POLÍTICA

Zapatero afirma que con el Gobierno del PP acudieron a la vendimia francesa más españoles que este año

Mariano Rajoy defiende ahora el derecho de los inmigrantes a cobrar el seguro de desempleo y aclara que sólo quiso criticar la regularización de 2005.

Mariano Rajoy provocó una polémica política con sus declaraciones en las que denunció el cobro del seguro de desempleo por inmigrantes en España y la emigración de españoles a Francia.


El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, respondió al líder de la oposición y recordó que cuando el político popular era vicepresidente hubo más españoles que acudieron a vendimiar al país vecino que los que se han apuntado este año.


Según Rodríguez Zapatero, 15.000 trabajadores estuvieron en la vendimia francesa en el año 2002, mientras que este otoño participarán en la campaña 12.000 españoles. "Qué se quiere decir?" preguntó el jefe del Ejecutivo en rueda de prensa en el Congreso y pidió "rigor", "seriedad" y "sensatez" en el debate sobre la inmigración. Además, sostuvo que todos los trabajadores tienen los mismos derechos, "independientemente de su color de piel, de que sean españoles o extranjeros".


Ante la avalancha de críticas, Mariano Rajoy se vio obligado a explicar sus palabras del pasado lunes, rechazó de plano que su intención fuera criticar la percepción del seguro de desempleo por parte de los parados extranjeros residentes en España y se declaró "partidario de que se cumpla la ley". "Tienen absoluto derecho a cobrar el desempleo", afirmó y desautorizó las interpretaciones que se han hecho de sus palabras. Explicó que su intención fue constatar que inmigrantes y españoles están en paro mientras el Gobierno no toma decisiones ni en política económica ni en materia de extranjería.


"Lo que dije es de puro sentido común y es muy difícil que alguien pueda estar en contra", se defendió de las críticas que ha recibido al relacionar el desempleo de los extranjeros en España y el hecho de que los españoles tengan que buscar trabajo fuera de nuestras fronteras.


Rajoy acusó al Gobierno de haber practicado una estrategia de "papeles para todos" con la regularización de 2005 y lamentó que la política de extranjería no haya cambiado desde entonces lo que, a su juicio, significa "primar la inmigración ilegal" y permitir la proliferación de mafias que trafican con personas. Como consecuencia de esta gestión gubernamental, señaló que existen miles de inmigrantes en paro mientras el Ejecutivo socialista se ha demostrado incapaz de crear puestos de trabajo de calidad y acometer las reformas económicas necesarias por lo que concluyó que el crecimiento del paro también afecta a los trabajadores españoles.


El presidente del PP denunció que el Gobierno "está de brazos cruzados" y urgió reformas en política económica y la legislación de extranjería en la dirección que apuntaban las palabras del ministro de Trabajo, Celestino Corpacho cuando anunció que la contratación de extranjeros en origen tendería a ser de cero. No obstante, este martes, se declaró partidario de la contratación de trabajadores extranjeros en origen "todos los que sean necesarios".


Rajoy recordó que su programa electoral apostaba por la prohibición de las regularizaciones masivas y rechazaba la regularización de extranjeros que residan de forma irregular en España. Además, defendió nuevas restricciones a los procesos de reagrupamiento familiar para limitar la llegada de más inmigrantes al mercado laboral.


El vicesecretario del partido opositor, Javier Arenas, salió en ayuda de su presidente al respaldar sus palabras y endosar al Gobierno "una demagogia extraordinaria" con la política de "papeles para todos". "Y con la llegada de la crisis -apuntó- vemos que 20.000 andaluces se van a la vendimia francesa".


"Radicalismo extremo"


Las manifestaciones de Rajoy fueron contestadas por el Gobierno y el PSOE, quienes que criticaron al líder del PP por vincular inmigración y desempleo.


La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, señaló antes de que Rajoy pudiera matizar sus palabras que declaraciones de ese tipo hacen "casi imposible" creer que el principal partido opositor "sea al fin capaz de abandonar los terrenos del radicalismo extremo en los que durante tantos años se ha movido".


En una reunión en el Senado con los miembros del Grupo Parlamentario Socialista, la 'número dos' del Ejecutivo resaltó que los populares tienen en este nuevo período de sesiones "una buena oportunidad para demostrar esa moderación de la que hablan". A su juicio, el PP dispone de dos opciones para afrontar la crisis económica: "arrimar el hombro, trabajar para superar entre todos las dificultades o seguir instalados en el catastrofismo de siempre". "Si de verdad apuestan por el diálogo" y "por echar una mano cuando vienen mal dadas, aquí estamos", subrayó.


El portavoz socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, defendió la política del Gobierno en materia de extranjería, la calificó de "sensata" y explicó que siempre se vincularon las regularizaciones al mercado laboral. El diputado del PSOE consideró "radicalmente injusto" lo que dijo Rajoy. "Los trabajadores tienen iguales derechos, sean españoles o extranjeros", comentó en rueda de prensa.


Por su parte, el portavoz de Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados, Gaspar Llamazares, aseguró no sentirse extrañado por las opiniones de Rajoy, porque a su parecer ya basó parte de su última campaña electoral en "el populismo xenófobo". "No es extraño que quien en la ley de Extranjería no reconocía todos los derechos a los inmigrantes ahora intente quitarles el derecho al desempleo", señaló.


El dirigente de IU tachó de "muy poco responsable" la actitud del líder del PP, al que avisó de que esa "carrera de discursos xenófobos" puede llegar a tener "consecuencias sociales".