ARTE

Compras que no siempre son por amor al arte

Las galerías están notando de forma desigual la influencia de la crisis económica y la caída de las bolsas, ya que el mercado de obras artísticas resiste bien, pero asentado sobre todo en grandes firmas, en detrimento de creadores noveles

Dice la sabiduría popular que cada uno cuenta la feria según le va en ella. Y eso se acomoda bastante al panorama que se les presenta a las galerías de arte en plena crisis económica. Las hay que se encuentran en un momento inmejorable y también aparecen otras que sufren una preocupante caída en la demanda.


Entre las afortundas se encuentra, por ejemplo, la galería Salduba de Zaragoza, perteneciente al grupo Escolá, que tiene otras en Barcelona, Lérida y Tarragona. "Hasta ahora, la crisis no nos afecta", asegura Judith Cuba, que incluso asegura que "en Zaragoza las ventas están subiendo desde septiembre".


"Aunque no nos gusta relacionar el arte con la palabra inversión, quizá el arte es un refugio cuando cae la bolsa", dice Cuba, y explica que "la gente compra un cuadro porque le gusta y disfruta con él, pero casi es también un plan de jubilación. Se compra a partir de una emoción, pero se sabe que lo que se compra es también un patrimonio, porque el arte no se devalúa, no hay riesgo. Aun cuando no aumente su valor, el dinero que ha costado no se pierde, es una moneda constante".


Eso hace que se demande, sobre todo, "el arte de firmas reconocidas, que pueden cotizar", matiza Carmen Terreros, también propietaria de una galería en la capital aragonesa. Ella dice que esta "época de vacas flacas sí afecta" y se lamenta de que "creíamos que con la dichosa Expo la afluencia de gente iba a aumentar, pero fue un evento que no repercutió, la gente no venía aunque estuvimos abiertos todo el verano".


Además, asegura que otros clientes potenciales, las instituciones, "están completamente replegadas, bajo mínimos". Y dice rotunda que en este sector "rebajar los precios y la calidad es algo que no se hace jamás, sería un grave error. Lo único que puedes hacer es abrir el abanico de la oferta, tener piezas más variadas".


Igual de preocupada y de decepcionada por la Expo se muestra la galerista zaragozana Pilar Ginés, que abrió su sala hace tres años. "El primero fue muy bueno, el segundo, malo. Y el tercero está siendo nefasto", resume. Pero niega que vaya a tirar la toalla, porque "esta es la ilusión de mi vida y por eso busco alternativas". Por ejemplo, "alquilar la planta de arriba de la galería; otros optan por enmarcar o tienen estudios para dar clases...", comenta Ginés.


En su establecimiento, ha notado que estos años "se vende más escultura que pintura" y que, con la crisis, "se venden más piezas pequeñas y comerciales, más las figurativas que las abstractas. Se llevan esculturas como regalo para aniversarios de bodas, o para cumpleaños…", detalla.


En el último caso, quedan quienes no han notado que la crisis afecte "a día de hoy, ni a favor ni en contra", como Julio Álvarez, dueño de la galería Spectrum Sotos, especializada en fotografía y con más de 30 años en el mercado. Pero reconoce que si la economía sigue sin remontar, "está claro que nos afectará, porque el arte es un producto de consumo y lujo". Álvarez argumenta que, para él, "el arte es una necesidad intelectual, pero si tienes que hacer ajuste de gastos, entiendo que comprar o no arte es algo que se puede dejar para más adelante, cosa que no pasa con los alimentos".


El propietario de Spectrum es además presidente de la Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de Aragón y opina que "lo que antes se resiente son las ventas de obras de artistas buenos pero sin reconocimiento mundial o museístico, porque esas se compran porque te gustan, por placer y no por inversión. Curiosamente, en las crisis se resiente el mercado mayoritario, pero se beneficia el de las grandes inversiones: el que compra un Picasso o un Tàpies sabe que no se depreciará con el tiempo".


A diferencia de Terreros, Julio Álvarez -que también cita como una buena medida "trabajar con artistas de precios al alcance de todos los bolsillos"-no tiene empacho en admitir que sí se puede recurrir a rebajar precios. Del coste de una obra, un porcentaje es para el autor y otro, para el galerista que la vende. "Lo que se suele hacer es un descuento al cliente del porcentaje de beneficio de la galería -aclara-, porque el valor que tiene un artista no baja por la crisis".


Álvarez apunta otra vía para animar a los compradores, muy popular en todos los sectores económicos que mueven cantidades de cierta envergadura: "Facilitar el pago, aplazándolo tres o seis meses, siempre estudiando cada operación y en función de la cantidad de la compra", dice.


Con demanda


Por las galerías de Aragón no suelen circular codiciados Picassos ni impresionistas de precios astronómicos. Entre los artistas que sí han vendido en los últimos meses, la galería Salduba cita nombres como los de los pintores Carlos Aguado, Eustaquio Segrelles, Miguel Acevedo o Félix Mas, en cuyos lienzos se pueden contemplar paisajes, escenas costumbristas o sofisticadas mujeres.


Pilar Ginés, por su parte, recuerda que tuvo notable aceptación la colección de piezas que trajo el escultor Lorenzo Quinn (hijo del fallecido actor Anthony Quinn), que -como otros artistas que trae su galería- estuvo presente para charlar con los clientes y visitantes.


Sin embargo, Ginés se lamenta de que no siempre se corresponde la acogida del público con la calidad de la oferta. Recuerda el caso de Carles Guasch, un artista "muy bueno de Ibiza, que allí vende mucho y es muy conocido, pero aquí no tuvo suerte". Para ella, cosas así son "una pena, porque los artistas vienen con toda la ilusión del mundo".


Buen resultado global


Artprice, web especializada en información sobre el panorama internacional del arte, ha elaborado un informe anual sobre "El mercado del arte contemporáneo 2007/2008" donde se señala que, "a pesar de las malas noticias, el mercado del arte está resistiendo valientemente mientras alrededor otros sectores de la economía global están experimentando contracciones". Y precisa que "el arte contemporáneo, normalmente el segmento más volátil, está generando excepcionales resultados en las subastas".


Así que, al menos, parece haber esperanzas para la producción más actual, que, según datos del informe, ha subido un 12,5% su índice de precios. Aún así, se advierte que "el arte contemporáneo es el segmento que está más relacionado con las generaciones más jóvenes de coleccionistas, pero los artistas contemporáneos no han sido aún sometidos al proceso de selección que el tiempo inevitablemente impone". Por ello, aunque "con frecuencia (estos artistas) generan excelentes retornos de inversión, el riesgo es habitualmente mucho más alto".


De ahí que Julio Álvarez, por ejemplo, preconice un futuro "conservador" en el mercado del arte si la crisis no remite.