LITERATURA

Mendicutti echa de menos un uso más arriesgado del lenguaje en la literatura

Para su sorpresa, los lectores "han entrado muy bien" en su última historia, un relato que le ha exigido superar dos retos: contar la historia del Cigala, el manicura de pueblo de 72 años que protagoniza la novela, y recrear el lenguaje popular andaluz.

El novelista Eduardo Mendicutti cree que escritores y editores han primado en los últimos años "la pura narración", la velocidad y la sencillez lingüística "en aras de un mayor número de lectores", frente a una literatura más elaborada y más preocupada por el lenguaje, de la que, a su juicio, han huido.


La opinión predominante en la narrativa actual le había hecho temer por el destino de su último libro, "Ganas de hablar", que "se aleja mucho" de la mayoría de las novelas que se publican ahora.


Pero, para su sorpresa, los lectores "han entrado muy bien" en un relato que le ha exigido superar dos retos: contar la historia del Cigala, el manicura de pueblo de 72 años que protagoniza la novela, con una sola voz, a través de la que se muestra el mundo y se escuchan la del resto de los personajes, y recrear el lenguaje popular andaluz.


"Y ese tipo de esfuerzos y de riesgos parece que no se corren tanto ahora en la literatura española", ha añadido el escritor de Sanlúcar de Barrameda, quien ha podido comprobar que con esta novela, que se publicó en febrero, se ha ampliado el universo de sus lectores.


Aunque la mayoría de sus criaturas literarias sean homosexuales, desde el travesti que en "Una mala noche la tiene cualquiera" cuenta la experiencia del 23-F y se convierte en una metáfora para hablar del miedo a perder la libertad, hasta el Cigala, el manicura andaluz de su último libro, Eduardo Mendicutti defiende que en su mundo de ficción puede adentrarse cualquiera.


"Uno espera reflejar el mundo en sus novelas y que cualquier tipo de lector descubra el mundo conmigo y lo comparta, sin ninguna prevención", ha subrayado.


También ha dejado claro que, desde que publicó su primera obra, ha intentado no caer en los estereotipos que, a su modo de ver, han ido siempre ligados a los homosexuales en la literatura: el del "absolutamente irresponsable" o el del "atormentado e incluso denigrado", sobre los que se han ido cargando "todos los prejuicios".


En algunas de sus obras, entre ellas en "Ganas de hablar", sí aparecen, ha explicado, esos momentos "durísimos" que forman parte de la biografía colectiva de los homosexuales pero también sus novelas reflejan los cambios que ha experimentado la sociedad española, además de la "superficialidad" de algunos de esos cambios.


Y es que, a su juicio, lo legal "ha ido por delante" de lo social en España, donde aún queda mucho camino por recorrer para que esos dos planos estén al mismo nivel. Para el autor de "California", el reconocimiento de los derechos de los gays ha provocado "reacciones hostiles" hacia los homosexuales que no se habían producido en años.


Dos de las obras del escritor sanluqueño, "El palomo cojo" y "Los novios búlgaros", han sido llevadas al cine y han dado lugar a dos películas a las que no tiene ningún reproche que hacer. Ambas además le han divertido como espectador aunque, como autor de los libros en los que se basan, se haya topado con algún detalle que le ha chocado, a pesar de que estaba en las páginas de sus obras.