ARTE

Isidro Ferrer: "Preferiría que mi trabajo hablara por sí solo"

El ganador del Premio Nacional de Diseño de 2002, de origen madrileño y afincado en Huesca desde 1996, vuelve a ser noticia por haber participado en proyectos de relevancia nacional, como la película "Fuera de carta" o la próxima Exposición Internacional de Zaragoza.

PREGUNTA- Una exposición de sus carteles del Centro Dramático Nacional, varios diseños para la Expo y los créditos de la película "Fuera de carta". Estos trabajos le convierten ahora mismo en noticia. ¿Cuál le llena más?

RESPUESTA- Esto es como hablar de los hijos y preguntar ¿a cuál quieres más? No hay respuesta. En cuanto a tiempo y dedicación, todo lo que ha tenido que ver con la Expo ha sido más complicado, no solo por el diseño, sino por su construcción y aplicación al soporte, que no tenía nada que ver con el bidimensional, que es al que yo estoy acostumbrado. Con la Expo llevo trabajando año y medio, y todavía no he acabado.


Usted llegó al diseño de una forma un tanto inesperada, tras un accidente que lo apartó de los escenarios, ¿cree en el destino?

Eso es una cuestión anecdótica y de cómo el azar influye en puntos determinados de tu vida. Si no hubiera sido el accidente, podría haber sido cualquier otra cosa. De hecho, yo ya dibujaba y tenía inquietud por este mundo antes.


Visto lo visto, fue un accidente para bien. El diseño es el campo en el que ha triunfado.

Es el campo en el que disfruto más y con el que convivo y crezco día a día. El triunfo es una consecuencia inesperada. No trabajo para triunfar, lo hago de la mejor manera posible con implicación, honestidad y pasión, aunque si me lo reconocen, mejor, claro está.


Su primera incursión profesional en el sector del diseño fue como maquetador de HERALDO DE ARAGÓN en 1988. ¿Decidió entonces dedicar su vida a este mundo?

Sí. Luis García Bandrés, mi jefe entonces, me abrió las puertas para entender el diseño periodístico y fue un aprendizaje brutal. Cuando llegué era un inepto total en materia gráfica, no sabía de letras, familias ni composición. Fue un gran descubrimiento conocer los misterios de toda la estructura gráfica de un periódico.


De allí pasó a trabajar con Peret, cofundó el estudio Camaleón y realizó trabajos de notoriedad para "El País", Canal Plus o Volkswagen, entre otros. En una trayectoria profesional tan prolífica, ¿qué ha influido más?

Me ha influido sobre todo el factor humano de los trabajos. Peret es como mi padre. Fue fundamental en mi etapa de formación, no solo como maestro, sino como amigo. He aprendido mucho de todos los que me han rodeado, gente como Carlos Grasa, Pep Carrió o Nicolás Sánchez. Aunque el gran regalo de los últimos tiempos, por mis estudios y pasado teatral, ha sido hacer la gráfica del Centro Dramático Nacional.


También hizo un cartel para las fiestas de San Lorenzo en Huesca. ¿Quedó satisfecho? ¿Qué opina de la polémica surgida el pasado año?

Fue divertido. En cuanto al año pasado, lo que sucedió fue una quema de brujas, se utilizó la expresión personal de un ciudadano para atacar a las autoridades y crear una controversia exageradísima con el agravante de la descatalogación, algo que me parece deleznable. Ese cartel fue arriesgado, fue una apuesta, pero no era malo: para mí, cumplía con su función. Es que un cartel es un cartel, una expresión temporal que no perdura mas allá de lo que promociona y no representa a nadie ni a nada.