ANIVERSARIO

Jorge Semprún, el "deportado" comunista de Buchenwald, cumple 85 años

Su paso por Buchenwald ha marcado su vida y su obra, que comenzó con la narración de "El largo viaje" en el que fue conducido en tren hasta ese campo de concentración nazi. El escritor español Jorge Semprún cumple el miércoles 85 años. Y hoy, como cuando a los 19 cruzó el portón del horror, sigue considerándose un "deportado". El comunismo, sin embargo, hace tiempo que lo dejó.


Escritor, guionista y figura de alta talla intelectual, el reconocimiento le ha llegado quizá más desde fuera de España que de su propio país, del que salió muy joven, con 13 años, al iniciarse la Guerra Civil (1936-1939).


Desde entonces, este hombre alto, de pelo blanco desde hace ya tiempo y una cultura más que admirable ha vivido a caballo, escindido. "Yo tengo dos patrias, es una situación espantosa", suele decir. España lo vio nacer y Francia lo acogió, primero como exiliado y luego como superviviente del horror nazi.


No obstante, está unido a su país por fuertes vínculos. Su abuelo materno fue Antonio Maura, cinco veces presidente del gobierno bajo Alfonso XIII. Y él mismo, durante años, fue el mítico Federico Sánchez, dirigente del Partido Comunista (PCE) que desarrolló su actividad clandestina en Madrid contra la dictadura de Francisco Franco y que evadió siempre con éxito a la policía del régimen.


Semprún nació en Madrid en el seno de lo que suele llamarse una buena familia. Pero la suya no sólo tenía dinero. De madre y padre republicanos, la cultura y la política se respiraban en su casa, situada frente al madrileño parque de El Retiro, una bonita y cara zona residencial del centro a la que regresó a vivir cuando asumió la cartera de Cultura (1988-1991) en el gobierno de Felipe González.


Con el inicio de la Guerra Civil, la familia se instaló en Holanda y en 1939, con la victoria de Franco, su padre abandonó la legación de la España republicana en La Haya. Comenzaba el exilio en París.


Siempre quiso ser escritor. Pero su trayectoria literaria no comenzó hasta 1964 con "El largo viaje", escrita en francés. Y con la que según muchos es su mejor obra ganó el Premio Formentor.


La experiencia en el campo nazi de Buchenwald, muy cerca de Weimar, al que llegó en 1943 con 19 años y del que salió con 21, le permitió profundizar en otro de los idiomas importantes en su vida, el alemán, en el que se desenvuelve perfectamente, y le nutrió en su empeño de convertirse en escritor.


Pero, paradójicamente, no pudo hacerlo durante años. Y cuando se lanzó no fue para recordar ni para olvidar, simplemente para ser escritor. Ahora sí escribe con otro objetivo: "Sé perfectamente que los testigos estamos desapareciendo, estamos en el umbral de la época en que ya nadie tendrá memoria directa de esa experiencia".


Sobre esos dos años escribió después más obras: "La escritura o la vida", "Aquel domingo", "Viviré con su nombre, morirá con el mío"... Y la memoria, ligada íntimamente al significado de la experiencia, la ha conservado también en el cine, con guiones de películas como "Z" y "Missing", ambas dirigidas por su amigo griego Costa Gavras.


El idioma ha sido otro elemento de escisión en su vida. "El francés es una lengua que obliga a la precisión. El castellano, como te descuides, se desboca y se hace grandilocuente", sostiene.


La mayoría de sus obras las ha escrito en la lengua de Victor Hugo. La de Cervantes sólo la eligió para la "Autobiografía de Federico Sánchez" -radiografía del PCE, del que fue expulsado en 1964 por no comulgar con la línea estalinista imperante y que en 1977 le valió el Premio Planeta- y para la novela "Veinte años y un día" (2003), publicada poco antes de 80 cumpleaños.


Sus años como ministro de Cultura en el gobierno de Felipe González dieron para otro libro: "Federico Sánchez se despide de ustedes" (1991). Si en la "Autobiografía..." eran Santiago Carrillo y Dólores Ibárruri a quienes criticaba un Semprun profundamente desengañado del comunismo, en la obra sobre su paso por el Ejecutivo es el mítico vicepresidente Alfonso Guerra uno de los peor parados.


En Alemania, donde sienten gran admiración por él, acaba de publicarse un libro sobre su vida, "Von Treue und Verrat. Jorge Semprún und sein Jahrhundert" (De la lealtad y la traición. Jorge Semprún y su siglo), un retrato basado en las conversaciones que tuvo durante varios años con la reputada periodista Franziska Augstein.


Testigo privilegiado del siglo XX, miembro de la Academia Goncourt y con reconocimientos a su espalda como los citados, el Femina y el de la Paz de los libreros alemanes, entre otros, Semprún prepara ahora una nueva novela sobre episodios de su vida: la juventud, el exilio, "mis experiencias personales", dijo recientemente.


Ya hace tiempo que su faceta de hombre de pensamiento se impuso a la de hombre de acción. Pero a los 85 años, con parte de la historia europea a sus espaldas, Semprún mantiene la lucidez intacta. Sigue interpretando el mundo y mantiene la misma definición de sí mismo que se dio hace ya tiempo: "Yo lo que en realidad soy es un deportado de Buchenwald, lo más radical que he vivido fueron aquellos dos años".