FESTEJOS

Correr en una cama, máster en porrones... Son fiestas

El verano es tiempo de fiestas populares y las hay para todos los gustos. Mientras en Caspe organizan carreras en calzoncillos, en Marcilla practican el lanzamiento de azada y en Galicia, 25.000 personas celebran la fiesta del Berro Seco gritando mientras se sientan y se levantan.

Asistentes al Berro Seco de San Fins, en Pontevedra.
Correr en una cama, máster en porrones... Son fiestas
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Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa¡¡¡ ¿Se imaginan el estruendo que pueden llegar a producir veinticinco mil voces gritando a la vez tantas aes seguidas? Pues en Cabaña de Bergantiños, un pequeño municipio de la Costa de la Morte, en Pontevedra, decidieron, en 1931, que la mejor manera de celebrar sus fiestas era gritando a pleno pulmón. Y esta tradición, que la instauró un cura, don Saturnino, congregó el año pasado, el 1 de agosto, a más de 25.000 personas en el tradicional Berro Seco de San Fins, declarada Fiesta de Interés Turístico.

 

"Aquí no nos conformamos con un solo grito, faltaría más, sino que lanzamos tres seguidos, mientras nos agachamos y levantamos", indica Martín Martínez, responsable del área de cultura del Ayuntamiento de esta localidad.

 

Es una forma como otra cualquiera de celebrar las fiestas tradicionales que durante los meses de verano tiñen de rojo el calendario. La mayoría de los pueblos se decantan por un programa normalito que incluye comilonas, bailes, alguna vaquilla y juegos infantiles, pero otros sustituyen los cabezudos por cabezones, como hicieron hace años en Kortezubi (Vizcaya), donde convocaron un concurso en el que ganaba el participante que más diámetro de cabeza tenía.

 

En Aragón, a pesar de la fama de tozudos que identifica a sus habitantes, todavía no se ha puesto en marcha este concurso, pero las comisiones de festejos y las peñas de algunos municipios han ideado otros tan curiosos o más.

 

Así, en Caspe, para festejar a San Roque (16 de agosto) organizan el concurso 'Máster del porrón', que este año llega a su novena edición. "Beberse un porrón de cerveza no tienen ninguna gracia, pero hacerlo con la boca llena de polvorones o de pan duro, se las trae. Y aquí no solo se premia lo rápido que se bebe, sino también lo estético que resulte", apunta Pepe Jarque, concejal de Caspe, localidad donde también importaron hace años la 'Carrera en calzoncillos', que reúne a 300 corredores, chicos y chicas vestidos con esta prenda.

 

Otras carreras curiosas son las de burros de Fraga (festividad del Pilar) o las de camas que se hacen en Binéfar el fin de semana anterior a las fiestas grandes (5-6 septiembre). Organizada por la peña 'La Kabra', los requisitos son muy rigurosos y exigen: "El uso obligatorio de pijama o camisón y un casco. Así como un sistema de frenado opcional para las camas y literas".

 

Otro lugar donde no estaría nada mal llevar casco es en la localidad navarra de Marcilla, donde todos los años, el 27 de agosto celebran el 'Lanzamiento de rabiosa'. Se trata de una especie de azada pequeña que se tiene que lanzar tan lejos como sea posible. "Este año hay obras en los fosos del castillo del siglo XV, pero seguramente nos dejarán hacer el lanzamiento, porque celebramos la 23ª edición", matiza Merche Boneta, técnico de Cultura.

 

Y mientras en Marcilla lanzan azadas, en Aguaviva, en la provincia de Teruel, tiran serrín de colores en el suelo, pero lo hacen con tanto acierto que el resultado son unas preciosas alfombras con las que el 28 agosto, festividad del Santísimo Misterio, conmemoran un milagro ocurrido en el año 1475.

 

Los que quieran verlas deberán darse prisa porque solo pueden hacerlo desde las 10.00 y hasta las 13.00, del día 28. Después, cuando acaba la Misa Mayor, los vecinos salen en procesión por las mismas calles donde se colocan las alfombras y la tradición manda que, por muy bonitas que sean, hay que pisarlas y esperar al año que viene para poder disfrutarlas de nuevo.