GOYA

"Ahora se ve lo que Goya quiso hacer"

"Los fusilamentos del 3 de mayo" y "El 2 de mayo en Madrid" abandonaron ayer el taller de restauración del Museo del Prado. Los trabajos han incluido la reintegración de pintura perdida.

Los cuadros de Goya "Los fusilamientos del 3 de mayo en la montaña del Príncipe Pío" y "El 2 de mayo o la carga de los mamelucos" han sido colgados y lucen con todo su esplendor, tras su restauración y limpieza, en las salas del Museo del Prado que mostrarán la exposición "Goya en tiempos de guerra".


A primera hora de la mañana de ayer, las dos obras fueron trasladadas desde el antiguo taller de restauración del museo hasta las salas de la exposición, que abrirá sus puertas al público el próximo martes.


La intervención realizada permite disfrutar de "un lujo en el colorido, una maravilla", según Manuela Mena, conservadora de Pintura del siglo XVIII y Goya del Prado.


El maestro aragonés "siempre es un lujo, pero en estos cuadros lo que impresiona más es la riqueza del color, sin que apenas haya utilizado color. Son colores muy básicos, y muy pocos: tierras, rojos, blancos y algún azul, y con eso es capaz de conseguir todas las tonalidades. Las dos obras van a impactar muchísimo, como nos impactan a nosotros, que estábamos todo el día delante de ellas".


Uno de los aspectos más importantes de la restauración es que se pueden leer los dos cuadros perfectamente, "algo fundamental para la valoración de un artista, recuperar lo que él quiso hacer".


"Eso ahora se ve muy bien por las líneas de color, las fuerzas, las tensiones, el movimiento que pone a las figuras. La idea de Goya se aprecia perfectamente", comentó ayer la conservadora, para quien un museo como el Prado tiene la obligación de presentar sus obras, sobre todo las fundamentales como estas, del mejor modo posible. "Y ahora están en el mejor modo posible", añadió.


Aunque el estado de conservación de los cuadros era "fantástico", los barnices estaban muy amarillos "y las capas eran bastante gruesas, con lo que no se veían bien ni los colores, ni la perspectiva, ni el sitio donde estaba situada cada figura", recordó Manuela Mena, quien subrayó que con el paso del tiempo las obras tenían problemas diferentes.


La reintegración pictórica


Esto hacía que cada cuadro actuara de forma independiente, que cada uno tuviera más personalidad propia. "Ahora te das cuenta de que necesitan el uno del otro, son una pareja, como un díptico. El uno se continúa en el otro y viceversa. Las líneas de luces, la línea de los muertos, las perspectivas, la ciudad al fondo han adquirido un nuevo sentido", señala.


La intervención ejecutada en "El 2 de mayo o la carga de los mamelucos" ha sido mayor al tener un daño más grande, "pues había perdido una parte del lienzo y con ello de la superficie pictórica". La intervención llevada a cabo en los años cuarenta entraba en conflicto con la pintura de Goya. "Interfería en los rojos que él había pensado para dirigir la mirada del espectador a determinados centros de la composición. Las dos manchas rojas a la izquierda desviaban la atención de lo que era la verdadera esencia del cuadro de Goya".


A través de fotos antiguas y con tecnología digital "se ha llevado a cabo la reintegración de esas zonas vacías a través de un sistema de pequeños plumeados, de rayitas pequeñas de diferentes colores, que en la cercanía se ven muy bien y en la distancia se integran en el conjunto de la obra y permiten la lectura total de la composición".


Sobre la ubicación de las obras tras clausurar la exposición, la conservadora comentó que previsiblemente será la misma, aunque "vamos a pensar bien a qué altura se mostrarán al público".