El primer actor español en ganar un Óscar

Javier Bardem, de 39 años, ha pasado a la historia como el primer actor español en lograr un Óscar, en reconocimiento a su papel de asesino en serie en la archigalardonada película No es país para viejos. El galardón marcará, sin duda, un antes y un después en la vida del cine español y de este actor, hermano, sobrino, primo y nieto de actores.


Bardem culmina un año en el que no ha habido ni un solo premio que se le haya resistido, especialmente en Estados Unidos, donde ha obtenido 16 galardones, además de otros en el Reino Unido y Canadá.


Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, Bardem ya había sido candidato a los Oscar en el año 2001 con la cinta de Julian Schnabel Antes que anochezca pero entonces no pudo llevarse el gato al agua.


Hijo de la actriz Pilar Bardem, hermano de los actores Carlos y Mónica Bardem, sobrino del difunto director Juan Antonio Bardem, y nieto de los actores Rafael Bardem y Matilde Muñoz Sampedro, Bardem ha logrado consolidar su posición de estrella en el firmamento de Hollywood.


Debutó en el cine a los cuatro años de edad con una breve aparición en la serie de televisión El pícaro, protagonizada por Fernando Fernán Gómez. Su primer papel como protagonista fue en 1992, a las órdenes de Bigas Luna en Jamón, jamón -coprotagonizada por Penélope Cruz-, y después apareció en los repartos de las películas Huidos, de Sancho Gracia; El amante bilingüe, de Vicente Aranda, y El detective y la muerte, de Gonzalo Suárez.


Tras varias películas, entre las que destacan Boca a boca, Días contados -que le valieron sendos premios Goya-, Airbag, Éxtasis, Más que amor frenesí, Carne trémula y Torrente, el brazo tonto de la ley, llegó en 2000 Antes que anochezca, film estadounidense en el que interpreta al poeta cubano Reinaldo Arenas.

Ese papel le procuró sus primeras candidaturas al Globo de Oro y al Oscar al mejor actor, y le hizo alzarse con la Copa Volpi a la mejor interpretación masculina en el festival de Venecia.

Mar adentro


Bardem siguió trabajando en España, en cintas como Sin noticias de Dios y Los lunes al sol, película que le brindó un nuevo Goya, y en producciones estadounidenses como Collateral, al lado de Tom Cruise, en 2004, año en el que acometió otro de sus mejores papeles en Mar adentro.


Por esta interpretación del tetrapléjico gallego Ramón Sampedro, Bardem obtuvo de nuevo la Copa Volpi al mejor actor del Festival de Venecia y exactamente tres meses después fue declarado el mejor intérprete en los premios del Cine Europeo.


En Estados Unidos -donde se estrenó en diciembre de 2004-, Mar adentro ganó el Óscar a la mejor película en lengua extranjera y fue reconocida como mejor cinta de habla no inglesa por la Junta Nacional de Críticos de Nueva York y por la Asociación de Críticos de Cine de Los Ángeles.


Posteriormente, Bardem fue premiado en España con el Sant Jordi al mejor actor y el premio de la Asociación de Directores de Cine Español a la mejor interpretación, y el 21 de enero conquistó el premio al mejor actor en el Festival de Cine de Bangkok (en el que Mar adentro se llevó el galardón a la mejor película).


Asimismo, el 30 de enero se hizo de nuevo con el Goya al mejor actor protagonista, en una gala en la que el film arrasó, con catorce galardones en total.  En 2005, Javier Bardem rodó a las órdenes de Milos Forman la película Los fantasmas de Goya, que se estrenó en 2006.

Un futuro lleno de proyectos


En la actualidad, Bardem se encuentra presente en las pantallas de los cines estadounidenses con No es país para viejos, en la que encarna al peculiar asesino Anton Chigurh, papel que le ha hecho conseguir el premio de la Academia de Hollywood.

 

La carrera cinematográfica de Bardem previsiblemente se disparará aún más a nivel internacional cuando se estrene Vicky Cristina Barcelona, que rodó el pasado verano en Cataluña y Asturias a las órdenes de Woody Allen junto a Scarlett Johansson y Penélope Cruz, con la que, según la prensa rosa, inició un idilio en ese rodaje.


Entre sus próximos proyectos, figuran la adaptación cinematográfica del musical Nine, junto a Penélope Cruz de nuevo, y la película Killing Pablo, sobre el capo del cartel de Medellín Pablo Escobar. "Yo aporto mi granito de arena al ser español, pero no es mi intención ni creo que sea mi responsabilidad sacar ninguna bandera. Una de las grandes cosas que tiene el cine es que está más allá de nacionalidades y de idiomas", dijo el actor el viernes en Beverly Hills, durante una controvertida rueda de prensa para medios españoles en la que dejó fuera a la mitad de los periodistas sin motivo aparente.


Su fulgurante ascenso en Hollywood es "un viaje que empezó el año pasado en Cannes" de la mano de los hermanos Coen, que han encontrado en 'No es país para viejos' su película más galardonada y más taquillera. Bardem, a los 38 años, ha pasado a la galería de los villanos más épicos del cine estadounidense, acumulando más de 15 galardones en estos siete meses en los que ha visto crecer la película y su propia proyección por encima de lo que nunca se atreviera a soñar.

"Hace falta una especie de filosofía zen para no perderse entre tanto ruido", confiesa. Dice mantener una cierta distancia con lo que le está pasando "porque si no uno puede llegar a creerse incluso que es bueno, y eso sería terrible". Lo que pretende es mantener a salvo el arte de transformarse en los personajes que interpreta, que es en lo que consiste su trabajo, "no en esta carrera frenética de dar la mano, hablar, promocionar Es un trabajo realmente agotador, y la gente que lo conoce sabe que es muy desquiciante, porque te quita tu centro, tu eje", se desahoga. "Esto es una parada, una fiesta, algo que pasa o no pasa, y sigues caminando".

Ambición

 

Su objetivo es llegar a producir interpretaciones tan rabiosamente buenas como la de Daniel Day-Lewis, el favorito absoluto a mejor actor por 'Pozos de ambición', con el que de haber competido seguramente le hubiera robado la posibilidad de subir hoy al escenario.


El actor español le considera "un genio" que redime al resto de los actores por su "impresionante capacidad de intimidad y recogimiento".

Afortunadamente para Bardem los estudios decidieron presentarle como actor secundario pese a llevar todo el peso de la película, lo que le ha despejado el camino del éxito. Esta noche competirá con Casey Affleck ('El asesinato de Jesse James'), Philip Seymour Hoffman ('La guerra de Charlie Wilson), Hal Holbrook ('Into the Wild') y Tom Wilkinson ('Michael Clayton').


Por contra Day Lewis, un actor modesto que ha querido alejarse del ruido de la fama, planta cara a estrellas como George Clooney (Mychael Clayton), Johnny Deep (Sweeney Todd), Tommy Lee Jones (En el valle de Elah) y Viggo Mortensen (Eastern Promises). El le quita hierro diciendo que los premios al final son sólo premios, "porque no se puede medir el arte o la creatividad" a no ser que todos hicieran el mismo personaje, con los mismos directores, los mismos vestuarios y el mismo diálogo. Y si por un extraño choque de astros no se lo dan, promete que la pena le durará "cinco minutos".