CINE

Borau: "Cuando diriges una película te sientes como un pequeño Dios"

El pasado sábado rindieron un homenaje al cineasta aragonés en el Sevilla Festival de Cine Europeo y dentro de unos días se incorpora oficialmente a la RAE, tras haber sido elegido académico.

El cineasta y escritor José Luis Borau ingresa el próximo domingo en la Real Academia Española, y aunque aún no sabe bien cuál será su labor, espera aportar sus amplios conocimientos lingüísticos sobre el cine, un mundo en el que ha hecho "de todo" para poder dedicarse a lo que realmente le gusta: dirigir.


"Cuando diriges una película, te sientes como un pequeño Dios", afirma Borau en una entrevista, en la que habla de su discurso de ingreso, titulado "El cine en nuestro lenguaje", y reconoce que sustituir a Fernando Fernán Gómez "es un problema", porque "el nuevo ocupante del sillón B", que es él, no está "a la altura de quien fue un hombre brillante, divertido, cáustico y sobresaliente".


"Yo no soy tan agudo y espectacular como Fernán Gómez", asegura Borau (Zaragoza, 1929), que se siente "completamente abrumado" ante las distinciones que ha recibido últimamente.


El pasado sábado le rindieron un homenaje en el Sevilla Festival de Cine Europeo y dentro de unos días se incorpora oficialmente a la RAE, tras haber sido elegido académico no hace ni ocho meses.


"Siempre digo que todo esto lo voy a pagar, porque en este país las distinciones tienen un precio, ya que suponen un trabajo que hay que cumplir", afirma Borau en su despacho de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), de la que es presidente.


En su discurso, Borau reflejará la gran influencia que el cine tiene en el lenguaje, de la misma forma que hay en él "muchos términos que nacen de los toros o del teatro, que son las diversiones históricas del pueblo español".


Palabras como "rebobinar", "moviola", o frases tan populares como "no te enrolles Charles Boyer", "siempre nos quedará París" o "nadie es perfecto", le deben todo al cine, al igual que sucede con titulares que aparecen en la prensa, del tipo de "Asignatura pendiente", o con la palabra "macho", que en los años cuarenta puso de moda el cine mexicano.


Al discurso, que guarda una estrecha relación con el libro que Borau publicará en 2009, le responderá Mario Vargas Llosa, del que es amigo desde 1972.


Académico de Bellas Artes desde 2002, a Borau le parece "positivo" que la RAE reconozca el trabajo de guionista, porque "es un escritor en toda regla, como ocurre con el autor de teatro, que nadie duda de que lo sea".

 

Revisar el vocabulario

 


En la Academia de la Lengua supone que le tocará revisar el vocabulario del Diccionario relacionado con el cine, una profesión en la que ha sido guionista, actor, director, profesor, productor y distribuidor. "He hecho de todo, aunque siempre a la fuerza, excepto lo de director".


"A mí lo que me gusta es dirigir y mandar. Todo lo demás ha sido porque yo quería hacer las películas que a mí me gustaba, no las que me pedían los demás", asegura el director de títulos como "Furtivos", "La Sabina", "Río abajo", Tata mía" y "Leo".


Ya lo ha dicho estos días: echa de menos en el Diccionario la palabra "berlanguiano", porque Berlanga "ha inventado una forma de describir a los españoles medio ácida, medio aguda, irónica, conmovedora".


Le preocupan "mucho" los anglicismos, pero los defiende "si son necesarios", como "playback", que "ya no hay quien la mueva" y que por ahora no figura en el Diccionario. Menos extendido está el uso de "MacGuffin", ese truco argumental de Hitchcock "que se empieza a airear en libros y en artículos".


Obsesionado con el lenguaje desde niño, Borau sufre lo suyo cuando oye decir eso de "el día después", "las miles de personas que vinieron" o "he locutado un documental". Y le preocupa que haya quien no sepa lo que significa "asueto" o "ponga cara de extrañeza al escuchar 'alcoba', una palabra de toda la vida".


O "fragor". Borau cuenta que una letrista de música amiga suya pretendía utilizar la palabra 'fragor', y la casa de discos se la hizo quitar "porque no la entendía nadie".


"Si no tenemos cuidado, vamos a acabar hablando como Tarzán, aunque traducido al inglés", afirma con humor el autor de libros como "Camisa de once varas" (Premio Tigre Juan de Narrativa) o "El amigo de invierno".


El guión que tenía entre manos desde hace tiempo se le resiste y no sabe cuándo lo acabará. Mucho más avanzados están un nuevo libro de cuentos y el ensayo "Imago franca" sobre las imágenes cinematográficas que comparten millones de personas.