No es ninguna novedad que la región africana del Sahel aparezca como un foco de inseguridad para España. Pero sí, quizá, que con el paso del tiempo se haya convertido en la principal amenaza para el país, por delante de ETA o de las células durmientes 'yihadistas' que se asientan en la costa mediterránea. Así lo confirmó ayer el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, a los portavoces parlamentarios en la comisión de gastos reservados del Congreso.

Rubalcaba concretó a los diputados una preocupación por el Sahel que ya manejan desde hace tiempo las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia. La región subsahariana, que va desde Mauritania hasta Somalia, es el campo de actuación de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), la red terrorista internacional vinculada con grupos extremistas argelinos y de otros países de la zona. AQMI se nutre de secuestros, ataques esporádicos a las fuerzas de seguridad locales o atentados. Pero en su propaganda a través de internet fijan otro objetivo más idealista: recuperar 'Al Andalus'.

El vicepresidente primero situó el riesgo "medio-alto" para España, pero aseguró que los servicios de inteligencia llevan tiempo trabajando en la zona para conocer el modus operandi de estos grupos y prevenir en la medida de lo posible la amenaza. De hecho, el secuestro de los cooperantes catalanes ha servido para tejer una red de contactos similar a la de los servicios secretos franceses. Por otra parte, rechazó la idea del Gobierno marroquí sobre la presencia de elementos de AQMI entre la población saharaui durante el conflicto de El Aaiun.

Atentado mortal

De la misma forma, Rubalcaba respondió acerca del viaje realizado a Afganistán y justificó su presencia por el atentado mortal contra los dos guardias civiles y su intérprete. Contó a los miembros de la comisión que la investigación que lleva a cabo la policía afgana, con la colaboración de la inteligencia española y estadounidense, está muy avanzada y que ya han sido detenidos la mayoría de los implicados. No obstante, reconoció que algunos de ellos han sido excarcelados por el peculiar sistema judicial de país asiático.

Además de Rubalcaba, que capitalizó buena parte de la comisión, comparecieron la ministra de Defensa, Carme Chacón, y la de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, para tratar los gastos reservados de sus departamentos.