LETRAS

David Lozano: "El miedo tiene un magnetismo especial, de atracción y rechazo"

El autor aragonés, premio Gran Angular de 2006, publica la segunda entrega de su novela 'La Puerta Oscura', titulada 'El Mal' (SM), que presenta hoy en El Corte Inglés y en el hotel Silken

David Lozano, envuelto en un contraluz de pesadilla, narra en 'El Mal' la historia de un niño perverso que ansía la destrucción del mundo.
David Lozano: "El miedo tiene un magnetismo especial, de atracción y rechazo"
OLIVER DUCH

David Lozano está de enhorabuena: hoy presenta su libro 'El Mal', segunda entrega de su trilogía 'La Puerta Oscura' (SM), firma ejemplares en el Corte Inglés, de 18.00 a 19.30, y además celebra una feliz noticia: le han adquirido el proyecto en Alemania e Italia, y empezará a publicarse en 2010.

 

¿Cuál es el balance que hace de la primera parte de la trilogía 'La Puerta Oscura. El Viajero'?

 

Muy positivo. La acogida ha sido espectacular, multitud de lectores de todas las edades se han sumergido con entusiasmo en esa siniestra travesía hacia las tinieblas que es 'El Viajero', la primera entrega de 'La Puerta Oscura'. Y la están viviendo con la pasión, con la entrega con la que se debe acometer una aventura de este tipo.

 

Quizá una de las conclusiones más claras es que a los jóvenes les gusta el terror. ¿No?

 

En el fondo, a todos nos gusta vivir emociones fuertes, ya sea amor, intriga, terror? Los libros oscuros como el mío recrean atmósferas lúgubres en las que el lector puede adentrarse y disfrutar de paisajes inquietantes, evocadores en su escalofriante horizonte. El miedo tiene un magnetismo especial, de atracción y rechazo. Lo rechazamos, pero nos atrae. Inevitablemente.

 

El libro le ha llevado por países latinoamericanos, preocupados y obsesionados con la muerte. ¿Cómo ha sido su reacción?

 

En España la muerte sigue siendo un tema tabú, algo que en numerosos países de Latinoamérica no sucede. Allí la muerte -como algo natural que es- está mucho más integrada en la vida. No se trata de desvirtuarla, porque también en esos países resulta muy doloroso el fallecimiento de un ser querido. Pero su concepto de que la muerte es solo una transición es más fuerte que aquí, por eso se mantiene un recuerdo nítido de los ausentes, están presentes de un modo más real. A esto hay que unir una mayor presencia de elementos de superstición, y menor escepticismo ante lo vinculado con el Más Allá.

 

'El Mal' arranca de una aventura anterior: del viaje del protagonista Pascal Rivas al Más Allá y de la liberación de un condenado...

 

Efectivamente. Sin ánimo de desvelar nada "comprometedor" de ninguna de ellas, podríamos decir que en el desenlace de 'El Viajero' quedaron algunos cabos sueltos que en la segunda adquieren todo su protagonismo. Y de una manera imprevisible...

 

Aquí, los diálogos son más coloquiales y aborda la homosexualidad. ¿Se ha sentido más libre?

 

No he desarrollado nada que no se intuyese ya en la primera entrega. Sí es cierto que algunos de esos temas que mencionas aparecen con mayor visibilidad en 'El Mal', lo que responde en buena medida a mi intención de reflejar con cierta fidelidad la realidad actual, sin incurrir, eso sí, en excesos o imágenes demasiado tópicas. Esa pretensión personal sí implica por mi parte la convicción de que como autor dispongo de una libertad razonable a la hora de desarrollar mis argumentos. Lo que debo agradecer a la editorial SM, sin duda.

 

La acción sucede en París y también en Londres...

 

París vuelve a ser el escenario principal de la historia, y Londres e incluso Madrid también se incorporan como paisaje en 'El Mal', aunque de una forma más secundaria.

 

¿Le resultará más fácil a Pascal volver a atravesar la Puerta Oscura y encontrarse con los condenados, con los muertos?

 

Todavía se muestra en ocasiones dubitativo, vulnerable, inseguro. Sin duda es un terreno que Pascal ya conoce, y eso supone una ventaja para él. De todos modos, los viajes al Más Allá nunca son fáciles, suponen un alto riesgo al que se enfrenta Pascal con cada nuevo cruce de la Puerta Oscura. No solo por los peligros y criaturas que acechan en las tinieblas perpetuas y por el riesgo existente de quedarse atrapado para siempre en ese otro mundo, sino también por los propios recuerdos y tentaciones que encontrarse en esa dimensión provoca en el Viajero.

 

¿Por qué ha pensado en un niño como el gran aliado del Mal?

 

En toda la iconografía del terror (pensemos, por ejemplo, en Damien, el niño de 'La Profecía'), los personajes infantiles han sido capaces de generar auténtico terror. Supongo que la combinación de una apariencia tierna, inocente, con miradas y actuaciones perversas, es muy poderosa. Además, me gustaba especialmente la idea de ocultar el Mal bajo la ingenuidad de un rostro de niño. El lado oscuro se permite la ironía.

 

¿No le da un poco de miedo todo ese mundo, no le visitan en sueños sus terribles fantasmas?

 

En ocasiones sí, y yo se lo agradezco. Es como si se decidieran a visitarme para dictarme las próximas páginas. Y es que, en el fondo, el autor acaba experimentando una cierta complicidad con sus personajes -incluso con los malignos-, sobre todo después de tanto tiempo juntos. No obstantes, mi trilogía no responde propiamente a un esquema puro de novela de terror; el ingrediente de "aventuras" está demasiado presente para eso. En el fondo, 'La Puerta Oscura' es una saga de aventuras.

 

¿Qué busca con una saga así?

 

Aspiro a recuperar el conocimiento de grandes mitos, de leyendas, incluso de las concepciones primitivas de determinadas criaturas y monstruos. Confío en que mis páginas estimulen la reflexión en el lector en torno al Bien y al Mal en todas sus manifestaciones, como la ambición desmedida o el ansia de poder. Que le hagan contemplar la existencia de diferentes caminos para llegar lejos. El papel de la amistad, de la fidelidad, es también muy relevante en mi obra.