CINE

Michelle Pfeiffer, la musa de Hollywood, alcanza los 50 y sigue en acción

Desde la comedia al drama, pasando por la acción, el suspense e incluso el terror, esta musa todoterreno es una figura clave del cine de EE.UU. en los últimos 25 años, aunque hoy disfruta de la vida familiar que aparta solo ocasionalmente para trabajar en películas que realmente le apetecen.

Posee tres candidaturas al Óscar, una figura envidiable, una mirada que desarma a cualquiera y uno de los rostros más bellos del cine. Se llama Michelle Pfeiffer y pocos dirían que cumple 50 años este martes.


Envuelta en un vestido rojo, cantando "Making Whoopee" y contoneándose de forma sinuosa sobre un piano de cola ante la arrebatada mirada de Jeff Bridges para "Los fabulosos Baker Boys" (1989), o disfrazada de mujer-gato en "Batman Returns" (1992), Pfeiffer ha dejado papeles que son ya historia del celuloide.


Desde la comedia al drama, pasando por la acción, el suspense e incluso el terror, esta musa todoterreno es una figura clave del cine de EE.UU. en los últimos 25 años, aunque hoy disfruta de la vida familiar que aparta solo ocasionalmente para trabajar en películas que realmente le apetecen.

Raíces europeas


Ese legado empezó a forjarse desde muy abajo, aunque las raíces suizas, suecas, alemanas y holandesas de esta californiana hicieron de ella un cóctel explosivo que le deparó el título de Miss Orange County con 20 años.


El primer paso ya estaba dado para lograr sus primeros papeles en anuncios de televisión o en cintas de escaso presupuesto y menor calidad, aunque hasta para eso tuvo fortuna ya que logró estar en el reparto de "Grease 2" (1982), una cinta de infausto recuerdo pero que le sirvió para darse a conocer en Hollywood.


Otro golpe de suerte le sobrevino un año después cuando Brian De Palma la contrató para su clásica "Scarface", en la que encarnó al objeto de deseo del gánster Tony Montana, al que dio vida Al Pacino, con quien volvería a coincidir en la romántica "Frankie y Johnny" (1991), un filme infravalorado en sus respectivas carreras.


Pero ese periodo le dio a la Pfeiffer tiempo para convertirse en una de las intérpretes de referencia en la década de 1980.

Lady Halcón


Filmes como "Lady Halcón" (1985), en el que se convertía en halcón durante el día; "Las brujas de Eastwick" (1987), vértice del trío de brujas formado junto a Cher y Susan Sarandon a las órdenes del diablo Jack Nicholson, o "Conexión Tequila" (1988), en el que hizo subir las temperaturas de los cines con escenas de alto voltaje, así lo atestiguan.


Para entonces se había divorciado de su primer marido, Peter Horton, con quien contrajo nupcias en 1981.

Candidaturas al Óscar


Sin embargo, el reconocimiento de la crítica le llegó con "Las amistades peligrosas" (1988), del británico Stephen Frears, y por "Los fabulosos Baker Boys", trabajos por los que logró candidaturas al Óscar. La segunda incluso le deparó un Globo de Oro, el único en su carrera.


Estaba en la cima de Hollywood y comenzó los años 90 imparable, junto a Sean Connery en "La casa Russia" (1990) y con uno de sus papeles más sensuales y recordados, la magnética Catwoman embuchada en cuero y pertrechada con su inseparable látigo atizador de "Batman Returns" (1992).

"La edad de la inocencia"


Su tercera nominación al Óscar llegó meses más tarde por "Love Field", en la que personificó a una ama de casa obsesionada con la vida de Jacqueline Kennedy, y un año después se embarcó en "La edad de la inocencia", de Martin Scorsese, que le regaló el personaje de Ellen Olenska, la obsesión del burgués Newland Archer (Daniel Day-Lewis).


Aquél fue posiblemente su último gran papel, aunque siguió cosechando éxitos comerciales, tanto por su cuenta ("Dangerous Minds", 1995), como al lado de nombres ilustres (Jack Nicholson en "Wolf", 1994; Robert Redford en "Up Close & Personal", 1995) y de promesas que venían pisando fuerte (George Clooney en "One Fine Day", 1996).


No obstante, la calidad del producto había descendido y aunque volvió a la primera línea del éxito al comienzo del nuevo siglo con "What Lies Beneath" (2000) y "I Am Sam" (2001), emprendió un silencio interpretativo durante cinco años.


¿Motivos? Nunca le llegó a seducir del todo lo que representa ser un miembro del "star system" y prefiere la vida familiar junto a su marido desde 1993, el productor televisivo David E. Kelly, y sus dos hijos -Claudia, adoptada, y John-.


Ese bache se rompió en 2007 de forma estruendosa con el estreno casi simultáneo de "Hairspray" y "Stardust", en las que plasmó todo su esplendor físico a los 49 años.


El cine la echaba de menos y ella, haciendo uso de las siete vidas que Tim Burton le regaló en "Batman Returns", promete seguir maullando cuando le venga en gana.