LIBROS

Soledad Puértolas vuelve los ojos al "Cielo nocturno" de la Zaragoza de su infancia

La escritora presentó ayer su nueva novela, en la que echa mano de sus recuerdos en un colegio de monjas y en la universidad.

Cuando era una niña, Soledad Puértolas (Zaragoza, 1947) buscaba señales en el firmamento y ahora, mujer ya madura, donde fija su mirada es en su pasado de colegio de monjas en una ciudad con río, tal como queda reflejado en su nueva novela, "Cielo nocturno", que presentó ayer en Barcelona.


Puértolas explicó que el origen de este libro, que ha publicado Anagrama, es un cuento en el que una de las monjas que tan "hondo" han calado en su vida se enamora de un profesor de matemáticas. "Tirando del hilo" encontró la historia de la novela, en la que recuerda la experiencia con las monjas de su Zaragoza natal, que luego alargó hasta llegar a su época universitaria, en un momento de lucha estudiantil muy agitada.


La escritora rememoró ayer que se pasó doce años acompañada por las "hermanas" de la escuela, comiendo en el refectorio rodajas de mortadela que nada le gustaban, y que, al día siguiente de dejar la institución, se encontró en la universidad participando en una manifestación contraria al régimen político de entonces, gobernado por Franco.


Sobre el título del libro, Puértolas explicó que le fascina la idea de buscar señales en un "cielo nocturno" para salir del "aislamiento", sentirse más "cómoda" y buscar su "propia identidad".


"Sensación de no pertenencia"


Según la escritora, "llega un día en que me pregunto qué hacer con el pasado, que cada vez es más lejano y, por lo tanto, cada vez me reconozco menos en él". Reconoció que "nunca antes había afrontado con esa fuerza todo lo que yo había vivido, desde las monjas a los grupos de 'progres' de la universidad, sintiéndome aislada, y como que no formaba parte de ningún grupo, con esa sensación de no pertenencia que me ha acompañado siempre".


La protagonista de este "Cielo nocturno", de la que desconocemos su nombre porque su creadora no quiso desvelarlo, tiene muchas cosas suyas, pero "al revés, como deformadas". Detalló que la ha construido de forma muy parecida a como ocurre en los sueños, "en la que los objetos parece que se deforman, o se colocan en otro lugar del que los vemos habitualmente en nuestras vidas".


Afirmó que Soledad es un nombre que la ha marcado siempre -"la Soledad soy yo", dijo- y comentó que en esta ocasión el personaje protagonista debía ser, precisamente, una hija única, por las connotaciones que ello conlleva.


Advirtió de que ha querido comunicar una determinada verdad de aquella época, "encontrando una coherencia interna" en el relato, y confesó que la parte que más le ha costado evocar es la de la Universidad, porque es mucho más cercana en el tiempo que su infancia y porque muchos de los protagonistas están todavía vivos.


Dijo que una de las figuras que más le ha costado asumir es la del padre de la muchacha. En su caso personal, su progenitor todavía vive, "pero no podrá leer ya la novela por su estado de salud. Creo que es por este motivo que he escrito algunas de las cosas que he escrito, ya que si las pudiera comprender le dolerían porque hay mucha distancia entre el personaje de la chica y su padre", aclaró Puértolas.


La ciudad, coprotagonista


Otra de las protagonistas de "Cielo nocturno" es una ciudad de provincias con río, muy parecida a Zaragoza, capital donde residió Puértolas hasta los 14 años, antes de irse con la familia a Madrid. El río, el cierzo, pero, sobre todo, la idea de desierto son elementos que van apareciendo en la obra de la escritora y que en este libro también están muy presentes. Subyace en él la pregunta que se formula en ocasiones: "¿Qué hubiera ocurrido con mi vida si no me hubiera marchado de allí?".


Durante la presentación del libro, el editor Jorge Herralde no perdió la ocasión para preguntarse a qué esperan los responsables de la Real Academia de la Lengua Española "para invitar a Soledad Puértolas a que forme parte de ella, porque se lo tiene merecidísimo".