CINE

Hollywood teme la huelga de actores ante el fin del convenio con los estudios

Como en una película de suspense, Hollywood contiene el aliento ante el desenlace de la dramática negociación del nuevo convenio que regule las relaciones entre actores y productoras, un pulso que va camino de la huelga.


La vigencia del actual contrato expira el 30 de junio y, salvo sorpresa de última hora, más que improbable, caducará sin sustituto ante la negativa del Sindicato de Actores (SAG) a aceptar las condiciones ya pactadas con la industria por otras organizaciones menores.


Las mejoras de salarios, pensiones y contribuciones para el seguro médico forman parte de la discordia, que gira principalmente alrededor de las ganancias que vayan a obtener los actores de los ingresos de los estudios por la venta de sus productos en nuevos formatos, así como por sus apariciones en DVD.


SAG inició hace menos de un mes una cruzada en contra del segundo sindicato en número de afiliados, American Federation of Television & Radio Artists (AFTRA), después de que éste cerrase un acuerdo con los empresarios que, a su juicio, es insuficiente.


La dirección de SAG lanzó un órdago a los actores y puso en marcha una campaña para convencer a los miembros de AFTRA, muchos de ellos también registrados en SAG, de que digan "no" al compromiso alcanzado por ese sindicato con la industria en una votación que finaliza el 8 de julio.


La pelea fratricida ha dividido a los actores y ha generado un clima de tensión interna ante el temor de una huelga que nadie quiere, especialmente tras el daño causado por el reciente parón de los guionistas.


Tom Hanks, Kevin Spacey o Alec Baldwin han salido en apoyo de AFTRA, mientras que Jack Nicholson, Ben Stiller o Martin Sheen han hecho lo propio a favor de SAG.


En medio, ha aparecido en misión conciliadora George Clooney, que en una misiva hecha pública esta semana pidió unidad frente a las productoras.


"No podemos enfrentar artista contra artista... porque puedes estar seguro de que historias sobre Jack Nicholson frente a Tom Hanks solo fortalecen el poder negociador de la AMPTP -Alliance of Motion Pictures and Television Producers-", afirmó el actor.


Clooney, que consideró su responsabilidad pronunciarse con respecto a la negociación a pesar de reconocer que no necesita a los sindicatos para ganarse la vida, abogó por enviar a los pesos pesados del cine a plantar cara a la industria.


"Creemos un comité de diez personas a los que los estudios normalmente no dicen 'no', como Jack Nicholson y Tom Hanks por ejemplo, para que se sienten con los dirigentes de los estudios una vez al año para ajustar las pagas de los actores...", propuso Clooney.


La AMPTP, mientras tanto, se mantiene a la expectativa confiada de que los miembros de AFTRA acepten el acuerdo y el plante de SAG pierda legitimidad, lo que obligaría al sindicato a rebajar sus exigencias para no paralizar el sector en contra de la voluntad de los actores.

 

Sea cual sea el final de este "culebrón", la incertidumbre ya se ha apoderado de Hollywood, que a partir del lunes comenzará a sufrir las consecuencias de una negociación que navega a la deriva.


Los estudios empezarán a recortar el volumen de producciones ante la posibilidad de que una huelga arruine la inversión.


Mientras se despejan las incógnitas, SAG apuesta por una extensión del actual convenio más allá del 30 de junio y así ganar tiempo hasta conocer el resultado de la votación de AFTRA del 8 de julio.


En caso de no producirse una prórroga, la legislación permitiría a la AMPTP presentar una última oferta, que en caso de ser rechazada por SAG, dejaría a los estudios en situación de imponer los términos del nuevo convenio, lo que llevaría al sindicato al borde de la huelga.

El paro, sin embargo, tendría que ser aprobado por el 75 por ciento de los afiliados de SAG, un apoyo difícil de lograr cuando el sector aún se recupera de la huelga de guionistas que terminó el 12 de febrero y supondrá unas pérdidas para California de 2.100 millones de dólares este año.