Sástago.

"Es una exposición pequeña, de gabinete, para disfrutarla en la intimidad", apuntó Mas. "El espectador debe realizar una danza alrededor de las esculturas e integrarse en ellas para comprenderlas", añadió el comisario. En muchas de sus obras se puede apreciar la importancia de la 'nada' en su creación, que llegó a su máxima expresión en series como 'La desocupación de la esfera', una de cuyas piezas se puede apreciar en el palacio zaragozano. También abundan los poliedros esculpidos en diferentes materiales, cuya lectura no acaba en el espacio que ocupan, sino en el que queda hueco alrededor de sus formas y recovecos. Una de las obras más importantes es el 'Estudio para la Piedad de Aranzazu', que debía esculpir para Santuario de Aranzazu, en Oñate (Guipúzcoa), donde protagonizó una gran polémica al representar a 13 apóstoles en vez de a los 12 que aparecen en la Biblia.

Defensor de la cultura vasca

La muestra abarca todas las etapas creativas del artista, desde sus obras figurativas de los años 30 y 40, hasta sus últimos trabajos, que datan de finales de la década de los 50. Fue entonces cuando llegó a la conclusión de que su experimentación había concluido y decidió retirarse de la escultura.

Su defensa y divulgación de la cultura de su tierra sentó las bases de la 'escuela de escultura vasca', cuyo representante más conocido es Chillida, con el que nunca tuvo una buena relación. Después de muchos años de rivalidad, estas "dos caras de la misma moneda", como los definió Mas, acabarían reconciliándose. "Por parte de Chillida fue algo teatral, pero creo que Oteiza lo hizo con sinceridad", afirmó Sáez, que recordó a este último como "un hombre generoso, que a pesar de su fama de cascarrabias tenía una gran humanidad". Por su parte, Mas describió a Oteiza como un hombre de personalidad "polémica", algo que no se ve reflejado en la "tranquilidad e indiferencia de su obra". Y es que el guipuzcoano nunca tuvo una buena relación con las instituciones. Ni con las franquistas, durante la dictadura, ni con las vascas, ya en la democracia. Así, en 1992 donó sus fondos artísticos a Navarra, con la única condición de que esta comunidad creara una fundación que contribuyera a la divulgación de su obra y al estudio del arte contemporáneo.

Su viejo amigo, el arquitecto Saénz de Oiza, fue el encargado de diseñar el edificio que desde 2003 alberga el Museo Oteiza en la pequeña localidad navarra de Alzuza. Sin embargo, ninguno de los dos pudo ver saldada la deuda del Gobierno navarro. Saénz de Oiza murió en 2001. Oteiza, solo unos días antes de que el centro abriera sus puertas, a punto de cumplir 95 años.

El artista vasco fue consecuente con sus ideas hasta para morir. Como explicó Mas, hizo con su vida lo que ya había hecho cuatro décadas atrás con la escultura: "Cuando pensó que la nada le reclamaba, se tumbó en la cama y ya no se volvió a levantar".