HUESCA

Los hermanos Lastanosa fueron embalsamados después de morir

El análisis de sus restos revela que se usaron antisépticos como tomillo, menta o poleo

Los Lastanosa tenían una biblioteca de fábula, llena de manuales de alquimia y botánica. Quizá ello explique su deseo de ser embalsamados después de morir, y la meticulosidad con que se realizó el trabajo, al menos en el caso de Juan Orencio. El cuerpo de quien fuera canónigo maestre de la catedral de Huesca en el siglo XVII ha aparecido en muy buen estado de conservación, manteniendo una barba recortada y rubia, y una melena sobre una cabeza con calvicie y tonsura. Los retratos que se le hicieron en vida fueron fieles a la realidad. En su embalsamamiento, según el informe que acaba de concluir el antropólogo José Ignacio Lorenzo, se utilizaron plantas de propiedades antisépticas como el tomillo, el orégano, la menta y el poleo.


Para la celebración de los 400 años del nacimiento de Vicencio Juan de Lastanosa, el anticuario, erudito y mecenas que fue clave en el Aragón del siglo XVII, DGA y Obispado de Huesca decidieron acometer la restauración y mejora de la capilla y criptas subterráneas de los Lastanosa en la catedral oscense. Fruto de ello fue la apertura, en marzo del año pasado, de los sarcófagos de la cripta. Por desgracia, Vicencio apareció en estado esqueletal y sin ajuar de ningún tipo. Pero ya en un primer examen visual se apreció que el cadáver había sido embalsamado.


La sorpresa aguardaba en cuanto a los restos de Juan Orencio de Lastanosa, cuyo cuerpo apareció completo, revestido con alba y casulla. Estaba cubierto por un tapete y, a un lado, se encontró una tela de seda dorada y arrugada: el título de doctor en Derecho, impreso en la imprenta de Juan Francisco de Larumbe en 1640. Hubo más hallazgos, como un plato de vidrio policromado con las armas de la familia. "Estaba 'amortizado' -relata José Ignacio Lorenzo-. Es decir, que, como era costumbre en la época cuando se administraban los santos óleos a un moribundo, tras la ceremonia se rompió el plato para impedir su reutilización".


La restauración de las ropas


Se encontró también una copa de cristal y una vinajera de vidrio, elementos simbólicos de la condición sacerdotal de fallecido. Algunos de esos objetos se incluyeron de urgencia en una exposición organizada el año pasado, con motivo del cuarto centenario; otros, como la vestimenta y el título de doctor en Derecho, están en fase de restauración. Todas son piezas de enorme valor histórico y simbólico.


Pero la restauración de la cripta incluía también un estudio científico en profundidad de los restos. En especial en el caso de Juan Orencio de Lastanosa, cuyo cuerpo se encontraba en tan buen estado de conservación que su análisis podía ofrecer interesantes datos a los investigadores. "Para saber más sobre la técnica de embalsamamiento realizamos un estudio radiológico, gracias al doctor Simeón López Gracia, del Hospital Provincial de Huesca. Y tenemos que agradecer también el apoyo del gerente del Hospital San Jorge, que autorizó el posterior estudio mediante escáner en la clínica Santiago -relata José Ignacio Lorenzo-. Eso nos ha permitido saber que no sufrió lesiones de importancia en vida, y conocer de paso la técnica de embalsamamiento, práctica que no era rara en la época. Hemos encontrado evidencias de este tipo en el cuerpo de Hernando de Aragón". Vicencio Juan de Lastanosa, que falleció años después que su hermano, también presenta signos claros de haber sido embalsamado, aunque en su caso con un éxito mucho menor. Los investigadores han encontrado sus restos muy deteriorados.


Hace unos meses se procedió a reinhumar los cuerpos, envueltos en sudario de tela. El informe recién entregado al Gobierno de Aragón concluye que no hay dudas posibles: son los Lastanosa los que están inhumados en la cripta. Dos hombres de una estatura normal para su época -apenas pasaban de los 160 centímetros-, pero cuya figura se ha ido agigantando con el tiempo.