Un año y medio ha tardado José Luis Rodríguez Zapatero en volver a considerar necesaria una entrevista con Mariano Rajoy. Aún afectado por la embestida que la semana pasada sacudió la economía española -con una abrumadora tasa del paro, superior al 20%, y un nuevo desplome de la bolsa- el jefe del Ejecutivo convocó el pasado sábado por teléfono al líder de la oposición a un encuentro en la Moncloa. La cita tendrá lugar mañana y se ceñirá a dos cuestiones: la ayuda de España a Grecia y la situación del sistema financiero.

No habrá más. Desde luego, nada que tenga que ver con la renovación del Tribunal Constitucional, porque lo que pretende el presidente del Gobierno es lanzar un mensaje de unidad a los mercados financieros que miran con lupa a los países económicamente más débiles de la Unión Europea.

La secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, dio sin embargo una explicación que va más allá para explicar por qué Zapatero no desea poner sobre la mesa una cuestión tan espinosa. Son los asuntos económicos, subrayó, "los que preocupan a los ciudadanos y a la comunidad internacional". Un recado para el frente catalán liderado por el presidente de la 'Generalitat', José Montilla.

Las posibilidades de entendimiento entre Zapatero y Rajoy en lo que se refiere al rescate a Grecia son altas. A pesar de que en un primer momento el líder de la oposición planteó pegas a la generosa contribución española, que finalmente será de 9.800 millones de euros en tres años, luego la respaldó.

Uno y otro han hablado varias veces en las últimas semanas de este asunto, que afecta en última instancia a la unidad del euro, según explican fuentes gubernamentales. De ahí que en el pleno en el que el Congreso aprobó la inyección, la pasada semana, el líder de la oposición no pusiera peros. Aunque sí arremetió contra el presidente por permitir que España gaste y recaude "como los griegos", y haya alcanzado un déficit similar al del país heleno.

El jefe del Ejecutivo pisa también sobre seguro al querer abordar una cuestión, la del sistema financiero, sobre la que la oposición ya ha mostrado en más de una ocasión su disposición al acuerdo. De hecho, el único fruto que dio el último encuentro entre Zapatero y Rajoy, el 14 de octubre de 2008, fueron las medidas de apoyo a la banca (avales para intentar que fluyera el crédito en un momento de falta de liquidez). El presidente del Gobierno también se comprometió entonces a poner en marcha una mesa de reformas estructurales, pero nunca más se supo.

Fusiones

Después ha habido más entendimiento en este terreno. El PP apoyó el Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria, aprobado en junio de 2009, aunque también ha echado en cara al Gobierno que no haya sido capaz de ponerlo en marcha. Las primeras ayudas, a las fusiones de Caixa Catalunya-Manresa-Tarragona, Caixa Sabadell-Terrasa-Manlleu y Caja Duero-España, llegaron en marzo y Bruselas solo concedió hasta el 30 de junio de 2010 para mantener el fondo operativo.

Rajoy, por su parte, acudirá con el "mejor ánimo constructivo posible", pero sobre todo "por responsabilidad de Estado", aseguró María Dolores de Cospedal. La número dos de los populares abundó en la idea de que no habrá controversias sobre los temas de la agenda porque "el PP, que es un partido de gobierno y con vocación de gobierno, sabe muy bien que España tiene que cumplir con sus obligaciones internacionales". Cuando "a uno lo invitan -agregó- no pude ir imponiendo condiciones". Negó la posibilidad de que se plantearan, al menos de forma oficial, otras cuestiones como la renovación del Constitucional. Tampoco entró en disquisiciones sobre si el presidente solo ha recurrido a Rajoy cuando le ha sido necesario y si esta entrevista puede darle oxígeno al Ejecutivo.

De Cospedal incidió que el PP considera que lo más importante para España es la necesidad de que se produzca de forma urgente una reestructuración del sistema financiero "con unas reglas claras y que den seguridad jurídica".

En cuanto al crédito a Grecia, el PP esperará a las explicaciones del presidente. De Cospedal pide a Zapatero que aprenda de la experiencia helena: "Cuando uno no hace las reformas que necesita un país para salir de la crisis, viene otros y las hacen", dijo.