LITERATURA

José-Carlos Mainer: "Pocas cosas se sienten tan propias como los libros"

El catedrático de la Universidad de Zaragoza leyó ayer el pregón que inaugura el certamen librero de este año.

"Que el agua se quede en la Expo y no salpique los libros que se exponen en la calle estos días". Con este deseo remató el catedrático de Literatura de la Universidad de Zaragoza José -Carlos Mainer el pregón que pronunció ayer durante la inauguración de la Feria del Libro de la capital aragonesa, cuyas casetas se abrirán hoy a las 11.00.


Ante un público formado por escritores, editores, periodistas y políticos, Mainer trazó un emotivo y erudito discurso lleno de referencias a los grandes maestros de la literatura y a su relación con la lectura y los libros. "Fue hace muchos años -empezó recordando-, cuando la avenida de la Independencia era todavía paseo y conservaba su andén central. En una feria del libro celebrada aquí adquirí mi primer ejemplar, que me costó 13 pesetas. Eran las 'Glosas de Sigüenza', de Gabriel Miró. Fue la primera piedra de una afición que se mantiene hoy".


A partir de ese relato personal, Mainer reflexionó sobre la relación entre el lector y sus libros: "Las bibliotecas tienen algo de refugio, de lugar donde se conserva la identidad", añadió antes de empezar un erudito recorrido de citas encadenadas sobre la íntima relación entre lectura, libro y vida.


De Shakespeare a Borges


De "La tempestad", de William Shakespeare, Mainer saltó a Quevedo; de Quevedo, al argentino Alberto Manguel, que fue lector del ciego Jorge Luis Borges, de quien el catedrático glosó "Elogio de la sombra"; y desde Borges, a los diccionarios, la epistemología y el origen común de los términos "biblioteca" y "librería". Volviendo a citar a Próspero, el protagonista de "La tempestad", que decía que "su ducado eran sus libros", Mainer concluyó que "pocas cosas se sienten tan propias como los libros".


Como no podía ser de otro modo, el núcleo duro de la intervención de este historiador de la literatura se centró en Aragón y en uno de los autores aragoneses a los que más desvelos ha dedicado durante su carrera como investigador: Benjamín Jarnés.


"En 1935 -dijo Mainer-, Jarnés publicó un libro precioso, que los libreros zaragozanos deberían plantearse reeditar en facsímil, titulado 'Feria del Libro'. Eran diez crónicas, correspondientes cada una a un día distinto, de la feria de Madrid".


La querencia jarnesiana del autor de "La Edad de Plata" le sirvió para enlazar con la actual Feria del Libro y para establecer muchas similitudes entre la situación literaria y social de hoy y la de 1935: "Entonces como ahora, las biografías de los grandes personajes gozaban del favor del público, y las novelas que se publicaban esos años tratan de los mismos temas que las que se expondrán a partir de mañana (por hoy) en las casetas". Mainer invitó a comprar "con glotonería", pero sin olvidar esos libros "más arduos" o "más huraños", que no buscan el lector fácil.


"Puede que yo exagere al decir esto o al creer que los libros son capaces de reflejar una época -prosiguió-, pero ha pasado una guerra civil, una mundial, una dictadura larguísima y aquí estamos, muchos años después, celebrando como entonces la Feria del Libro y leyendo todavía muchos de los libros que se leían entonces. ¿Qué más queremos?".


Con la Expo


La Feria del Libro de Zaragoza tiene este año una duración superior a la habitual. Las casetas permanecerán abiertas hasta el miércoles 18, para coincidir unos días con la Expo, que empieza el próximo sábado.


A partir de las 11.00 de hoy, 75 casetas reunirán a unos 50 expositores -entre libreros, editores e instituciones culturales- instalados en ambas aceras de la avenida de la Independencia de la capital aragonesa. En esta edición del certamen participan unos 300 autores, entre firmantes, presentadores y presentados. El presupuesto es de 112.000 euros, algo más generoso que en años anteriores, y los organizadores esperan que tanto el Ayuntamiento de Zaragoza como el Gobierno de Aragón incrementen su participación en 2009. Así lo pidió expresamente el librero César Muñío, presidente de la Comisión Permanente del Libro, organizadora del certamen: "Esta es una feria consolidada con un gran prestigio en España, pero queremos subir no uno, sino varios peldaños, y para eso necesitamos una mayor aportación económica", dijo al comienzo del acto de ayer. El viceconsejero de Cultura del Gobierno de Aragón, Juan José Vázquez, recogió el guante.