Se acabó, compañeros

La luna lo presidió todo con la majestuosidad de un astro rey y la sencillez cómplice de un satélite cercano.

Podría aburriros con detalles del concierto, pero no os ofenderé. Fue especial. No llovió, y estaba pautado por los metorólogos, de nuevo burlados. Hubo 27 canciones (sonaron "Agosto", "Fuente esperanza", "El mar no cesa"... y no dejaron de sonar las de los otros conciertos) y la luna lo presidió todo con la majestuosidad de un astro rey y la sencillez cómplice de un satélite cercano. Una noche que se alarga ahora por el cambio horario, en la que todos los asistentes al circuito de Cheste en una noche sin carreras buscan una razón para no llorar, y un poco de memoria RAM para registrar todo lo vivido.

Gracias. A todos los que habéis hecho de esta iniciativa de HERALDO un acontecimiento imborrable en la nueva etapa de la casa. A todos los amigos latinoamericanos que gritaban el nombre de este diario como referencia cercana de sus queridos Héroes en todos los conciertos de aquellas tierras hermanas.

A todos los que han convertido este rinconcito del sudoeste europeo en la referencia de la banda más carismática que este redactor haya visto jamás en un escenario (y he visto unas cuantas, y algunas me gustan más que ésta, pero no he vsto una respuesta igual del público en diez noches distintas y mágicas). Al equipo de producción (luces, sonido, vídeo, motores, seguridad, pipas, montadores...), un "all star" en el que la maestría queda justo un escalón por debajo de la calidad humana individual de cada uno de los implicados.

A Héroes, por juntarse así, por decir adiós sin ira, por la confianza y el respeto, por muchas razones que un pentagrama no resume, ni una crónica, ni una foto. A las lunas que nos han llenado de luz de plata. A los que nos han recibido de vuelta a casa con la sonrisa por bandera.

Gracias al clan de las frutillas, ángeles de la guarda en los ratos de ocio, a B. Blaya, productor musical valenciano y amigo del alma, y a su esposa Nuria, excelente compositora, y a Rafa Dolz, productor con el propio Blaya de Equilibrio Perfecto. Entre los tres hicieron la logística valenciana mucho más llevadera y me evitaron el terrible problema de atasco que dejó a mucha gente con la entrada en la mano y sin concierto. El único punto negro, realmente difícil de manejar, de la velada. Fueron varios kilómetros de retenciones a partir de las seis de la tarde y, literalmente, apareció gente en la puerta para los bises. Muy duro.

Hasta aquí hemos llegado. La vida sigue, y vendrán más emociones sobre un escenario, pero creo que todos los aquí reunidos tenemos una inclinación especial a hacer nuestra la metáfora facilona y decir, con todas las letras, que fuimos testigos de algo heroico. Pase lo que pase después. ¡Salud!

- Ir al especial 'Héroes del Silencio: gira 2007'.

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