EL TIEMPO

Un invierno anómalo

La circulación atmosférica del oeste, que se ha desplazado del orden de 1.500 kilómetros hacia el sur, es la causante del frío y las intensas lluvias que están afectando a España y Europa. Desde 1996 no había habido unos meses con tantas precipitaciones en la Península.

El fin del mundo. Ese es el recuerdo que tiene José Silva, un jubilado portugués, de la tragedia que azotó la isla de Madeira el pasado sábado, 20 de febrero. Quince horas de lluvias torrenciales, con vientos de hasta 100 kilómetros por hora, causaron gigantescas inundaciones que se llevaron por delante la vida de 39 personas y provocaron cuantiosos destrozos.


El agua se llevó casas y puentes y convirtió en ríos las principales avenidas de la capital, Funchal, de 100.000 habitantes. Hubo personas sepultadas bajo el lodo o en sus viviendas y otras fallecieron por deslizamientos de tierra, arrastradas en el interior de sus vehículos o cuando caminaban por las calles, barridas por la fuerza de los torrentes de agua y piedra procedentes de los cerros circundantes. "Fue dantesco. En toda mi vida jamás he visto algo igual", señalaba Silva con desesperación.


Según los medios de comunicación portugueses, esta ha sido la peor catástrofe meteorológica en casi cien años en la 'isla de las flores'. La última, de la que solo se acuerdan los abuelos, data de 1929, con 32 fallecidos. Y la más reciente se produjo en 1993, cuando un temporal causó la muerte de ocho personas.


Si para el vecino Portugal este invierno estará marcado por la tragedia de Madeira, España y Europa tampoco escapan a las intensas lluvias y el frío. Las islas Canarias han sufrido a lo largo de los últimos meses varios temporales y esta semana la atención se ha centrado en Andalucía, con carreteras cortadas, casas inundadas y personas desalojadas por el agua caída, y en otros puntos del país. Mientras, en Europa, el tiempo ha dejado decenas de muertos por las bajas temperaturas y nevadas históricas, como la registrada esta semana en Moscú con una máxima de 63 centímetros de nieve en algunas zonas de la capital rusa, algo que no se veía desde 1966.


La explicación de que este invierno sea muy lluvioso y frío está en la circulación atmosférica del oeste, que se ha desplazado del orden de 1.500 kilómetros hacia el sur, como indica Francisco Espejo, técnico de estudios y desarrollo de la delegación territorial de Aragón de la Agencia Estatal de Meteorología. Esa corriente en chorro se sitúa encima del norte de las islas británicas y del sur de Escandinavia, pero al estar este invierno muy desplazada hacia el sur, todos los frentes y borrascas en vez de pasar más arriba entran por encima de España. "Desde 1996 no hay un invierno tan lluvioso y con una situación de este estilo", recuerda Espejo.


"Este invierno está resultando anómalo en el sentido de que la circulación del oeste está desplazada de latitud al sur, lo que está haciendo que afecten frentes con mucha más actividad de lo habitual. Lo normal es que pasen con su centro más al norte y a España lleguen un poco de refilón. Este año nos está entrando todo en la Península, sobre todo en la fachada atlántica y en el caso de Canarias y Madeira", señala Espejo.


Asimismo esa situación de desplazamiento hacia el sur está provocando que en las zonas de Europa donde suele llover, ahora llueva muchísimo, y lo mismo ocurra con el frío (caso del norte de Europa, del norte de Centroeuropa y el sur de Escandinavia).


El que la circulación atmosférica esté más baja de latitud de lo normal no es algo extraordinario. En la atmósfera, como afirma el experto de la Agencia Estatal de Meteorología en Aragón, no hay nada que esté siempre quieto. "Hay una cierta estabilidad en que esa circulación del oeste está bastante más al sur. En 2009 también sucedió, aunque con menos intensidad. Lo que ocurre es que este año esta situación está muy marcada y es muy persistente. Eso es lo más llamativo", indica.

Otra cosa es el por qué se produce ese desplazamiento para lo que no hay, de momento, una respuesta exacta. Lo que sí es seguro es que esa circulación del oeste lo más bajo que puede llegar es hasta la latitud canaria.

En la comunidad aragonesa

Por lo que respecta a Aragón, este está siendo un invierno frío y también bastante húmedo. Un ejemplo: este mes en algunos puntos del Pirineo oscense se ha llegado a tener una sensación térmica de hasta 20 grados bajo cero debido al viento.

No obstante, la comunidad está en la vertiente mediterránea y, por ello, todos los frentes y borrascas que vienen del Atlántico y del oeste le afectan, "pero todo mucho más tamizado".


En cuanto a la nieve está siendo un año bastante bueno. "En el Pirineo como se combina que están pasando muchas perturbaciones, aunque ya apaciguadas, y está haciendo bastante frío, todas las nevadas que caen aquí se están quedando", asegura Espejo.


Las previsiones van a seguir más o menos como hasta ahora. Continuarán entrando borrascas hasta primeros de marzo. Así que conviene ir bien abrigado y no olvidarse del paraguas.