Martirio: "Los boleros te hacen pasar las penas más suaves"

La cantante interpreta hoy en la sala Multiusos (21.00) los temas de "Primavera en Nueva York"

Actúa en Zaragoza en víspera del Día de la Mujer, ¿qué reivindicaría, aprovechando la fecha?


Creo que se han conseguido muchas cosas, pero hay que seguir persiguiendo igualdad, protección e información en lo que tiene que ver con la violencia de género y mejoras en el acceso laboral, la independencia y la libertad. Que las mujeres dejemos de cargar con tanto peso como hemos cargado siempre y empecemos a ser libres. Este concierto, además, es para mí como celebrar un cumpleanos, porque la primera vez que me subí a un escenario, en 1981, fue un Día de la Mujer, en Sevilla. Y me hace mucha ilusión celebrarlo ahora con los zaragozanos.


Ha probado con el folk, la copla, el pop, el bolero, el jazz… ¿a qué más está dispuesta para seguir dando el cante?


Hay muchísimas cosas que aún no he hecho y me apetece hacer. Ahora estoy metida en un nuevo disco musicando poesía iberoamericana, estoy buscando poetas y poesías cantables que tengan mucho contenido. Porque la poesía es un alimento maravilloso para el alma humana, y con lo materiales y superfluas que están las cosas…


El título de su disco, "Primavera en Nueva York", ¿remite al "Poeta en Nueva York" de Lorca?


No. Para mí, el primer poeta es Lorca, por lo visionario y lo cantable. Pero el título no es por él, es porque el disco lo grabé en primavera, en Nueva York, y acaba renaciendo al final. Y yo nací el primer día de la primavera...


El contenido son boleros. Usted ha dicho que tienen algo de terapéutico, ¿por qué?


Sin duda lo tienen, porque siempre hay un bolero que encaja con la situación que vives, porque alguien la ha vivido antes que tú. Así que te identificas y te hace pasar las penas más suaves. Hemos elegido boleros no muy conocidos, de los años 40 y 50, la época del "feeling", imbuidos de jazz. En la primera parte del concierto los canto con un quinteto de jazz magnífico, y en la segunda recupero las coplas. No hay alardes. Me interesaba ser muy sincera, estar cantando como al oído, buscar la cercanía.


¿Se siente la Billie Holiday de la peineta?


No. Admiro muchísimo a Billie y a todos los que apuestan por sentir, por la belleza y la calidad.


El que canta, ¿su mal espanta, o espanta el de los demás?


Las dos cosas. Yo no canto cosas que no haya vivido y conozca por experiencia. Me niego a cantar cosas rencorosas y vengativas; hay que saber perdonar. Y a mí cantar me sirve para curarme.


¿Qué cosas la hacen feliz?


Cosas muy normales: la amistad, hacer de comer pa mucha gente, ver un gran paisaje, sentirme limpia, ver a mi hijo cómo triunfa con su grupo Son de la Frontera, llenarme de poesía, de libros, de pintura…


¿Qué es lo último que ha leído?


"Mil soles espléndidos" (de Khaled Hosseini). Es una historia de amor en Afganistán, a través de la cual te va contando cómo están allí las cosas.


De lo que hacen otros músicos actuales, ¿qué le interesa?


Lo que se está haciendo en jazz, fusión, world music… Me gustan los grupos Son de la Frontera, Ojos de Brujo, el cantautor Javier Ruibal me encanta... Me gustan todos los estilos. Se está haciendo música estupenda en un momento difícil.


¿Difícil por qué?


Estamos en un momento especialmente bueno para fusionarse y conocer otras músicas, porque Internet es una ventana al mundo fantástica, yo soy asidua de MySpace. Pero hay dificultad para grabar, porque no se venden discos y es difícil conseguir dinero para pagar a los músicos, no llegas a cobrar royalties salvo que tengas un éxito descomunal como Shakira, en las radios solo se radian cosas muy pactadas…


Usted tiene web, ¿ha pensado vender en la Red las canciones?


Aún no, pero a eso tendremos que llegar todo el mundo.


¿Se planteó promocionarse presentándose candidata para ir este año a Eurovisión?


No. En 1989 me propusieron ir a ese festival y si no fui entonces…


¿De qué color son sus ojos?


Verdes, verde claro.


Lo de esconderlos tras unas gafas oscuras, ¿por qué fue?


Fue por underground. En la movida todo el mundo iba con gafas de sol, era una forma de unir tradición y modernidad. Luego me di cuenta de que además me daban glamur e intimidad.


Y peinetas, ¿cuántas tiene?


No sé… Trescientas y pico. Tengo hasta una del Pilar de Zaragoza, porque en los 80 y 90 me hacía las peinetas según dónde iba. Ojalá pudiera hacer una exposición para que la gente pudiera disfrutar de esa colección.