Los dos aspirantes del PSC a la alcaldía de Barcelona, Jordi Hereu y Montserrat Tura, oficializaron ayer sus candidaturas a encabezar la lista de la capital catalana en los comicios municipales del 22 de mayo. Dentro de un mes, Hereu y Tura se verán las caras en unas primarias inéditas en el socialismo catalán, que hasta la fecha ha gobernado con un amplio respaldo popular en la capital catalana. Pero este apoyo se ha agotado, según las encuestas, por lo que la dirección del PSC se ha visto obligada a buscar un golpe de efecto. Todo menos perder Barcelona a manos de CiU.

Ex consejera de Justicia e Interior, Tura se presentó ayer dispuesta a todo. "No solo les anuncio que quiero presentarme a las primarias; quiero ser alcaldesa de Barcelona", la primera de la historia. Tura, que rehúye de la etiqueta de candidata oficialista, en parte por la experiencia de Trinidad Jiménez en Madrid, que también contaba con todo el apoyo del aparato del partido y perdió frente a Tomás Gómez, se presenta con el ánimo de romper la cerrazón del partido para demostrar que no es un "búnker".

Solo alcaldes socialistas

Tura, que ha estado en las quinielas como posible sucesora de Montilla, cuenta no obstante con el apoyo del ex presidente José Montilla, que desde hace tiempo lleva intentando que Hereu renuncie para evitar unas primarias. La dirección del PSC, que en público promete neutralidad, ha apostado por Tura -antes lo hizo por Ferran Mascarell, que prefirió ser consejero de Cultura con Artur Mas- como revulsivo para intentar vencer a unas encuestas que vaticinan una derrota histórica, ya que los barceloneses, desde las primeras elecciones locales de 1979, no han conocido más que alcaldes socialistas: Narcís Serra, Pasqual Maragall, Joan Clos y Jordi Hereu.

Tura cargó en su estreno contra la gestión del alcalde Hereu. "Barcelona ha perdido entusiasmo", dijo. "Aspiro a que la ciudad vuelva a ser ejemplo de sentido común y orgullo", remató.

Hereu no tardó mucho en responderle. El actual jefe del gobierno municipal acusó veladamente a su rival de utilizar la alcaldía como plataforma para futuras aspiraciones políticas. Advirtió que "lo más patético es que una organización hable de sí misma", por lo que dijo afrontar las primarias "para hablar de soluciones y no de los problemas".

La alcaldía está en juego, pero la operación también está sacando a relucir la lucha por la sucesión de Montilla al frente del socialismo catalán o el pulso que existe entre la agrupación barcelonesa del PSC y la dirección del partido. El problema se agrava con la sensación de crisis que rodea al PSC desde la histórica derrota del pasado 28 de noviembre en las elecciones autonómicas.