INNOVACIÓN

Gafas para que la calidad de las películas salte a la vista

La semana que viene, Zaragoza contará ya con cuatro cines equipados para proyectar cine en 3D esteroscópico, sistema cuya implantación está aumentando rápidamente, pero que exige a las salas nuevos aparatos; a los productores, nuevas cámaras, y al espectador, ponerse gafas

Quizá lo primero que hay que aclarar es que, al hablar de cine en 3D, no nos referimos a esas películas de animación cuyos personajes no se dibujan planos, sino sombreados para dar más realismo (a mano o por ordenador). No. El cine 3D que nos interesa es el estereoscópico, que se rueda y se proyecta con sistemas especiales para que los objetos cobren relieve fuera de la pantalla y el espectador vea la película como si él mismo estuviese metido dentro de la escena. Estos filmes 3D pueden ser con actores de carne y hueso (como "Viaje al centro de la Tierra", que se estrena el próximo viernes) o de animación (como "Beowulf" o "Bolt", que llegará en noviembre).


El 3D se basa en el modo natural que tiene el ser humano de ver el mundo. Cada uno de nuestros ojos capta una imagen ligeramente diferente (por la separación que hay entre ambos) y la manda al cerebro. Pero no vemos doble porque este las une y crea una sola que, salvo para quienes tienen un defecto en la vista, es una imagen con profundidad, donde las cosas tienen un volumen y se puede discernir su distancia respecto a quien los mira. Es la visión esteroscópica.


Para crear ilusoriamente esa misma sensación de profundidad, una película en 3D se rueda tomando también dos planos levemente distintos de la misma escena, con dos cámaras. La película se verá borrosa, con la imagen doble, si se proyecta sin más sobre una pantalla normal. Pero, con ayuda de un proyector y unas gafas adecuadas, las dos imágenes rodadas se separan y se envían cada una a un ojo del espectador. Desde allí, pasan al cerebro, que gracias a este engaño recompone una falsa imagen en tres dimensiones. Y el público alucina porque ve volúmenes virtuales como si fuesen reales. Como si esa linterna que se le cae a Brendar Fraser en "Viaje al centro de la Tierra" viniese directa a darse contra nuestra cabeza.


Productoras y exhibidores están convencidos de que esta excitante experiencia será capaz de recuperar al público que había empezado a dejar de ir a las salas. "El futuro es esto", asegura convencido Iván García, director de la división de Zusa Cines, empresa propietaria de los Palafox de Zaragoza, que estrenarán el viernes el 3D en su sala 8.


En el mercado hay tres grandes sistemas disponibles: Dolby (que por ahora no llega a Zaragoza), RealD (el más extendido en el mundo) y Xpand, todos pensados para proyectores digitales. RealD emplea además una pantalla especial (silver screen) y unas gafas "pasivas" con lentes polarizadas, de modo que el proyector envía simultáneamente las dos imágenes a la pantalla y los filtros de las gafas separan una diferente para cada ojo.


En Xpand, la pantalla es normal pero las gafas son "activas": llevan una pila interna y se comunican con el proyector a través de infrarrojos. El proyector emite una única imagen en la pantalla y el infrarrojo sirve para que las gafas permitan verla solo a un ojo cada vez, aunque como la alternancia se hace a tanta velocidad (triple flash), el público no lo nota. "Este sistema da más viveza al color y más profundidad, además de permitir proyectar en pantallas de mayor tamaño", aclara Enrique Martínez, director técnico de Yelmo, que abre sus nuevos multicines en Zaragoza este miércoles.


Por su bajo coste, las gafas de RealD suelen regalarse al espectador, mientras que las de Xpand, mas sofisticadas, han de ser devueltas para ser reutilizadas tras pasar por una especie de lavavajillas.


Los Palafox se han decantado por Xpand, al igual que Yelmo, mientras que Cinesa tiene en Augusta y Grancasa salas con RealD. La inversión para adaptar una sala de proyección oscila entre los 100.000 y los 125.000 euros, pero los responsables de los cines afirman que merece la pena. Para empezar, estas proyecciones tendrán poco que ver con las del antiguo sistema anaglifo de gafas con cristales azules y rojos, que daba problemas para ver los colores, provocaba cansancio visual y dolor de cabeza. Los avances técnicos han eliminado esos inconvenientes. Según Iván García, "ahora la única molestia es tener que ponerse gafas, pero la calidad de la visión es perfecta, no se pierde ni moviendo la cabeza". Raúl Cabrera, director de Marketing de Cinesa, remacha: "La calidad es increíble y las sensaciones del público, fantásticas, por eso entendemos que es un producto que cada vez tendrá mejor acogida".


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El 3D, además, "sirve muchísimo para luchar contra la piratería", dice Iván García, porque muchas copias ilegales se hacen metiendo a escondidas una cámara en los cines y grabando lo que refleja la pantalla... que con el 3D, sin gafas, son solo imágenes borrosas. García añade que, al ser cine digital y no celuloide, "la película llega directa de la distribuidora al cine, se reducen los intermediarios" (y va encriptada, lo que impide las copias pirata).


Por otra parte, Enrique Martínez señala que el 3D ha animado por fin a los cines a sustituir los proyectores antiguos, analógicos, por otros digitales, cuya ventaja añadida es que "son más versátiles y permiten programar otros contenidos: transmitir conciertos, competiciones deportivas... Se hace a través de antenas parabólicas: sintonizas un satélite y 'bajas' los contenidos que has comprado". Aunque para que estos contenidos se vean en 3D y en directo aún pasará un tiempo, ya que la técnica no permite aún corregir posibles defectos en las imágenes si no han sido previamente grabadas.


Y es que el 3D no solo supone un cambio para los exhibidores, sino también para quienes hacen los filmes. En España, los primeros en rodar una cinta estereoscópica de ficción con actores reales han sido Orbita Max y Apuntolapospo. "The magic tale" ha sido dirigida por Jordi Llompart y protagonizada por Leonor Watling, Adrià Collado y los niños Eva Gerretsen y Raymond Mvula. Pero, además, la cinta incluirá animación e imágenes generadas por ordenador por la empresa aragonesa Entropy Studio.


José María Aragonés, director de postproducción y efectos visuales de "The magic tale" (estreno previsto en 2009), cuenta que "aparentemente es fácil rodar en 3D, porque parece que bastaría con poner dos cámaras con sus ejes separados a las misma distancia que los ojos. Pero no es así, técnicamente es muy complejo". Ellos usaron "dos cámaras de súper 35mm sincronizadas, en un dispositivo que las albergaba juntas". Luego, escanearon el negativo para digitalizarlo.


Pero hay más complicaciones. "A nivel estético, es un lenguaje del que no hay precedentes, todos estamos experimentando. El tridimensional tiene sus leyes, hay que jugar con la percepción del espectador". Porque poner objetos que se abalanzan sobre el espectador es un efecto que impresiona, pero si se abusa puede resultar molesto. Por ejemplo.


Eso no impide que estos pioneros ya tengan nuevos planes: "Ball's out", un largo de animación 3D estereoscópico.