CONCURSO DE MICROCUENTOS

Últimos relatos de 'Las palabras de la ribera'

El taller/concurso 'Las palabras de la ribera' llega a su fin. Los tres seleccionados de esta semana son los últimos. Ricardo Agoiz, Máximo Pinilla y Raúl López se unen a los finalistas de las cinco semanas anteriores: Rafael Martos, Laura Bona, Ana Aliana, Mariví Andrés, José Bernard, Javier Gracia, Virginia Lenzáun, Olivia del Amo, Alberto Blasco, Laura Escriche, Patricia Shelly, Verónica Villoslada, Ángela Sánchez Roda, Luis Fabiani y Ana Calvo.


Este domingo 26 de julio tendrá lugar el acto de entrega de premios de los tres ganadores del verano, a quienes la Escuela de Escritores de Zaragoza obsequiarán con un taller intensivo gratuito para cada uno.


Es por eso que convocamos a los 18 finalistas y a quien quiera estar presente a la ceremonia de entrrega, que se realizará a las 12.00 a la orilla del Ebro en su margen izquierda, cruzando el puente de Hierro (puente del Pilar) a mano derecha, casi al frente del chiringuito Le Pastis. Bajando por el paseo de la Ribera, en una zona arbolada, donde semana tras semana se ha realizado el taller.


Para más información: zaragoza@escueladeescritores.com


DETRAS DEL ESPEJO

de Ricardo Agoiz Zúñiga


Al verse en el espejo del recibidor de su casa no reconoció su cara. Avanzo por el pasillo hasta el dormitorio y se encontró a su mujer entre un charco de sangre. Nada estaba forzado, el silencio inundaba la morada. Busco por la casa en busca del asesino. Cuando llego al baño y encendió la luz, vio de nuevo al hombre que no había reconocido en la entrada. Su pálida cara reflejaba miedo, y unas enormes ojeras destacaban en su rostro. Se fijó bien en sus ojos y se dio cuenta que eran iguales a los suyos. Bajó la cabeza y comprobó asustado cómo tenia las manos llenas de sangre. Se agachó y lloró desconsolado en el lavabo, mientras su imagen en el espejo reía a carcajadas. 


 

LA MANZANA

de Máximo Pinilla 


Me desasosiego cuando en mi manzana mordida veo medio gusano.  


CUANDO ELLA ME DEJÓ

de Raúl López Rodríguez 


-Te dejo -dijo.

Me cegué, intentando detenerla luchamos, y en el forcejeo murió.

Como soy buzo profesional, la dejé en el fondo del puerto viejo donde nunca la encontrarían.

Al tiempo, tocaron el timbre, abrí, y era ella, deslumbrante.

-Quiero volver… -dijo.

-Pasa -respondí.