PINTURA

Vicente Pascual Rodrigo falleció en su último retiro espiritual de Utebo

El pintor zaragozano, víctima de una larga enfermedad, será enterrado hoy en Jarque de Moncayo. En su primera etapa artística formó "La Hermandad Pictórica Aragonesa" con su hermano Ángel.

Ha muerto dulcemente, como se merecía quien hizo de la serenidad y el equilibrio el eje de su vida y de su arte. Vicente Pascual Rodrigo, en su último retiro espiritual de Utebo, después de un largo peregrinaje por el Pirineo aragonés, Mallorca, Blomington y Arlington, donde derramó su vocación artística, vino hace unos años a retirarse de nuevo a su tierra, y en Tarazona y Utebo hizo sus últimos refugios sabiendo que tenía ya los días contados. Con enorme ánimo siguió diversos tratamientos hasta que, a comienzos de verano, asumió con tranquilidad su fin inevitable. Ayer, hacia las cinco de la tarde, en medio del sueño, dejó de existir. Esta tarde, a las cuatro, se celebrará un funeral en la parroquia de Utebo, y a continuación sus restos serán trasladados a Jarque, el solar de los Marquina, su familia política, donde descansará al amor de un Moncayo que para él, como el mismo Fujiyama, fue un mito de inspiración estética y de vida.


Vicente Pascual nació en Zaragoza en 1955, y desde 1970 formó con su hermano Ángel La Hermandad Pictórica Aragonesa. Iniciados por los caminos del pop, su estética fue derivando por mor de una disciplina casi franciscana hasta esos paisajes que, sin ser únicamente paisajes, se convirtieron en una seña de identidad de la producción de ambos hermanos. La Hermandad duraría hasta 1989, con su exposición en la Luzán, de Zaragoza, expresivamente titulada "Ante Diem". Después, caminos propios, aunque siempre conscientes ambos, de la fecundidad de su empresa común. Tras una estancia en el Pirineo, en 1981 se traslada a Campanet (Mallorca) y, posteriormente, inicia una larga etapa de residencia en Estados Unidos, primero en Bloomington (Indiana) y luego Arlington (Washington). Vuelto a Zaragoza, hace de Tarazona y Utebo sus últimos refugios. Realizó, desde entonces, destacadas exposiciones como: Bona nit, món, en la galería Eude, Barcelona; Torre de ses puntes, Manacor; Terra incognita, en la Casa Balaguer, de Palma; A Giotto, a Morandi, en la galería SEN, Madrid; Sturm und Drang, en la galería Maior, Pollensa; Una imatge de l'imaginari, en el Museo de Olot; Imago Mundi, en Washington; Romanica Similiter, en Veruela; Speculum Animae, en Huesca… Participó en Arco (89/90), y en el Art Jonction 91, de Niza. Sus paisajes eran más del alma que de la geografía. La armonía fue un principio de este exquisito samurai del arte. Publicó los libros de poemas A la Vida, a la Muerte y a mi Bienamada y Las 100 vistas del Monte Interior. A Ana, su esposa, y a Cira, su hija, nuestras condolencias y afecto.