Primer concierto en DF

Un motor averiado en una de las pantallas que se alzan al principio del concierto para descubrir a la banda hizo que el espectáculo se retrasara unos minutos.

Enrique Bunbury y Joaquín Cardiel durante el primer concierto de la gira 2007 de Héroes del Silencio en México DF
Enrique Bunbury y Joaquín Cardiel durante el primer concierto de la gira 2007 de Héroes del Silencio en México DF
Pablo Ferrer

Han pasado algunas horas desde el final del primer concierto de Héroes en el DF en esta gira 2007. Un concierto en el que pasamos del sudor frío a la fiesta caliente, de la incertidumbre a la certeza. Un motor averiado en una de las pantallas que se alzan al principio del concierto para descubrir a la banda tuvo la culpa. El ojo de águila de Arne, responsable de esa parcela, captó el problema media hora antes del inicio, y en un tiempo récord (apenas una hora y cuarto desde que se detectó el problema) el motor estaba cambiado y la pantalla en funcionamiento.

El Foro Sol vibró por fin con "Song to the siren" y "El estanque", y aquello se puso del revés. Sesenta y dos mil almas (cifra oficial) conectadas del mismo modo que en otras plazas de la gira. El asunto es cómo lo exteriorizaban. Si aullar todas las letras de arriba abajo es pasión, allí se desbordaba. Si moverse como la grada de la Doce en el estadio de Boca Juniors, la Bombonera, es una muestra de amor incondicional, allí había para dar y regalar.

No se oyeron gritos contra el grupo por el retraso, ni importaron demasiado un par de descarriles en el arranque de "Sirena varada" o "Iberia sumergida". Porque el recital tuvo una intensidad tan grande que se comió a cualquier categorización "humana". Gonzalo Valdivia preguntaba justo antes de salir a escena "cómo están, por el retraso" y a los dos minutos ya exhibía una sonrisa de oreja a oreja: el público había respondido en masa. Al igual que en Guatemala y Los Ángeles, había en el Foro gente de toda Centroamérica y el Caribe. Incluso un zaragozano, Rubén, con tres amigas de Ciudad Juárez. "El sábado vuelvo", afirmaba el compueblano, exultante de felicidad. También un grupo de cuarenta personas de Santo Domingo encabezado por Alex Rojas y Milton Cordero, o un autobús de guatemaltecos entre los que estaba Mike Murga, el mentor de la web El Pulso Sin Descanso.

Al igual que en las demás plazas, los momentos álgidos llegaron con "Deshacer el mundo", "Héroe de leyenda", "Entre dos tierras" y la mágica "La chispa adecuada" en los bises. Enrique repitió luego el ritual de enfocar a la audiencia en los compases finales de "En brazos de la fiebre", la canción elegida para cerrar los shows en toda la gira. Es un momento muy bonito en el aspecto emocional: el vocalista de la banda que puebla el inmenso y colorista escenario del concierto devuelve una dosis de protagonismo y cariño a los fieles que han ido en busca de su dosis de emoción, con la certeza (o incertidumbre) de que es un espectáculo que no se repetirá jamás.

A ver qué pasa el sábado sin sobresaltos técnicos y con el pulso del lugar ya localizado. Puede ser impresionante. Corrijo: lo será...

- Ir al especial 'Héroes del Silencio: gira 2007'.

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