JUICIO

Un testigo asegura que vio a los Del Valle metiendo un carrito de la compra en un maletero

Una profesora del colegio de Mari Luz, en el que se matriculó Santiago en un ciclo formativo, dice que éste «hablaba de sexo» con menores y que fue expulsado del centro.

Entre las diez declaraciones de la segunda sesión del juicio del caso Mari Luz, destaca la de un taxista que ha testificado que vio a Santiago y Rosa del Valle, presuntos autores de la muerte de la niña de cinco años, metiendo en el maletero de un coche un carrito de la compra «entre los dos, porque él solo no podía». Todo ello en presencia de Isabel García, la mujer del acusado, quien estuvo imputada como encubridora de los hechos para luego quedar absuelta.


Otro de los testigos, una profesora del ciclo de formación de Comercio en el que se matriculó Santiago en el colegio donde estudiaba Mari Luz, ha asegurado que el presunto asesino tenía un comportamiento «inapropiado» con las menores de su clase, ya que «hablaba de sexo» con ellas. Finalmente, tras negarse a salir del aula para hablar por el móvil, la docente informó al director del ciclo de todos los hechos relacionados con Del Valle y fue expulsado.


Diez testigos han comparecido en la segunda sesión del juicio por asesinato y abuso sexual de Mari Luz Cortés, que se celebra en la Audiencia de Huelva. Esta niña de cinco años desapareció el 13 de enero de 2008 en Huelva y su cuerpo sin vida fue hallado 54 días después a la altura del muelle petrolero de la ría onubense.


Este jueves, un taxista que ha declarado como testigo del caso ha señalado que pasó por la barriada de El Torrejón en varias veces el día de la desaparición de la pequeña. En una de estas ocasiones, vio un coche aparcado en la puerta de la casa de Santiago del Valle y que éste «salió del portal con un carrito de la compra a pulso, fue a introducirlo en el maletero pegando voces y su hermana lo ayudó, entonces lo cogieron entre los dos porque él solo no podía».


En su primera declaración, este testigo no pudo asegurar que las personas que vio eran Rosa, Santiago e Isabel, según ha dicho el fiscal, Alfredo Flores, quien se ha sorprendido por el testimonio. No obstante, el taxista ha matizado que la Policía «le tomaría mal las declaraciones» y ha dejado claro que está seguro de que eran los presuntos autores del crimen, así como la mujer del acusado, que estuvo imputada por colaboradora y encubridora de los hechos, pero que finalmente fue absuelta, «los que estaban metiendo el carrito en el maletero».


A su vez, ha señalado que ese día empezó a trabajar sobre las 16.30 horas, llegó al Torrejón y le sorprendió que «no había nadie, muy poco movimiento de personas». Tras ello, volvió a pasar sobre las 18.00 horas que fue cuando vio, según ha asegurado, a Santiago salir del portal con un carrito de la compra, y ya sobre las 19.00 horas, «vio mucho movimiento como si estuvieran buscando algo» y al día siguiente se enteró de que había desaparecido una niña. Este testigo ha indicado que conoció a estas personas porque el día de Reyes los llevó en el taxi y se quedó con los rostros porque eran «muy peculiares».


Hasta el 22 de mayo de 2008, según ha explicado, no contó a la Policía Nacional lo que vio porque al principio «no le dio importancia a estos hechos», pero cuando se enteró por la prensa de que posiblemente Santiago había transportado el cuerpo de Mari Luz en un carrito de la compra, «ató cabos». Sin embargo, el abogado de Rosa del Valle, Manuel Domínguez, ha indicado a la salida de la Audiencia onubense a los periodistas que este testimonio no le supone «mucha credibilidad» debido a la gran cantidad de detalles que percibe el taxista mientras estaba conduciendo. El letrado ha recalcado que el testigo ha incurrido en «contradicciones» y ha mostrado una «capacidad de percepción sobrehumana» para ver «en menos de un minuto» tantos detalles.


