EXPOSICIONES

Las mil caras de la capital del sur

El Centro de Historia desmenuza Buenos Aires en clave sociocultural con una muestra que estará abierta hasta el 8 de marzo, y diversas actividades de apoyo

¿Por dónde empezar? En el caso de la muestra 'Buenos Aires en Zaragoza' del programa Zaragoza Latina, movida promovida por el Ayuntamiento y el colectivo Zona de Obras, la lógica invita a comenzar por el subsuelo. El 'subte', que dirían los homenajeados: ahí comienza el torpedeo de imágenes para el visitante, con Borges y el universo grafitero separados por una cortina. El Centro de Historia está invadido desde el jueves por una argentinidad rotunda, centrada en la capital del vasto país sudamericano. Buenos Aires y todos sus clichés, magnificados y deconstruidos como milanesas rococós. Buenos Aires el trillado y Buenos Aires el desconocido, un desafío sensorial y múltiple que invita al paseo en calesa. Para galopes hay cosas más aburridas, simplonas o masticables.


Van tres días de muestra y ya han desfilado por el Centro dos personajes singulares. Tres, con la visita en la noche inaugural del gran Mario Muchnik, muy conocido por su faceta de editor y uno de los fotógrafos más influyentes de los últimos 40 años en el entorno latinoamericano. El viernes, Alfredo Genovese impartió una charla sobre la técnica gráfica del fileteado porteño, en la que es máxima autoridad mundial.


Ayer, Marcelo Gabriele abundó sobre la búsqueda emprendida desde su cátedra de diseño gráfico en la facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la universidad de Buenos Aires, reflejada en las propuestas de sus alumnos. Gabriele comentaba sobre la muestra zaragozana que "la iniciativa sigue los nuevos desafíos comunicacionales del siglo XXI, centrados en el intercambio de dos o más culturas que, en el fondo, son la misma. Esto acerca, los códigos son los mismos".


En relación a su cátedra, Gabriele comentó que "tratamos de estar atentos a los comportamientos que van más allá de leer un libro, creemos que es necesario tomar cosas de todas partes y no quedarse solo con la palabra de alguien, sino oír la palabra de muchos y hacerla propia".


'Nuestra casa: mirá, Zaragoza'


La iniciativa les toca muy adentro a los de Zona de Obras, colectivo argentino afincado en Zaragoza desde hace tres lustros. La revista homónima, las webs de artistas, las carátulas de discos, el diseño gráfico en el sentido amplio, una tienda en Internet... A todas estas actividades se suma desde hace unos años la coordinación del ciclo cultural de Zaragoza Latina. Tijuana, Colombia, Montevideo, el DF y Caracas vinieron antes.


La presencia de Borges en el Centro de Historia es un cuadro a brochazos, una especie de interludio gráfico que acerca al universo del mito literario a través de algunas frases e imágenes viajeras.


En la siguiente estancia, los BsAs Stncl (grupo dedicado a convertir las calles de la ciudad en 'espacio de escritura') derrocha irreverencia y colorido en una serie de iconos que, independientemente de quien mire, generan inquietud. Hasta pasmo.


En el espacio Tránsito del Centro de Historia se enclava un tercer polo de atención, la muestra de Eloísa Cartonera -la editorial más colorinche del mundo, con el catálogo más puntiagudo- y algunas de las piezas de cartelería de uno de sus mentores, Javier Barilaro. Las paredes-anuncio y los libros que cuelgan del techo resumen el impacto visual de este espacio, que se completa en el segundo piso con el resto de los contenidos.


Rock y la ciudad


Antes de entrar a la zona expositiva que, dividida en salas, resume el resto de contenidos de la muestra, se propone un recorrido musical con los tributos que los rockeros argentinos han hecho a su capital. Desde Pedro y Pablo con 'Yo vivo en esta ciudad' (1970) a Charly García con 'No bombardeen Buenos Aires', parida en 1982 en plena crisis de las Malvinas. Y llega Muchnik, el ojo público del cono sur, el hombre que retrata en blanco y negro la realidad que pasaba ante sus ojos certeros. La exhibición de sus vistazos bonaerenses, todos ellos en el plazo de una semana de mil horas en 1971, es apabullante. Este alumno de Cartier Bresson opta, como el maestro, por sacar de su obra el sufrimiento ajeno y la violencia. Con mirada de reportero, sus instantes son tan anónimos como cercanos, tan desprovistos de prejuicios como demoledores.


Una pantalla de vídeo con propuestas creativas sobre la ciudad da paso a los trabajos de los estudiantes de la cátedra de Gabriele. Barrio a barrio, personaje a personaje, los alumnos y sus profesores dan repaso a una iconografía brutal de la ciudad y sus pobladores. Luego llega el turno de más artistas: Alejandro Ros, el rey de las carátulas de discos (entre otros marquesados creativos) o Liniers, el padre de las tiras de cómic 'Macanudo', que proveen de carcajadas al visitante. El tango, de Gardel a los gardelitos, el fileteado porteño y el fútbol desde el punto de vista del 'potrero' -la cancha de barrio, el caldo de cultivo de las estrellas- y el hincha.


Toda la muestra rezuma pasión. Y avidez por el toque creativo con un enfoque osado, casi infantil, en el sentido elogioso de la comparación. El filósofo francés de origen heleno Cornelius Castoriadis, nacido a principios de siglo en ese crisol cultural llamado Estambul, decía que el conocimiento no tiene nada que ver con el mito cavernario de Platón, sino que se alcanza sentado en una habitación, girar en busca de la nada, hasta que casi mágicamente en los muros se abren fisuras al saber. Gabriele hace suya esta filosofía, que se extrapola a toda la muestra. "Para los niños todo es descubrimiento, no hay formas cerradas. Son pregunta tras pregunta. Las respuestas no son tan importantes".