Sonrisas y lágrimas

Veintidós años después de que las cruzara por primera vez como magistrado, un emocionado Baltasar Garzón ha salido por las puertas de la Audiencia Nacional dedicando sonrisas de agradecimiento a sus compañeros que le ovacionaban con aplausos, aunque no ha podido evitar la emoción al despedirse de ellos.


Faltaba poco para las 14.00 cuando Garzón, que ha trabajado normalmente durante la mañana, ha abandonado el edificio de la Audiencia Nacional, cuarenta minutos después de conocer que ha sido suspendido de sus funciones por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).


Allí, en la escalinata de ingreso, le aguardaban una treintena de funcionarios y compañeros, entre ellos los magistrados Fernando Andreu y Santiago Pedraz, que han irrumpido en aplausos cuando ha aparecido el magistrado.


También un grupo de simpatizantes, entre ellos Cristina Almeida, ha recibido al "juez estrella" al grito de "Garzón, amigo, el pueblo está contigo" o "Envidiosos, miserables".


Aunque su intención era introducirse en el coche oficial junto a su mujer, Rosario Molina, después de hacer un breve gesto de despedida con la mano, el juez ha bordeado el vehículo y ha comenzado, con lágrimas en los ojos, a abrazar efusivamente a sus compañeros.


Después, se ha metido visiblemente emocionado en el coche aunque se ha detenido a tan sólo unos metros, cuando ha salido para abrazar al grupo de simpatizantes -entre ellos, Cristina Almeida- "consternados" por la suspensión del juez, "el único juez que había tenido en cuenta a las víctimas".


Poco antes de ese momento, en el Juzgado de Instrucción número 5, Garzón había terminado de tomar declaración a uno de los imputados en la "operación Pretoria", el empresario Josep Singla.


En mitad de la misma, alrededor de las 13:20 horas, Garzón se ha visto obligado a pedir a Singla, a su abogado y al fiscal que abandonaran su despacho: el magistrado había sido informado de que tenía una llamada "urgente" del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).


Los tres han vuelto a entrar pasados unos minutos, aunque el juez no parecía afectado por la llamada, según Singla, que ha dicho: "Por su lenguaje corporal, daba la sensación de que había recibido buenas noticias".


Nada más finalizar esa comparecencia, y al mismo tiempo que los funcionarios de su despacho comenzaban a congregarse en las puertas de la Audiencia Nacional, los compañeros de Garzón en los Juzgados de Instrucción Fernando Grande-Marlaska e Ismael Moreno han entrado en su despacho, donde durante toda la mañana también se han sucedido las visitas de Pedraz y Andreu.


Además han acudido la magistrada de la sala de lo penal del tribunal, Manuela Fernández de Prado, así como miembros de la Fiscalía como Daniel Campos, Ana Noé y Pedro Martínez, aunque los primeros en llegar han sido tres abogados franceses que se habían trasladado a Madrid para expresar su apoyo a Garzón.