"Indimanía" y una solvente historia familiar a la francesa

Cuando faltaban menos de 48 horas para el estreno mundial, de la cuarta entrega de las aventuras de Indiana Jones, que se hará mañana en Cannes, la "Indimanía" se ha apoderado de las calles de esta pequeña localidad francesa. Harrison Ford ya está en Cannes y su presencia ha levantado la veda de caza de fotos o autógrafos.

Ayer, a primera hora de la tarde, un centenar de personas se encontraban en el paseo marítimo, mirando hacia arriba y gritando en los más diversos idiomas. Solo se entendían dos palabras: Harrison e Indy. Arriba, en la terraza de un hotel, se podía ver un set de televisión montado. Y allí apareció, con camiseta gris y mirando a los congregados abajo, el actor, de 66 años. Horas antes, algunos fans habían podido verle en otro set montado en la playa, con su novia, Calista Flockhart.

Mañana se espera que acudan también el director Steven Spielberg, el productor George Lucas, y el resto de los actores de "Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal": Karen Allen, Cate Blanchett, Shia LeBeouf...

Un buen cuento navideño

El cine francés llegó y convenció ayer en Cannes con su primera película en la competición oficial, "Un conte de Noël" (Un cuento de Navidad), de Arnaud Desplechin, un agridulce drama familiar con muchos toques de comedia y una perfecta interpretación de un perfecto grupo de actores (entre ellos Catherine Deneuve, Jean-Paul Roussillon, Anne Consigny, Mathieu Amalric, Emmanuelle Devos, Chiara Mastroianni, Laurent Capelluto y Emile Berling).

Es una narración con una estructura copiada de las películas cómicas mudas -dividida en capítulos que se inician con una imagen de ojo de buey sobre uno de los personajes que se agranda hasta llenar la pantalla- y con múltiples homenajes a películas como "Sueño de una noche de verano" (de William Dieterle), "Una cara con ángel", con Fred Astaire y Audrey Hepburn, o "Los diez mandamientos".

Y frente a este filme francés, el director turco Nuri Bilge Ceylan, presente también en la competición oficial con "Uç Maymun" (Los tres monos), defendió la improvisación y el instinto como forma de hacer cine. Su filme una árida historia que cuenta las mentiras en las que viven los miembros de una familia, con un extraordinario reparto y una narración muy pausada y sutil.