HISTORIA

La memoria de los aragoneses deportados por los nazis

Hoy termina en Ejulve la cuarta cita de verano con los presos en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.

Ejulve es una villa minúscula de Teruel, situada en el somontano del Maestrazgo. Allí, desde hace cuatro años, gracias al entusiasmo del historiador Juan Manuel Gascón, delegado para Aragón de la Amical de Mauthausen, y a la colaboración de distintas instituciones, se celebran las "Jornadas sobre la deportación de los republicanos aragoneses a los campos nazis". Si en los años anteriores eran los propios deportados o estudiosos de este fenómeno quienes narraban sus testimonios o presentaban sus memorias y exposiciones fotográficas, este año han sido los familiares, hijos y nietos, quienes han evocado a aquellos prisioneros que "son los grandes olvidados del exilio -explica Juan Manuel Gascón-. Su sacrificio aún no ha sido reconocido".


Las jornadas comenzaron el martes 12 con una glosa de los 45 años que la Amical de Mauthausen lleva trabajando en Aragón. El miércoles 13, el profesor Pedro González habló de "Holocausto y Educación", y recordó el programa que tiene el IES Medina Albaida de Zaragoza sobre el Holocausto. Dice Juan Manuel Calvo: "He conocido a bastantes deportados. Me impresionó que nunca habían perdido la dignidad a pesar de tantas adversidades y que tenían un optimismo muy grande. Buscaban un cambio generacional en la transmisión de los valores y la memoria. Esos programas educativos y las visitas a Mauthausen permiten conocer la historia en directo. Creo que no hay nada más emocionante para los alumnos que visitar los campos de exterminio con los prisioneros que aún viven".


Lazos familiares


También se recordó a José Puy Lisa, de Estadilla, a través de su nieto Juan Magallón: fue retenido en Gusen (Austria), donde trabajó en la presa eléctrica. A él le sucedió como a tantos otros: perdió los lazos familiares. Señala Calvo Gascón: "Los hijos han vivido con dolor, rabia y miedo estas historias familiares. Hay un sinfín de familias rotas que no tuvieron notificación del destino de los suyos hasta después de 1945 o 1946. Y ahora son los nietos los que les dan la voz: quieren saber cómo, dónde y por qué han sido encerrados o asesinados sus abuelos".


Esta tarde, a las 19.00, a modo de cierre, se proyectará el documental "Aragoneses en campos nazis", realizado por Mireia Ruiz-Berdejo, se recordará a Antonio Cebrián Campos, de Caspe, y se presentará, con la presencia de Juan José Generelo, representante del Gobierno de Aragón, el volumen de testimonios "Triángulo azul", que se ha reeditado ahora dentro del programa "Amarga memoria".


Juan Manuel Calvo Gascón, profesor e investigador, ya ha estado cuatro veces en Mauthausen con alumnos de distintos institutos de Aragón. "Mauthausen está en lo alto de una colina y tiene el aspecto de una fortaleza medieval. Impresiona cuando entras. Y lo que más impresiona es cuando vas con los deportados a la zona de la cámara de gas, al depósito de cadáveres, todo está húmedo, oscuro. Recuerdo que a José Alcubierre, con antepasados en Tardienta y preso también, le conmovía acariciar la zona de la muralla del garaje porque estaba convencido de que el muro lo había levantado su propio padre cuando estaba en la cantera".


En Ejulve, año tras año, fluyen las historias de la Historia, el dolor, la alegría de la supervivencia. Y también se recuerda una terrible paradoja: "Parecía imposible que en la Europa moderna ocurriese lo que ocurrió: con los deportados se verificó que los derechos humanos pueden ser vulnerados en cualquier instante por un fanático o un iluminado", dice Calvo.