PATRIMONIO

Empieza a resquebrajarse la parte más nueva del Muro de las Lamentaciones

Con seis millones de visitantes al año, el Muro de las Lamentaciones de Jerusalén, el lugar más sagrado del judaísmo, se someterá a unas obras para reparar algunas de sus piedras más recientes que empiezan a pulverizarse, con el fin de proteger a los fieles que rezan a sus pies. Situado en la ciudad vieja de Jerusalén, el último vestigio del Segundo Templo destruido en el año 70 por los romanos es de lejos el primer monumento turístico de Israel.


Curiosamente, las piedras originales colocadas hace cerca de 20 siglos resisten al paso del tiempo mientras que las más pequeñas, instaladas en lo alto del muro dos mil años más tarde, dan muestras de desgaste. "Las piedras que datan del Segundo Templo están en buen estado general", explicó el rabino del Muro, Shmuel Rabinovitch. "El problema concierne a las agregadas durante la época del mandato británico (1917-1848) que se pulverizan, por lo que debemos ajustarlas", apostilló.


Según el rabino, los trabajos de reparación empezarán previsiblemente después del Pesaj, la Pascua judía, festejada a partir del sábado. Las obras proseguirán durante todo el verano. La operación no dejará indiferentes a los sabios del judaísmo. Según numerosas interpretaciones de la ley judía, está prohibido desplazar, reemplazar e incluso reparar las piedras del Muro de las Lamentaciones. Incluso el Gran Rabino sefardí Shlomo Amar decretó en el pasado que toda obra de restauración sólo podía efectuarse por parte de judíos purificados previamente con un baño ritual y a la luz del día.


Inicio de los trabajos


A la espera de que se inicien los trabajos, la vasta explanada que se extiende ante el Muro permanecerá abierta al público, según el rabino Rabinovitch, que aseguró que los visitantes no tienen por qué temer que les caiga una piedra sobre la cabeza. El departamento israelí de Antigüedades participará en las obras y si lo estima necesario, instalará una red de seguridad, señaló uno de sus directores, Raanan Kislev. Explicó que el departamento examinaba de forma regular el Muro para apreciar el nivel de desperfectos y actuar en consecuencia. "Examinamos el muro varias veces al año. En el pasado, han caído algunas piedras pequeñas", admitió Kislev. No obstante, según el departamento de Antigüedades, el monumento es estable.


El Muro de las Lamentaciones o muro occidental es el último vestigio de un recinto para sostener el Templo judío de Herodes. Fue erigido en el año 37 antes de Cristo cuando el rey Herodes decidió ampliar el Segundo Templo, centro de la vida espiritual judía de la época, y construir cuatro muros alrededor de la explanada para sustentar el monumento. El Muro se eleva en el sector oriental de la Ciudad Santa conquistada y anexionada por Israel durante la guerra de junio de 1967. Está situado más abajo de la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar santo del islam, después de la Meca y la Medina. Su mayor tramo, de 488 metros de largo, es subterráneo y se extiende por la ciudad vieja. Los fieles judíos vienen a rezar y depositar en los intersticios sus deseos escritos en papeles.