CARA A CARA

Gabo Ferro:“El destino, la historia y el misterio me hicieron músico”

Los argentinos tocan hoy en La Campana de los Perdidos (22.30, entrada libre) como parte del programa Buenos Aires en Zaragoza, y se entrevistan el uno al otro.

Ferro pasó por siete años de retiro antes de editar un disco cuyo nombre lo dice todo: ¿Canciones que un hombre no debería cantar¿.
Gabo Ferro:“El destino, la historia y el misterio me hicieron músico”
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¿Se puede vivir de la música en Argentina?

Económicamente hay algunos y algunas que pueden, pero son los menos. Yo vivo de la música, pero trabajo de otra cosa.

¿Cuáles son los beneficios y los problemas de ser un artista independiente?

Ser el dueño completo del destino de tus canciones y tus discos es el beneficio mayor.

¿Qué opina de Internet y las descargas de discos por esta vía?

En mi caso particular no puedo menos que alentar las descargas de mis discos, aunque yo no descargo música porque sé que eso atenta contra la producción independiente. Creo en la ética de cada sujeto y, si bien gente infausta hay por todas partes, quien te escucha y disfruta con tu trabajo sabe que si no vendieras no podrías reeditar ni hacer discos nuevos.

¿Piensa que el hecho de que en Argentina el dinero no esté destinado a la cultura hace que la música sea más interesante?

La cuestión política y económica del Gobierno toca nuestro trabajo, porque somos ciudadanos, pero no es determinante. Hacemos música más allá de las políticas o los presupuestos. Los políticos pasan y las canciones permanecen.

¿Le interesa la crítica?

Pocos podemos rechazar una crítica hecha por alguien con formación, escucha y lectura atenta e independiente. Pero si son obra de pasantes que hoy hacen crítica de discos y mañana crónicas policiales, o por personas que proyectan su frustración, no me interesan.

¿Qué le llevó a ser músico?

El destino, la historia y el misterio. Estuve lejos de la música mucho tiempo, pero las canciones transforman mi tristeza en algo más tangible, más fácil de manipular para apuntarla hacia mi propio fin como individuo: la felicidad misma.

¿A quién le canta cuando cierra los ojos en sus conciertos?

Me remito al momento original de la creación de esa canción, a su génesis. Es esencial para interpretar una canción como se merece.