TALLERES

La crisis (espiritual) en el arte

Del 13 al 24 de julio se celebran en el Centro de Historia de Zaragoza los talleres de arte contemporáneo Openart, donde 32 artistas de nueve países dan a luz obras que luego se expondrán en otoño. En su inspiración, este año, se deja sentir la crisis mundial

Es posible que, si entra usted en el Centro de Historia de Zaragoza estos días, lo aborde un joven moreno, con barba y fuerte acento extranjero. No se resista. Lo que quiere es simple: que se siente ante una cámara de vídeo y responda a una sencilla pregunta. El joven, un marroquí de 26 años, se llama Amine El Gotaibi y es uno de los artistas que hasta el 24 de julio trabajan en los talleres Openart, organizados por el Ayuntamiento y la empresa Coso Producciones, con el patrocinio de Multicaja.

 

Lo que El Gotaibi quiere llevar a cabo es el montaje de un gran panel pictórico con una pantalla integrada, en la cual se pondrán imágenes de la gente que haya accedido a responder su pregunta. Su propuesta, según explica, gira en torno a un tema que le preocupa: es uso de la imagen con fines manipuladores. "Si alguien coge una cámara y graba sólo sitios de Zaragoza que están mal, cuando se lo dé a otro para que lo vea, ese otro pensará que Zaragoza está mal", pone como ejemplo.

 

Pero este artista no es el único que plantea una crítica a cómo el ser humano se desenvuelve en el mundo y con respecto a sus semejantes. "El artista es un cronista de su tiempo, si se percibe crisis, el artista habla de ello. Traducimos la crisis económica a la crisis del ser humano", sentencia Anabel Lorca, granadina por nacimiento y zaragozana de adopción, mientras reparte enérgicamente pintura blanca y rosa sobre un lienzo más grande que ella. Su trabajo es un díptico que ofrecerá "una medicina contra la crisis: el color".

 

A su alrededor, también pinceles y brochas en ristre, dos colombianas: María Fernanda Arévalo, de 32 años, y Diana Sandoval, de 34. Descalza y con un pañuelo en la cabeza, Arévalo perfila una extraña forma orgánica, vagamente parecida a una babosa, en tonos verdes y ocres. El cuadro se titulará 'La naturaleza aborrece el vacío' y remite a los dibujos que los europeos se traían de las expediciones botánicas a Sudamérica cuando aún no había cámaras de fotos.

 

Por su parte, Sandoval trabaja en una obra que parte de una reflexión interesante, a sabiendas de que será imposible identificarla en su cuadro abstracto. "Colombia es uno de los países del mundo con más aves. Para mí, el pájaro es un símbolo de libertad. Me inspiré en la contradicción de que un país con tantos pájaros tenga el problema de los secuestros, que son una privación de la libertad", explica.

 

El zaragozano Sergio Muro (34 años) parece tener casi lista su pintura, que desde luego no pasa desapercibida. Es un lienzo tamaño mural de colores tremendamente vivos, donde conviven en trazos gruesos un esqueleto con sombrero, una mujer desnuda, un pistolero y otros seres salidos "de los iconos y las imágenes con que nos bombardean los medios: sexo explícito, guerra, codicia...", dice el artista, que reconoce influencias del arte pop y el 'street art', aunque también se pueden encontrar similitudes con el arte de Latinoamérica. "Sí, me lo han dicho algunos de los compañeros de taller que vienen de allí", admite Muro, que, sin embargo, está lejos de haber concluido su obra. El cuadro, que se titula 'Death Party' (Fiesta de la muerte), es solo parte de una 'performance' abierta al público que realizará el día 23 en el propio Centro de Historia. "El lienzo, junto a varios maniquíes y botijos con caras pintadas, formará una escenografía que él destruirá mientra se graba en vídeo. "Destrozaré objetos que representan cosas con las que no estoy de acuerdo", explica. Ese vídeo y lo que quede del cuadro serán lo que presente como obra para la exposición final de Openart, que se hará del 15 de septiembre al 8 de noviembre.

 

Pero en el taller hay muchas otras cosas. Una miniatura de poblado primitivo de arcilla de la murciana Noelia García, la etérea y flexible escultura de cola termofusible de la tinerfeña Macame Trápaga, la serie fotográfica en torno a la mujer y el ciclo del agua de la hispanofrancesa Virginie Laguia (que tomó instantáneas en los ríos y fuentes de Zaragoza), la pintura 'expandida' de la asturiana Elena Rato (con 'marañas' negras de vinilo que salen del lienzo y siguen por paredes y techo) o el impactante montaje con una lavadora destripada en el que trabaja un equipo de cuatro personas con gente de Eslovaquia y España.

 

Pero Openart es algo más que un grupo de artistas trabajando dos semanas intensivamente -con varios profesores especialistas- para acabar obras destinadas a una exposición. Hay también conferencias y mesas redondas abiertas al público (hasta el día 22) y una intensa convivencia e intercambio de ideas entre todos los participantes. "Es muy enriquecedor", asegura Sergio Muro, que -por ejemplo- ha descubierto una nueva técnica gracias a su compañera Elisa González. "Se llama 'transfer' -explica la logroñesa- y se hace imprimiendo en papel con una impresora normal, para luego colocar las hojas tocando el lienzo con un producto especial que hace que la tinta impresa se quede en la tela al retirar el papel". Resultado: un bello desnudo con aire de puzle.