Orensanz pasea su "Esfera" por el centro de Zaragoza

Ángel Orensanz paseó ayer por el centro de Zaragoza su última obra, la "Esfera del Mondo", antes de llevarla al que será su destino permanente: el recién inaugurado World Trade Center del Actur. Orensanz, que llevaba la gran bola de acero en un tráiler descubierto, dio varias vueltas a la plaza de Paraíso y posó ufano con su creación en el paseo de la Independencia, con la felicidad en el rostro y sin ahorrar poses dalinianas.

La escultura había salido del paseo de Pamplona y, escoltada por la Policía Local, hizo una parada frente a la sede de HERALDO para enfilar posteriormente el Coso. De ahí llegó a a Echegaray y Caballero y, tras cruzar el Ebro, se encaminó a la avenida María Zambrano, para posarse en el pedestal que será a partir de ahora su asiento habitual.

Lo de habitual es porque no se puede decir que vaya a ser definitivo, a tenor de lo que ocurrió con su hermana mayor: una esfera transparente y flexible que pasó varios años dando vueltas al mundo: Tokio, Berlín, San Petersburgo, Sevilla, Milán, Nueva York y el carnaval veneciano. Orensanz entiende la esfera como un elemento universal, que se hace presente en la historia "desde Parménides a Einstein".

En esta ocasión, el artista de Larués ha concebido una pieza igualmente monumental, de tres metros y medio de diámetro, que tiene una conexión conceptual múltiple con la anterior esfera. Para empezar, el hecho de que esté en el World Trade Center de Zaragoza es significativo, ya que el artista reside en Nueva York, y creó la transparente a raíz del atentado del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center neoyorquino.

Orensanz también dice que hay una conexión con la Expo y su 'leit motiv' de agua y desarrollo sostenible. El oscense resume la idea en la síntesis de su visión del cuerpo perfecto, que es la esfera con "la complejidad de su interior, en el que hierve y se rehace una humanidad siempre inacabada".