ENTREVISTA

Mickey Rourke: "Tengo mucha suerte por esta segunda oportunidad"

El actor de cine estadounidense Mickey Rourke
Mickey Rourke: "Tengo mucha suerte por esta segunda oportunidad"
COLPISA

Mickey Rourke ya no es un nombre maldito en la ciudad de los sueños. Rehabilitado, el que fuera actor de moda se ha llevado el Globo de Oro y es candidato al Oscar por lo que muchos entienden que es su gran combate, 'El luchador'. Nacido en Nueva York hace 56 años y criado en Miami, donde se trasladó cuando su madre se volvió a casar, el duro Rourke tuvo una infancia violenta y fue un adolescente conflictivo. Pero como buen superviviente ha 'resucitado' gracias a este trabajo, un drama sobre el ocaso de un profesional de lucha libre con tintes autobiográficos, que ha rodado a las órdenes de Darren Aronofsky. El que fue un galán con fama, poder y dinero se retiró en los noventa, cuando estaba en lo más alto, para boxear profesionalmente. Lo perdió todo y hoy, quince años después, con la cara destrozada por los golpes y la cirugía, combate la soledad junto a sus perros. Eso sí, continúa seduciendo con su talento y humildad.


Su personaje es una vieja gloria que continúa entrenando cada día. ¿Cree que así viven los deportistas que están a punto de retirarse?


Cada uno envejece de diferente forma. En otra época, grandes como DiMaggio, Manter y Roger Maris no entrenaban levantando peso, no estaban obsesionados con su cuerpo. Hoy todos van al gimnasio y los atletas, aunque estén en periodo de descanso, no paran de trabajar. Es muy duro levantarte cada mañana y ponerte manos a la obra, hubo momentos en los que no podía, me dolían las rodillas. Pero continué porque pensaba que, si yo era capaz de hacerlo, mi personaje también. Empecé a meterme en su piel desde la preparación física.


¿Cómo es la lucha libre?


Es el deporte en el que más me he involucrado. Hay una verdadera camaradería entre los luchadores. Son tipos que se conocen bien, son amigos, van de ciudad en ciudad, y están juntos durante 24 horas. Están en los mismos bares, toman los mismos esteroides, salen con las mismas chicas y tienen su propio lenguaje cuando pelean. Hay ciertos trucos, ciertas señales que se hacen durante la lucha. Lo suyo es, de verdad, un trabajo en equipo con el que se dedican a entretener al público pero al mismo tiempo son atletas. Siento un respeto enorme por ellos.


Cuando rodaban las peleas, entre el público estaban auténticos profesionales de lucha libre.


No había dinero para filmar con extras. El presupuesto era de cinco millones de dólares, por lo que Darren decidió rodar como si fuera un documental, como si fuéramos la guerrilla del cine. Se arriesgó mucho, pero como es tan bueno como Coppola y Cimino, las escenas quedaron bien.


Darren Aronofsky tuvo una charla con usted antes de empezar a trabajar.


Me dejó muy claro que no me iba a tolerar ningún comportamiento inadecuado. Era su película, no la mía. En otros tiempos le hubiera partido la cara, hoy le estoy muy agradecido porque logró convencerme para hacerla.


Usted fue boxeador.


Pero no sabía nada de los luchadores. Cuando boxeaba, la lucha me parecía una broma, pensaba que se trataba de hacer creer al público que se peleaba, pero he descubierto que estos tipos realmente se lesionan. Sus cuerpos chocan y sus vértebras se resienten. Me alegré de terminar el filme porque sufrí más y me hice más daño en los tres meses de rodaje que en los dieciséis años que estuve boxeando.


¿Se identifica con el personaje?


Me identifico con su pasión por no querer terminar con algo que ama. Es su última oportunidad. Odiaba al personaje cuando lo estaba haciendo. No me gustaba nada que fuese un perdedor incapaz de tomar responsabilidades, algo que yo hice durante muchos años.


Gracias a la terapia, mi vida cambió. Física y emocionalmente fue agotador, porque me obligó a recordar partes de mi vida de las que me siento avergonzado. Nadie quiere admitir que se ha equivocado tanto y tan mal en la vida.


El coste de la fama


¿Se ha redimido de sus pecados? 


Mi comportamiento durante quince años fue terrible y he pagado un precio. Ya no culpo a los demás, procuro arreglar los platos rotos. Ahora entiendo de donde vengo, la arrogancia con la que me he comportado en ocasiones, mi orgullo era una máscara para esconder el abandono que sufrí en mi infancia.

Vuelve a tener la fama a su lado. 


La fama es una tontería. La fama y el dinero me volvieron estúpido, egoísta y arrogante. Te acostumbras a ser alguien y, de pronto, no eres nadie. Entonces, no quieres ni salir de casa, odias ir a la tienda porque sabes que alguien en la cola te preguntará si no eres el de las películas.

¿Cuál fue el momento más complicado de su vida?


Cuando lo perdí todo: mi colección de coches y de motos, mi casa, mi credibilidad, mi matrimonio...Tenía que cambiar y la interpretación era lo único que tenía. Todo lo que pasó fue culpa mía. Ahora sólo quiero ser reconocido por mi trabajo, soy un actor que va de proyecto en proyecto. Sé que tengo mucha suerte por esta segunda oportunidad.


Este domingo podría ganar un Oscar.


Mi cabeza no deja de dar vueltas a esta idea. A veces pienso que es posible y otras que no. He estado tanto tiempo fuera de juego que ahora aprecio mucho más lo que estoy viviendo. Salir del infierno ha sido muy difícil, conseguir que los directores y los productores vuelvan a creer en mí ha sido muy complejo. Pero en esta profesión, si trabajas duro, recibes tu recompensa sin rencores.