De «inapropiado» ha calificado una profesora de Informática del ciclo de formación de Comercio en el que se matriculó Santiago del Valle en octubre de 2007 en el colegio Diocesano Sagrado Corazón de Jesús, donde estudiaba Mari Luz, el comportamiento que tenía el acusado con las niñas de su clase, que tenían edades comprendidas entre los 16 y 18 años, ya que «hablaba de sexo» con ellas y les recomendaba que «se echaran novios de cuarenta años».


Esta testigo ha dicho que le recriminaba este tipo de conversaciones porque eran normales «entre jóvenes de la misma edad», pero «no entre un hombre de cuarenta años y niñas de entre 16 y 18 años». En cualquier caso, ha afirmado que Santiago «no llegó a cometer ningún abuso».


El acusado fue expulsado del colegio de Mari Luz

Esta profesora, que tuvo un altercado con él porque se negó a salir de la clase para hablar por el móvil, informó de estos hechos al director del ciclo, por lo que pusieron en conocimiento de la Delegación de Educación el caso y Santiago fue expulsado, aunque ha algunas veces «se coló en el centro y pasaba por los alrededores», según ha indicado.


Además, ha señalado que un día el presunto autor del crimen dibujó en la pizarra un dibujo «de un club de alterne», dando todo tipo de detalles sobre el mismo y diciendo que «no era malo hablar de sexo», así como que siempre se sentaba «solo» en primera fila «porque nadie quería estar con él».


«Continuamente en las clases sacaba temas de índole sexual y les ponía nota a las niñas», ha declarado el director del centro en función de lo que le han dicho muchas niñas de su clase. A una de ellas, más aniñada según la ha descrito, «la molestaba bastante» y aunque «él lo negaba todo y le quitaba importancia» fue expulsado del colegio por este comportamiento.


Una niña con chaleco rosa

Dos personas más han testificado que vieron sobre las 16.30 a la altura de la asociación de vecinos de El Torrejón, situada frente a la casa de Santiago del Valle, a una niña «con un chaleco rosa y unas botas de pelos con un paquete de patatas en la mano y discutiendo con alguien, que podría ser su padre, y soltándose de la mano. Momento en el que éste la coge y la mete en una furgoneta, partiendo a gran velocidad».


La posibilidad de que esta niña fuera Mari Luz Cortés fue descartada porque uno de estos testigos se fijó en las botas de la niña y cuando la madre de la víctima le enseñó una foto de estas botas, afirmó que «no eran las mismas». También ha comparecido como testigo una trabajadora de un bar de la Avenida de Andalucía, quien ha declarado que el día trece de enero sobre las 18.00, Santiago «entró a pedir una botella de agua algo nervioso, mientras su mujer lo esperaba en la puerta».


Una trabajadora de Damas ha sido otra de las personas en declarar en esta sesión. Ha afirmado que ni Santiago ni Isabel «aparecieron por la oficina de información ni el domingo trece de enero ni en esa semana». En este sentido ha precisado que recuerda al acusado y a su mujer porque los ha atendido en otras ocasiones.


La última persona que vio a Mari Luz

Justo antes de desaparecer, Mari Luz fue a comprar chucherías a un quiosco. La persona que trabajaba allí ese día ha testificado que «siempre venía acompañada, menos ese día». Tras comprar un paquete de palomitas, se fue por su derecha, justo «por donde vino», pero no pudo verla marchar «porque las chapas del quiosco se lo impidieron».


Desde su perspectiva no vio cruzar a la pequeña, es más, ha declarado que no vio «nada raro». Este testigo conocía a la familia de la víctima, a la niña y a Rosa del Valle, pero no a Santiago. De la hermana del Valle ha apuntado que «era cliente del quiosco» y que «nunca» escuchó ningún comentario sobre si a ésta «le gustaban las niñas». Por último ha afirmado que se enteró de lo sucedido sobre las 20.00, cuando la familia ya buscaba a Mari Luz.


En la tarde de este jueves continúa l segunda sesión del juicio. Será el turno de cinco testigos más: dos operarios que encontraron el cadáver de la pequeña, un agente de la Guardia Civil y dos personas más.