CINE FANTÁSTICO

De criaturas maléficas a bellos 'outsiders'

El gran éxito de 'Crepúsculo' confirma que el mito del vampiro también se adapta a los ideales de la sociedad del siglo XXI.

Robert Pattinson encarna a Edward en la película de 'Crepúsculo'
De criaturas maléficas a bellos 'outsiders'
HERALDO

La ley de Bram Stoker dice que el vampiro solo te muerde si le dejas entrar en tu casa y, a juzgar por el éxito que está teniendo la saga de 'Crepúsculo' en medio mundo, parece que lectores y espectadores les han abierto la puerta de par en par.


'Solo un vampiro os querrá para siempre', reza el subtítulo del filme. Tal vez sea esta idea romántica la que ha hecho que la historia de Edward, vampiro renegado de su condición, y la joven humana Bella, tenga en vilo a miles de jóvenes. La tensión de que los dos amantes eviten el contacto físico para alejar las tentaciones de la sangre, hasta que un mordisco los una para siempre, aderezada con otras tramas fantásticas y sentimentales, son otros ingredientes del éxito.


Pero además, la historia creada por Stephanie Meyer ha puesto de manifiesto también otra tendencia en torno al mito de los 'chupasangres'. Los vampiros que triunfan son malditos, elegantes y demoniacos, sí, pero sobre todo son más humanos que sus predecesores como Drácula y Nosferatu, se presentan como deseables y sexis 'outsiders', y es esta la faceta que cautiva a las masas.


Para los analistas vampíricos -que los hay-, esto revela mucho de una sociedad donde la imagen de los chicos malos, exóticos, noctámbulos e infinitamente seductores crea una relación empática, una aspiración deseable.


Algunas características del vampiro muy sugerentes -nocturnidad, vida bohemia, sed insaciable- han sido de sobra explotadas. ¿Recuerdan la escena que abre la película 'Blade', en la que cientos de criaturas de la noche se revuelcan en una lluvia de sangre al ritmo de 'Confusion' de New Order?


Y es que el símbolo es tan rico y flexible que lo mismo se amolda a las fantasías de las adolescentes -o no tan adolescentes- como a los niños, para quienes personajes como 'El pequeño vampiro' o 'Bruno Dhampiro', reciente publicación de la gaditana Rosa Gil, resultan emocionantes, por sus aventuras nocturnas y travesuras no permitidas.


La atracción que suscitan las historias de vampiros y el éxito que tienen las novelas de fantasía juvenil son bien conocidos por Luis Carreras, de Ediciones Nabla, que acaba de sacar al mercado la traducción al español de 'Vampire Kisses', de Ellen Schreiber, que sigue la estela de 'Crepúsculo'. "Normalmente, las novelas del género romántica paranormal tienen una gran carga de sexo y violencia. Pero libros como los de Stephany Meyer o 'Besos de vampiro' presentan historias aptas para los más jóvenes".


Nada de esto es nuevo. Raven, la protagonista de 'Besos de vampiro', se confiesa admiradora de Anne Rice, que ya reavivó la pasión por este subgénero en los años 80 (y cuyos libros han sido rescatados en España recientemente para una colección que se vende en quioskos). La escritora estadounidense, aunque después renegó de sus escarceos con el mal y se decantó por las historias religiosas, hizo su fama y su fortuna como autora de los betsellers 'Crónicas vampíricas', que hicieron aún más populares cuando Tom Cruise y Brad Pitt encarnaron a sus personajes en 'Entrevista con el vampiro' (1994). Sus libros estaban cargados de escenas eróticas e historias mágicas, casi siempre New Orleans o Louisiana -ciudades influenciadas por la magia negra traida por los haitianos. Ella fue pionera en convertir en protagonista a un vampiro 'vegetariano', atormentado por el horror de su propia condición.


Antes de la película basada en las novelas de Rice, Joel Schumacher retomó las historias de vampiros para el cine en 'Jóvenes ocultos', convirtiendo la oposición entre la familia humana -desestructurada en este caso- y la familia vampírica en el centro de la trama. La historia tiene desde 2008 una secuela, 'Jóvenes ocultos 2: vampiros del surf', que en España llegó directamente al deuvedé.


Otra vuelta de tuerca


Dejando aparte parodias y romanticismos, una película sueca está a punto de llegar a las carteleras para darle otra vuelta a este vampiro 'ligh' que parece dominar en el albor del siglo XXI. 'Déjame entrar', de Tomas Alfredson, -que se presentó en el festival de Sitges con muy buenas críticas- tiene como protagonista a Oskar, un angelical niño aficionado a los dulces y a coleccionar recortes de sucesos violentos. Al mismo tiempo que en su vida aparece Eli, una niña que nunca tiene frío y que siempre anda con un siniestro hombre, comienzan a sucederse los asesinatos en la ciudad. La película se basa en el libro del mismo nombre de John Ajvide Lindqvist, editado en Espasa. La historia ha interesado ya a una productora de Hollywood que prevé hacer un remake que se estrenará en el año 2010. 'Déjame entrar' se estrenará el próximo mes de marzo y seguramente no dará un bocado tan grande a la taquilla como los vampiros de 'Crepúsculo', pero añadirá un nuevo ladrillo al mito.