DISEÑO

Del botijo al AVE, Juli Capella recorre lo más genuino del diseño español

Del botijo al AVE, el diseño español ha creado objetos y dispositivos que, además de hacernos la vida más llevadera y agradable, definen nuestra idiosincrasia y perfilan nuestra imagen en el mundo. El arquitecto y gran experto en el campo del diseño Juli Capella (Barcelona, 1960), ha realizado un apasionado y apasionante viaje por lo más característico y genuino del diseño español que tiene "un noble pasado y un prometedor futuro". Se detiene en 101 de sus grandes referentes: de la fregona al seiscientos, del autogiro al chupa-chups, de las castañuelas a la Minipimer, del traje de luces a las camisetas de Custo, del toro de Osborne al Cetme, de la paella a las pastillas Juanola, de la txapela al tricornio, o de la casi milenaria baraja española al olímpico Cobi. Entre tanto objeto con marchamo ibérico destaca tres españolísimos y "geniales" concebidos para saciar la sed: el botijo, el porrón y la bota.


La curiosidad de Capella, que lo sabe casi todo del diseño, no conoce límites. Lleva años archivando material sobre lo más significativo y característico del diseño de factura española, de lo más universal a lo más carpetovetónico. "Llegó la hora de ponerlo todo junto" explica el arquitecto, que presenta el resultado de su afán analítico y coleccionista en un trabajo tan entretenido como curioso 'Made in Spain. 101 iconos de diseño español' (Electa).


Rezuma sabor español y hace, de paso, justicia a genios poco reconocidos, como el creador de la fregona, el comandante del ejército Manuel Jalón; el de la Minipimer, el deliniante Gabriel Lluelles; al del toro de Osborne, Manolo Prieto o al del Seat 600, adaptación ibérica del Fiat original de Dante Giacosa. Da detalles más que jugosos sobre el origen y evolución de objetos de creador anónimo pero tan definitorios de nuestra imagen internacional como la paella, la original y españolísima lata de berberechos, la botella de 'Anís de Mono', el tricornio, la boina, el inodoro de 'Roca', o los buzones de correos de fálico aspecto. Conjuga así diseños recientes de alcance universal, como las sillas de Jorge Pensi o Mariscal, con algunos ya centenarios como la silla Calvet, de Gaudí, e incluso casi milenarios y de probada eficacia como el botijo, el porrón y la bota.


Perfección


"El botijo, el porrón y la bota son un trío genial; tres artefactos perfectos" dice Capella, que pone estos tres ingenios como ejemplo del diseño más enraizado en nuestra historia. "Se fabrican con materiales nobles y milenarios: barro, cuero y vidrio. Cumplen su función con una eficacia insuperable. El botijo se anticipa a la nevera y rebaja hasta diez grados la temperatura del agua; el porrón es una obra maestra de ingeniería, con ese cono que da la presión perfecta y evita el goteo, y ergonómicanete intachable, mientras que la bota permite conservar y transportar el vino y compartirlo en cualquier lado. Los tres han sobrevivido y sobrevivirán al paso del tiempo" se felicita Capella, comisario de la expo '300% Spanish Desing' en Aichi.


En sus viajes por el mundo no ha dejado Capella de preguntar qué es lo que se considera "genuinamente español". Le sorprende que junto al botijo, la bota y el porrón "recuerdan el billete de lotería, la botella de Tío Pepe, la paellera, los buzones rechonchos y con boina o la lata de berberechos, que es además el germen de la industria conservera en todo el mundo". No incluye Capella alimentos, con la excepción de la paella, las tapas y la tortilla deconstruida de Adrià.


"El diseño español se defiende bien en el mundo. Y eso que nos reconocen antes por Goya, Velázquez o Picasso" apunta Capella. "Si se habla del mueble se piensa en Italia; del lujo y la moda, en Francia o de diseño gráfico el Reino Unido. De nuestro diseño no se sabe mucho, pero cuando muestras su capacidad real, las piezas de Gaudí, Dalí, Tusquets, Mariscal o Moneo, se rinden". "El diseño español merece notable alto, pero es muy poco conocido y reconocido fuera. Sabemos crear mejo que producir y vender. Nos sobra talento y nos falta, además de capacidad productiva y exportadora, el punto de chulería que tienen otros para vender", lamenta Juli Capella.


"Este libro no es un ranking de los mejores, y sí una reunión de diseños genuinamente españoles, vigentes o presentes en nuestro imaginarios colectivo, como Naranjito, Cobi o la muñeca Nancy" explica Capella. "Es un selección subjetiva, y por tanto discutible, que intenta ser una revitalización del orgullo del diseño español. Habrá a quien le parezca un poco kitsch poner un taburete de Mariscal junto a una figura de Lladró, pero reúno el diseño más popular y el más culto y sofisticado para que pongamos en valor el conjunto de nuestro diseño y ofrecer un reflejo de los que es nuestra cultura material".


Una cultura "en la que apenas hay objetos electrónicos y máquinas, más propia de alemanes y japoneses, y sí mucho mobiliario, instrumentos cotidianos, y objetos para la diversión como la guitarra, las castañuelas o la baraja española, mucho más divertida y colorista que la francesa" Un cultura "muy rica que ha estado además en todo los grandes ismos de los últimos cien años".


¿Y la arquitectura? "Bien. Muy bien. La arquitectura es diseño. A otra escala, se trata de dar forma a una idea mediante construcción y técnica. El proceso es el mismo para una silla que para un edificio. Nuestra arquitectura está en un momento brillante. Con todo, me preocupa cierta deriva hacia el exhibicionismo de algunos arquitectos que la conciben como un gran monumento al ego y apuestan por el alarde antes que por la función. Creo que el futuro pasa por pensar antes en la calidad y la función social que en la fama y en el ego del arquitecto/diseñador", concluye.