Órale que el vuelo fue "padre" y "chingón" -bueno y rebueno, pero laaaargo como un día sin bocaditos bonaerenses, dejadas ya atrás las empanaditas y el mentadísimo bife y el puré de manzana y las bonaerenses de verbo rápido y argumentos rotundos, y a los futboleros tildando de "eh-pectaculaaaaaar". No tan bueno, por pesado y por haber sido el punto y final a Buenos Aires. Cuatro días que supieron a poco (se nota, ¿eh?) y que, como todo lo grato que queda en el pasado, debe recordarse con una sonrisa y sin demasiada reverencia.

El presente es Monterrey y el Fórum, una explosión cultural de primer orden, está en plena ebullición por la gran urbe del estado de Nuevo León. Hay demasiados referentes a los que atender, así que será cuestión de ir eligiendo... previo paseo por la zona antigua y las cantinas más sórdidas en el aspecto y el concepto que esta comitiva pueda encontrar. El viaje se animó con el cachondeo y se apagó junto a las luces de cabina cuando todos los humanos se echaron a dormir. Yo, como androide disfuncional, no dormí un solo minuto. Mi cruz desde que soy enano, "malduerme" me llamaba mi madre y no acabo de evolucionar a otro bicho más poderoso, como los del Digimon.

Los Héroes, en lo suyo: tranquilos y con las pilas recargadas. En Buenos Aires se lo pasaron pipa en escena, hecho que me confirmó Gonzalo nada más subir al avión: era el segundo y andaban más sueltos. Los problemillas técnicos ya descritos no mitigaron esa sensación: todo el mundo tiene claro el punto en el que está la gira y las cosas que deben irse rodando para llegar a la meta, pero aquí todo el mundo es muy exigente consigo mismo. Quieren más y mejor. Os presento en las fotos a alguno de los peligrosos del equipo.

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