DIMISIÓN EN EL CNI

Saiz, un espía demasiado expuesto a los medios

Alberto Saiz tal vez piense hoy que habría sido mejor abandonar su responsabilidad al frente del CNI el pasado mes de abril, cuando el Gobierno decidió su continuidad como jefe de los servicios secretos al cumplirse el plazo de cinco años de mandato.


Ya entonces había acusaciones sobre el supuesto uso que hizo de esa institución y de su infraestructura para practicar deportes y cazar en el extranjero, pero él dio explicaciones en el seno del Ejecutivo y el Gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero, aunque con diferencias de criterio internas, apostó por su permanencia.


Ha decidido tirar la toalla. Con el argumento de que desea evitar el deterioro del Centro Nacional de Inteligencia y de que no quiere que pueda verse afectada la imagen del Gobierno, ha anunciado su dimisión aunque insistiendo en la falsedad de las acusaciones vertidas contra él.


A su juicio, se ha convertido en el objetivo de una campaña mediática protagonizada por el diario El Mundo, y ha preferido abandonar una responsabilidad que será asumida por el hasta ahora Alto Representante para la Presidencia española de la UE en asuntos de Defensa, el ex JEMAD Félix Sánz Roldán.


Un civil cede el testigo a un militar con el que comparte provincia de origen (Cuenca) y un pasado común como estrechos colaboradores de José Bono en su etapa al frente del Ministerio de Defensa.


Bono fue quien, en una decisión que causó bastante sorpresa, se trajo al que fuera su consejero de Industria en el Gobierno de Castilla-La Mancha para situarlo como máximo responsable del CNI, y Bono fue quien situó a Sánz Roldan como jefe del Estado Mayor de la Defensa.


Saiz fue el segundo civil en hacerse cargo de los servicios secretos al relevar en 2004 a Jorge Dezcallar, sobrevivió a dos ministros (Bono y José Antonio Alonso) y ha compartido la primera etapa de Carme Chacón como titular de Defensa.


Nacido el 9 de agosto de 1953, este ingeniero de montes que fue director general en la Consejería de Agricultura castellano-manchega en 1986, ocupó la consejería de Industria de esa Comunidad en 2003 y un año después fue cuando Bono le aupó a la responsabilidad que ahora abandona.


Cuando llegó al CNI, el Centro estaba inmerso en la polémica a propósito de los atentados terroristas del 11-M, la entrevista que mantuvo con jefes de ETA el entonces líder de ERC, Josep Lluís Carod Rovira, el asesinato de ocho agentes del Centro en Irak, y los informes sobre las armas de destrucción masiva del régimen de Sadam Husein.


El CNI, por principio, no puede estar de forma constante en los medios, y ese es un argumento barajado desde hace semanas para el posible relevo.


Pero Saiz (a quien en Defensa se reconoce su discreción a la hora de reorganizar los servicios secretos) pasará a la historia por haber sido el primer director que convocó a los periodistas para ofrecer una rueda de prensa.


Lo hizo en julio de 2007, para informar de la detención de un ex agente del CNI por vender, presuntamente, información clasificada a Rusia.


También fue el primero en cumplir la ley del CNI aprobada en 2006 que obligaba a su director a comparecer ante la comisión de secretos oficiales del Congreso para dar cuenta de las actividades de la institución.


Y también sentó precedente al convertirse en el primer responsable de los servicios secretos en comparecer con luz y taquígrafos en la comisión de Defensa del Congreso.


Fue para salir al paso de las acusaciones de que estaba siendo objeto y que había comenzado a asomar en abril relativas al uso de fondos públicos para actividades privadas, como realizar obras en su vivienda o viajar a Senegal y Mali para cazar.


Noticias que, en definitiva, han acabado con su mandato.