JAZZ EN ZARAGOZA

Reunión de prodigios para cerrar el ciclo

Uno de los pasajes más famosos del Evangelio alude a las bodas de Caná y a la paradoja -lo era, al menos para aquella época- de reservar el vino bueno para el final. El Ciclo de Jazz de Zaragoza ha creado su propio patrón y después de dos semanas, deja la impresión de haber reservado vinos de calidad para cada banquete. Eso explicaría el fantástico cierre que, a priori -nunca se sabe acerca de los cambios de humor o los catarros que amenazan las grandes veladas musicales- se ha preparado en la edición de este año con James Carter Quintet (esta noche), Mike Stern y su banda, con invitados de lujo (mañana) y la voz de porcelana de Lizz Wright, el domingo.


Carter es el primer festín. Abrirá la noche, por cierto, el cuarteto del guitarrista Luis Giménez. Luego llegará el turno de este fenómeno del saxo y el clarinete, que giró en su adolescencia con Wynton Marsalis y Lester Bowie antes de formar su propio grupo y debutar discográficamente como primer espada a los 24 años, en 1993. Rodeado de música desde su nacimiento, James Carter devoró a partes iguales la obra de Miles Davis, Parliament y Hendrix. Una vez que abrazó el jazz con ambas manos, ya no lo ha soltado, pero eso no es una limitación para su capacidad. El rasgo predominante que adorna a Carter es precisamente su versatilidad dentro del jazz, desde el más puro estándar al funk, el bop... en cuanto a sus colaboraciones, ha tocado con la Lincoln Center Jazz Orchestra, Cyrus Chestnut, Rodney Whitaker, Madeleine Peyroux, los Tough Young Tenors y la Big Band de Charlie Mingus.


Mike Stern y su guitarra


El bostoniano llega mañana a Zaragoza al frente de su banda, con invitados de la talla de Dave Weckl, Chris Minh Doky y Bob Franceschini, con el Trío de Miguel Ángel Remiro en la función de apertura del espectáculo. Stern, además de ser uno de los guitarristas más respetados del mundo entre sus colegas, debe su fama al hecho de haber formado parte de la banda de Miles Davis durante varios años, además de girar con Jaco Pastorius y trabajar con David Sanborn, todo antes de cumplir los 30 años. Hoy, con 55 a cuestas y una larga carrera al frente de su propio proyecto, Stern sigue dando cátedras cada vez que se sube a un escenario.


Parecidas sensaciones despierta entre sus pares (fenómeno extensible a su devota audiencia) la joven vocalista Lizz Wright, encargada del colofón del ciclo el próximo domingo. Con apenas 28 años y solamente tres discos en el mercado, Wright tiene a sus espaldas un currículum apabullante en música coral, soul y canto gospeliano. El jazz y el blues también forman parte de su paleta estilística, y la entrega que exhibe en escena es la guinda del pastel.